El blindaje que las autoridades de Brasil diseñaron para evitar el ingreso de barrabravas argentinos al Mundial ha comenzado a dar sus frutos. Un hincha violento deportado en San Pablo, otros tantos demorados en Río. Con este panorama está claro que para los violentos la estadía en Brasil será más cara de lo que imaginaban.

La Policía Federal de Brasil cuenta con un listado de más de 2100 barrabravas argentinos que no podrán ingresar al país anfitrión de la Copa del Mundo por estar condenados o investigados por la Justicia argentina. Y eso es gracias a la colaboración entre las policías de ambos países, que están trabajando de manera conjunta a través del Centro de Cooperación Internacional de la Policía Federal, que tiene su base en Río de Janeiro.

La lista de visitantes no deseados se completa con unos 700 pedófilos internacionales, condenados por crímenes sexuales, algo que preocupa mucho a los brasileños. Se han denunciado casos de prostitución infantil en las inmediaciones de los estadios de las Ciudades Sede de la Copa; y por eso la PF local ha redoblado los esfuerzos en este punto crítico.

También preocupa la seguridad en la Copa y el hecho de que sean el Ejército y la Marina las encargadas de la seguridad de todas las delegaciones del Mundial es una muestra contundente de la preocupación que tienen, principalmente, los dirigentes de la FIFA de que la Copa sufra algún tipo de ataque terrorista.

Ahora, volviendo a la cuestión de los barrabravas, todo lo que pueda planificar Brasil parece insuficiente si desde las Argentina se alienta la salida de estos delincuentes del país, en la mayoría de los casos con tickets mundialistas entregados por los propios dirigentes del fútbol argentino.

Al menos eso es lo que denunciaron el último jueves en una conferencia de prensa que se llevó a cabo en el coqueto barrio de Puerto Madero, los integrantes de Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), cuando decidieron hacer público la disolución de esta polémica ONG. Lo que hicieron estos barrabravas pertenecientes clubes chicos de Primera, la B Nacional y el fútbol de ascenso fue directamente acusar a la AFA de entregarles entradas a otros barras de clubes grandes de Primera, como puede ser el caso del ex líder de la barra de Boca, Rafael Di Zeo, quien comentó tener unas 600 entradas a sus disposición para ingresar a los partidos del Mundial.

Lo curioso es que, a pesar de haber anunciado no contar con las entradas correspondientes para ir al Mundial, los miembros de HUA sí avisaron que viajarán igual; de hecho  algunos comenzaron a hacerlo este mismo lunes.

Junto a la abogada que los patrocina, Débora Hambo, los integrantes de HUA, manifestaron que la disolución será en principio transitoria. Nos están marginando, no quisieron que esto funcione, argumentó Cristian Camillieri, jefe de la barra de Gimnasia y una de las caras visibles de HUA. No es casualidad que esto esté ocurriendo, ya que la Justicia argentina ha comenzado a investigar a HUA como una posible asociación ilícita, y eso podría complicar a varios de sus integrantes, sobre todo a aquellos que ya arrastran otras causas penales por diferentes delitos.

Fue precisamente Camillieri quien, como despechado, se animó a acusar a la AFA de darle entradas a los barrabravas de los clubes grandes y de negarle las mismas a los otros barras. "En la Copa América la AFA nos dio entradas de favor. No voy a ser hipócrita. Pero ahora quizá las entradas fueron destinadas a las barras de los equipos grandes, que tienen internas muy complicadas", afirmó. Luego, las palabras de este jefe de violentos fueron reafirmadas por la letrada Hambo, quien insistió: La AFA les dio entradas a los barras.

Los barrabravas de HUA avisaron que, con o sin entradas, irán igual a Brasil y se alojarán en un camping en Porto Alegre, como estaba previsto, y en Río de Janeiro, donde la Selección jugará dos de los tres partidos de la primera fase de la Copa.

Aquellos violentos que logren pasar la frontera sin inconvenientes, no la tendrán fácil en los estadios. Los organizadores del Mundial tienen planeado montar operativos de seguridad enormes, con más de 1800 vigilantes privados por partido, que contarán de ser necesario con el apoyo de otros 700 efectivos de la Policía Federal y las Fuerzas Armadas local.

En Brasil estiman que serán cerca de 100.000 los hinchas argentinos que visitarán el país; entre ellos intentarán camuflarse los violentos, que en algunos casos recibirán ayuda de los torcedores brasileños. El objetivo es impedir que vengan y, si vienen, que no entren a los estadios, avisó la presidenta brasileña Dilma Rousseff.

Brasil quiere evitar lo que ocurrió en Sudáfrica 2010 cuando los barrabravas argentinos se unieron para viajar al Mundial. Hace cuatro años, 20 de los violentos debieron pegar la vuelta, deportados. En este Mundial, por ahora, sólo cayó el primero de una larga lista; eso gracias a que no prosperó el amparo presentado por HUA para que las autoridades argentinas no entregaran información a sus pares brasileños.