Los hombres de pasiones tienen su lugar en la historia. Hay circunstancias y momentos de los países que requieren personalidades con extremos.

Una Argentina descreída, con rechazo a los políticos, asomó a fines del 2001. Dos años después, cuando muchos políticos querían saltearse un período tanteando la situación, Néstor Kirchner asumió la responsabilidad. Lo hizo desde su carácter confrontativo, pero de cara a la situación.

La historia y quienes la escriban irán juzgando su mandato y su actuación, pero el presente va a extrañar el modo de ver la cosa pública que tenía Néstor Kirchner.

Los hombres de pasiones también tienen su lugar en el corazón de mucha gente.

Hugo Quintana