Aunque está prohibido por Ley, siguen usando insecticidas altamente tóxicos
Un informe difundido por la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de La Plata, reveló que la capital bonaerense es una de las zonas más perjudicadas por el uso indebido de los agroquímicos. En el análisis del suelo, se encontraron restos de DDT, un producto ilegal en nuestro país desde hace casi 25 años. El problema no pasa por una planta, sino por una forma de producir, aseguró el coordinador de la investigación, Santiago Sarandon.
La Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de La Plata (UNLP) elaboró, a pedido de la Defensoría del Pueblo, un informe sobre agroquímicos vinculado a las actividades agropecuarias de la Provincia de Buenos Aires. Los resultados mostraron que la capital bonaerense se encuentra en grave peligro por la contaminación que genera el uso de esas sustancias y que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) sigue fallando en sus controles sobre los productos que se utilizan en el campo.
La investigación la coordinó el Ingeniero Agrónomo y Titular de la cátedra Agroecología de la UNLP, Santiago Sarandon, quien aseguró que el problema no pasa por una planta en sí, sino por una forma de producir. En la ciudad de La Plata, desde hace un tiempo, el modelo de producción está basado en invernáculos que, según explica Sarandon, el plástico modifica las condiciones de temperatura y radiación lo que obliga a aplicar no sólo una mayor cantidad de agroquímicos sino también de mayor toxicidad que en los sistemas al aire libre. Según el relevamiento realizado por la UNLP, se calcula que de las 3.709 hectáreas cultivadas, 775 se trabajan con invernáculos, lo que representaría unas 75.000 hortalizas al año.
Por su parte, la Auditoria General de La Nación (AGN), hace ya tres años, aprobó un informe donde se auditó la tarea del SENASA catalogado como lapidario en donde se concluyó que para que se habiliten al mercado, los plaguicidas deben estar previamente inscriptos en el Registro Nacional de Terapéutica Vegetal a cargo de la Dirección de Agroquímicos y Biológicos (DIRABIO). Sin embargo, cuando los investigadores analizaron el suelo de La Plata, se encontraron con muestras de Dicloro Difenil Tricloroetano o DDT, un producto prohibido en nuestro país desde hace casi 25 años.
La Dirección de Agroquímicos y Biológicos dependiente del SENASA en su página (http://www.senasa.gov.ar/contenido.php?to=n&in=524&io=2956) pone a disposición los más de 3.000 productos (herbicidas, insecticidas, fungicidas, entre otros) habilitados para ser utilizados en el campo, pero en este listado el DDT no aparece, por lo tanto su uso está prohibido. El motivo por el cual el uso de Dicloro Difenil Tricloroetano este inhabilitado es que en 1972 la Agencia Ambiental de Estados Unidos lo denunció como un posible causante de Cáncer.
En el año 2012, la AGN afirmó en su informe que la DIRABIO tampoco cuenta con estadísticas actualizadas respecto a la cantidad de muestras tomadas, las efectivamente analizadas y los incumplimientos detectados. Es decir que, no hay un seguimiento de las muestras de productos enviadas para análisis que forme parte de un circuito de auditoría que se cierra cuando se informan los resultados obtenidos.
A pesar de esto, los investigadores de la UNLP explicaron que lo que más apareció en las muestras tomadas no fue DDT sino que endosulfán, un plaguicida clorado cuyas concentraciones más elevadas se registran en marzo, en coincidencia con la aplicación para el cultivo de soja; pero que también se lo detectó en el sector hortícola de La Plata. Este, como todos los clorados, no produce una toxicidad aguda pero a largo plazo puede causar inmunodepresión y alteraciones en el sistema hormonal.
Enfermedades y agroquímicos
GestionPublica.info se contactó con el Coordinador de la Red Universitaria de Ambiente y Salud, Médicos de Pueblos Fumigados, Dr. Medardo Ávila, quien expreso que no estoy seguro de que estén usando todavía DDT en La Plata porque es un producto difícil de conseguir, inclusive en el mercado ilegal. Pero sobre el motivo por el cual sigue apareciendo en las muestras investigadas, Ávila plantea que este producto tarda en degradarse hasta 80 años, se acumula en las plantas y estas son comidas por los animales, por eso se siguen encontrando en las personas enfermas y en la tierra.
Según Ávila, en Argentina tenemos mayores problemas de salud en la población vinculada con los agroquímicos que se usan en las plantaciones de Soja. En los últimos 20 años aumentó un 800% la utilización de transgénicos y cambiaron las formas en que las personas se enferman y mueren, por ejemplo existen personas con problemas reproductivos, malformaciones al nacer, abortos espontáneos, asma y por supuesto, lo que más nos preocupa, es la cantidad de muertes por cáncer, advirtió el doctor.
Para el coordinador de Médicos de Pueblos Fumigados, el problema es que en nuestro país cada vez es mayor la cantidad de pesticidas que se utilizan. Se podría producir de forma agroecológica y orgánica, pero el problema está en que requiere más trabajo e inteligencia.
Respecto a la función del ente que debería regular el uso de transgénicos, Ávila sentenció que El SENASA es un ente descentralizado del ministerio de Agricultura y a la vez tiene representantes de la mesa de enlance y de la cámara de fabricantes de agroquímicos y ellos ven como generar más dinero y no mejor calidad de vida. En muchos países de Europa los que habilitan estos productos son los Ministerios de Ambiente y salud que se preocupan por las consecuencias que traen los pesticidas, explicó. A modo de reflexión, el Doctor Ávila aseguró que El SENASA no controla ni prohíbe, es responsable de todo lo que pasa por el uso de Agroquímicos en esta política de Agricultura Tóxica.
Maquillar el problema
En diálogo con el portal www.eldia.com Santiago Sarandon, encargado de la investigación de la UNLP, explicó que Cada vez que vamos al supermercado y elegimos llevarnos sólo esas frutas y hortalizas de aspecto perfecto estamos contribuyendo de algún modo a que (la contaminación) sea así. Porque el productor se da cuenta de que esos son los productos que más salen y, para brindar esa calidad, que en definitiva no es más que cosmética, se necesita aplicar miles de litros de pesticidas que terminan en el aire, el suelo y las napas de la Región, redundó el Ingeniero.
Sin embargo, Sarandon confirmó que este modelo de producción, basado en el uso intensivo de agroquímicos, no es el único. Existen otros modelos alternativos y nuestra Universidad está formando hoy profesionales capaces de poner en práctica esas alternativas productivas cuando se lo reclame la sociedad.