El 7 de mayo de 2014, el senador Ernesto Sanz (UCR) interrogó en el Senado al entonces Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich: primero le preguntó la hora, la edad, cuántos senadores estaban presentes y, finalmente, ¿cuál es el índice de pobreza de la Argentina? Repitió la pregunta más de media docena de veces sin obtener una respuesta concreta, resulta interesante y divertido verlo en https://www.youtube.com/watch?v=dWRZt0vQET8.

En septiembre de 2014, Capitanich destacó que las políticas activas de inclusión social impulsadas por el gobierno nacional desde el 2003 produjeron una fuerte reducción de la pobreza estructural y puso de relieve que el mejoramiento en la distribución del ingreso desde ese año demuestra resultados contundentes de inclusión social, reducción del desempleo y de la indigencia.

El jueves 26 de marzo de 2015 en un reportaje en la radio La Metro, el ministro de Economía, Axel Kicillof, respondió luego de ser interrogado por un periodista: Cuántos pobres hay es una pregunta complicada. Yo no tengo el número de pobres, me parece que es una medida bastante estigmatizante. Ante la agitación causada por su afirmación, culpó a los medios de comunicación de organizar una campaña en su contra y subrayó que a la pobreza estructural la medimos, la ultramedimos, pero evitó dar datos concretos.

De acuerdo a los datos del INDEC (cuando aún no estaba cuestionado), en el primer semestre de 2003, época en que Néstor Kirchner asumió como Presidente, el 54% de los argentinos eran pobres. El último semestre de 2006 el porcentaje descendió al 27% y la indigencia pasó a medir del 22,8% en 2003 al 8,4% en 2007. La pobreza, y sobre todo la indigencia, cayeron tras el crecimiento económico y otras iniciativas específicas como el aumento del salario mínimo, las jubilaciones y la Asignación Universal por Hijo (AUH).

Los datos del INDEC posteriores a 2007 han sido cuestionados por la escasa transparencia y la manipulación de información estadística, resulta claro que la falsedad del cálculo de los índices de precios al consumidor (inflación) afecta al resto de los indicadores oficiales: pobreza, crecimiento y consumo. Ya no existen datos confiables, se oculta información y se operan los números desacreditando las estadísticas públicas: al subvalorar la canasta básica se subestima la cantidad de pobres, llegándose al extremo de haber abandonado el cálculo del porcentaje de argentinos en situación de pobreza.

La última cifra del INDEC en el 2013 sobre el porcentaje de pobres fue de 4,7%. El presidente de la Cámara de Diputados, el oficialista Julián Domínguez afirmó en la radio FM Blue que no entiende muy bien qué significa ser estigmatizante, que en la Argentina hay pobreza, pero la pobreza ha disminuido y  que los datos dan 14,9% (Infobae, 28/03/2015). Un informe del año pasado de la central obrera oficialista (CTA), liderada por Hugo Yasky, aseguró que hay 10 millones menos de pobres desde el 2003, pero aún permanecen en esa condición unas siete millones de personas (Télam, 13/05/2014), lo cual es aproximadamente un 17 por ciento.

El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) consideraba que la tasa de pobreza en el 2012 era de 24,5% y de 27% en el 2014.

De acuerdo a las mediciones realizadas por la central sindical opositora, la CGT de Hugo Moyano, en los últimos tres años cayeron en la pobreza unas tres millones de personas, estimando en 28,9%. Claudio Lozano (diputado de Unidad Popular) calcula  que el porcentaje es de 36,5, según el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas, mientras que 5 millones de personas pasan hambre o están debajo de la línea de indigencia. El gobernador de La Rioja, Luis Beder Herrera, señaló que los "pobres, los humildes y la clase baja representan el 80% del país".

Entonces las cifras varían de un 4,7%; 14,9%; 17%; 27%; 28,9% a un 36,5. Si tomamos en cuenta solamente los datos oficiales y los de fuentes oficialistas, tenemos el 4,7% del INDEC de diciembre 2013 y el 14,9% de Domínguez en marzo de 2015, la conclusión es que la pobreza se triplicó en poco más de un año

Medir la pobreza no es estigmatizar, palabra que proviene de stigma (picadura) y significa, entre otras cosas,  marcar con un hierro candente, afrentar, infamar o deshonrar; lo que es estigmatizante es la pobreza misma. Es obvio que su medición en cualquier país, por dificultoso que ella sea y por más que haya una lista de 6.000 posibilidades por índice de pobreza (Itzcovich), la misma se hace para conocer el grado de desarrollo e inclusión de una sociedad y poder luego aplicar políticas económicas y sociales para resolver los problemas y paliar la situación de los que menos tienen.