-¿Qué aspectos destaca de su aprendizaje en la ENA?

-Creo que lo más sobresaliente de la ENA es el hincapié que se hace en la responsabilidad del funcionario en el manejo de la cuestión pública, la legalidad de los procedimientos, y el cumplimiento del bien común. Se pone especial énfasis en lo que es la gestión por resultados, ver si la política que se implementa realmente impacta sobre la población. La agenda de reforma del Estado influye bastante en la curricula de la ENA, tocan casos concretos y te fuerzan a su resolución, es muy interesante porque es una gimnasia mental muy grande.

-¿Ser egresado de la ENA facilita el acceso a cargos políticos-técnicos en el Estado francés?

-Sí, el 100% de los egresados acceden a cargos funcionariales que pueden ser políticos o técnicos. El egresado de la ENA accede a puestos por ejemplo del Consejo de Estado, que es un organismo de control constitucional de la administración pública. Estos cargos están estipulados, no son fijos, depende qué hay libre; el de mejor promedio es el primero en elegir los disponibles, y así sucesivamente. 

-¿Cree que una experiencia similar a la ENA podría aplicarse en Argentina?

-Acá ya hubo dos intentos de carreras del Estado: los economistas de gobierno y administradores gubernamentales, pero fracasaron. Creo que acá no tiene sentido, se perdió el sistema de idoneidad. En la Argentina, cualquiera accede a la función pública, no les interesa formarse en algo como la ENA. Cuando vos tenés un gobierno que se adueña del Estado, el primer componente central es adueñarte de los cargos, que dejan de ser por concurso o idoneidad y pasan a ser por favor y más bien por complicidad. 

-Hablando de idoneidad, ¿qué concepto cree que tiene el ciudadano argentino del funcionario público?

-Hay una idea generalizada acerca de la corrupción como algo inevitable, algo natural de la política. Creo que la función pública en Argentina está destruida, la destruye el régimen, no los partidos políticos. Hay muchas personas bien intencionadas pero no se dan cuenta del régimen, la mayoría de los lideres políticos no tienen idea de lo que está pasando, entonces no van a tener idea de cómo resolver el problema cuando entran al Estado. El régimen captura y engañana, te convierte en un estafador. 

-¿Cómo se sale entonces de ese régimen?

-Hasta que no haya un quiebre en el sistema, vamos a seguir así. El quiebre creo que va a llegar con la globalización. A mi entender, la función pública es la valoración del mérito y del saber, y creo que su fortalecimiento, su reinvención, tiene que venir de la mano del poder. La auditoria y el control, tener un registro de cómo tendría que ser la verdadera legalidad, es un primer paso para empezar el cambio.

-¿De qué manera se logra un buen control del Estado?

-La única forma de controlar el Estado es con institucionalidad, con auditores profesionalizados, de carrera, controlados por otro auditor, y éste por otro. Así es la burocracia. Por ejemplo: lo primero que tenés que hacer en una municipalidad antes de asumir, es realizar una auditoria, si vos tenés un régimen basado en la ilegalidad, en la cooptación de la función publica, debés ver quiénes están instalados en el gobierno, y cómo están instalados. Si agarrás una municipalidad, el 80% de los funcionarios esta ilegítimamente instalado.