La semilla de esta idea la había plantado el ex presidente Néstor Kirchner, cuando en sus primeros años de mandato comenzó a desandar el camino iniciado en la década del 90´, de un salvaje desguace del Estado Argentino a través de una ferviente ola de privatizaciones, sostenidas sobre la idea rectora de un Estado bobo, mal administrado y corrupto. Los resultados fueron más o menos escabrosos y, salvo contadas excepciones, lo que los argentinos vieron antes que inversiones y mejoras sustanciales, fueron vaciamientos radicales y sostenidos, falta de inversión, promesas incumplidas, como por ejemplo ocurrió con Aguas Argentinas y Aerolíneas Argentinas -las primeras empresas que volvieron a quedar en manos del Estado-, o con los fondos previsionales que fueron a parar a las manos de las AFJP, una de las más grandes estafas al pueblo argentino consumada durante los años del neoliberalismo. 

La semana pasada, el proyecto de estatización de los ferrocarriles obtuvo media sanción en la cámara de diputados, tras un votación que bien puede considerarse histórica, sobre todo para los tiempos que corren. Es que la cuestión de los ferrocarriles logró unir al oficialismo y a prácticamente todo el arco opositor en un dictamen contundente. El acuerdo del Frente para la Victoria y sus aliados, con la UCR, el PRO, la Coalición Cívica y el Frente Renovador, permitió que en la Cámara Baja se aprobara el proyecto con 223 votos favorables, 7 abstenciones GEN, de Margarita Stolbizer y Proyecto Sur, de Pino Solanas, entre otros- y sólo 4 votos negativos -provenientes del Frente de Izquierda, a través de los diputados Nicolás del Caño, Pablo López y Néstor Pitrola, y de Libres del Sur, a través de la diputada Victoria Donda. La votación registró, además, la ausencia de otros 22 diputados nacionales, entre ellos el ex Gobernador de Buenos Aires Felipe Solá, hoy en el Frente Renovador.

Con este acuerdo trascendental y multipartidario, la iniciativa que declara de interés público la reactivación del sistema de ferrocarriles bajo control del Estado -a través de la empresa Ferrocarriles Argentinos Sociedad del Estado-, comenzará a transitar este martes su camino en la Cámara Alta, con el tratamiento en las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Infraestructura, Vivienda y Transporte.

Estamos construyendo una política de Estado y reponiendo errores del pasado. Los ferrocarriles son un valor para el Estado y no deberían haberse ido nunca de esas manos. Ningún espacio político va a permitir que esto vuelva a suceder, manifestó tras la votación la titular del bloque del FpV, Juliana Di Tulio. El proyecto que entrará mañana a Senadores, declara en su artículo primero de interés público nacional la política de reactivación de los ferrocarriles de pasajeros y de cargas, la renovación y el mejoramiento de la infraestructura y la incorporación de tecnología.

La iniciativa alcanza a los productores regionales, ya que uno de los objetivos planteados con la nueva ley es lograr que entre en funcionamiento una red ferroviaria que conecte ese circuito productivo entre sí y con otros enlaces comerciales que unan la producción con los países limítrofes, con costos notoriamente inferiores al de los fletes actuales se estima una reducción de 80 por ciento, según los datos presentados durante el debate en Diputados-. De esta manera, se incentivará también una mayor competencia entre los diferentes servicios, algo que tiene que repercutir positivamente en los costos de los productores.

El secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos, apenas conocida la iniciativa de reestatizar el sistema ferroviario, remarcó precisamente que este el objetivo: volver a transformar el tren en una herramienta al servicio de la sociedad y del desarrollo de las economías regionales.

Una idea similar había tenido el general Juan Domingo Perón cuando, en 1948, anunció la recuperación de los Ferrocarriles en manos del Estado. La rescisión de los contratos de operación con las empresas privadas que controlaban las líneas Roca, San Martín, Belgrano y Mitre, ya está en marcha. Este nuevo proceso demandará seguramente inversiones millonarias, que se sumarán a las que el Estado viene realizando sobre todo después del trágico suceso de 2012 en la estación de Once, donde murieron 51 pasajeros y hubo centenares de heridos. Frente a semejante empresa, el Control deberá estar presente, acompañando el recorrido y velando por el buen uso de los recursos públicos.

En la Facultad de Ingeniería de la UBA comenzó un ciclo de conferencias sobre planificación en materia ferroviaria, el acceso a nuevas tecnologías y para que la gente viaje mejor, organizadas por el Ministerio de Interior y Transporte, el Instituto Argentino de Ferrocarriles y la propia universidad. Está clara la voluntad de alimentar el debate, tanto como la intención de demostrar que, contra lo que se argumentaba en los 90 para tener vía libre en el desguace, el Estado puede ser tanto o incluso más eficiente que las empresas privadas, sobre todo cuando hay voluntad política de transformación, decisión y, por supuesto, compromiso.

*Sociólogo y periodista.