Por Valeria B. Santana*. El actor en el tránsito es una unidad psicobiosocial, es una estructura dinámica donde convergen la razón y las emociones, por ello, podemos decir que el individuo se mueve en medio de situaciones cambiantes. En el desplazamiento que realiza por el espacio público, desde el lugar de conductor, peatón, y pasajero, no es posible dejar de lado su historia personal, las ansiedades, los temores, y las frustraciones que posee.

Lo que el individuo hace realmente en cada momento, su percepción, su toma de decisiones, y hasta la ejecución de sus acciones parece estar determinado por su estructura de personalidad y la situación emocional que se encuentra atravesando en ese momento.

En el caso del conductor de vehículos se considera al acto de conducir como una compleja actividad donde entran en juego un conjunto de procesos psicológicos: una correcta percepción y atención, interpretación y evaluación de la situación, toma de decisiones sobre la maniobra adecuada para efectuarla con la mayor rapidez y precisión. Además, se suma el conocimiento y el cumplimiento de las normas y las leyes que rigen el espacio público, de acuerdo a las pautas culturales que lo atraviesan.

Cada vez más se incrementa la población de conductores en nuestro país, además del crecimiento del parque automotor, situación que genera mayor propensión a  riesgos en la vía pública, sumado a otras variables que intervienen como insuficientes controles viales, falta de mantenimiento de calles y rutas, dificultad en el acceso a la educación vial.

Es importante que los conductores puedan reconocer si sus capacidades psico-fisicas se encuentran o no disminuidas y/o deterioradas. Esto significa por ejemplo poder determinar si hay fallas en la visión, en la coordinación, en la audición, en la movilidad. Asimismo, explorar, a través de los profesionales especialistas, las afecciones crónicas que pueden tener incidencia en la seguridad vial, y valorar los estados anímicos de los conductores, a los fines de evitar situaciones que puedan derivar en posibles incidentes viales.

La  persona que se expone a un alto riesgo en la vía pública, minimiza las consecuencias reales de que el daño se produzca. Entendiendo por riesgo a la probabilidad de que se establezcan consecuencias perjudiciales como resultado de la interacción entre las amenazas (factor externo) y las condiciones de vulnerabilidad, propias de cada individuo (factor interno).

Es importante destacar, que muchos conductores priorizan su experiencia y el respeto por las normas de tránsito, por encima de su estado de salud física y mental, y por ello podrían creer erróneamente que están exentos de sufrir y/o provocar un siniestro de tránsito.

Desde la Comisión Nacional de Psicología del Tránsito dependiente de la Federación de Psicólogos de la República Argentina, se destaca la importancia  de la inclusión de la Psicología en el análisis del factor humano de mayor incidencia en los hechos viales, a través del trabajo con colegas de diferentes provincias de nuestro país. Ello ha posibilitado un nuevo campo de intervención profesional.

Estos temas son materia de investigaciones, como la que está llevando a cabo la psicóloga investigadora Marta Caamaño y su equipo de la UCES. El objetivo principal es obtener una visión global de las características psicológicas deseadas de un proceso de otorgamiento de la primera licencia de conducir (automóviles) a través de las apreciaciones de psicólogos expertos, derivadas de sus conocimientos en el área de Psicología del Tránsito. Esta investigación aborda aspectos legales como psicológicos, en la obtención de la primera licencia de conducir a nivel nacional.

Las  diferentes características personales y la experiencia de cada conductor, determinarán que prevalezca una actitud más prudente, segura, dubitativa, arriesgada, y/o agresiva en su estilo de conducción.

Para poder lograr una mejor situación vial, es importante que como sociedad valoremos el respeto por la vida, y el cumplimiento de las leyes de tránsito.

Es importante que los profesionales de la salud, colaboren con la prevención mediante la orientación a sus pacientes conductores para que declaren sus enfermedades y la medicación que reciben en sus tratamientos al prorrogar la licencia de conducir. Además, transmitirles que para el cuidado de la salud, es importante comprometerse con los tratamientos, y también asumir una conducta preventiva en la conducción.

*Directora Dto. Psicología del Tránsito APBA