Decir que la industria automotriz atraviesa un momento difícil por el aumento de los impuestos a los vehículos de alta gama no sería de lo más acertado. Lo cierto es que la recesión en el sector tiene dos fuentes principales: en los últimos años (especialmente en 2013) el nivel de producción fue excesivo, se tomaron decisiones respecto de cuánto producir suponiendo que el gobierno argentino mantendría la política sin cambios. Pero, luego de las últimas elecciones, el nuevo rumbo pinchó la burbuja. Por otro lado, la caída de los ingresos reales, especialmente de los asalariados, disminuyó fuertemente el gasto en el consumo.

En consecuencia, esto se vio reflejado en la baja de las compras de vehículos por parte de los ciudadanos que se volcaban a la adquisición de este tipo de activos ante la inexistencia de alternativas. Desde comienzos de este año, con la mínima liberación del cepo cambiario (que permite la compra de dólares para tenencia), la elevación de las tasas de interés hacen de los plazos fijos una opción también atractiva.

Al mismo tiempo, resulta lógica también la reacción de los mercados externos, especialmente el de Brasil. Recordemos que la automotriz es una actividad muy integrada internacionalmente y los vehículos son producidos entre varias economías. Si una de ellas le pone un freno a la producción o a la importación, interrumpe o entorpece el aparato productivo de todas las plantas de producción diseminadas en el resto de los países.

De este modo, si el mercado argentino deja de comprar autos del exterior, a la vez que deja de producir sabiendo que todos los vehículos de producción nacional tienen una buena parte de componentes importados, es lógico que los socios comerciales reaccionen poniendo también restricciones.

Impuesto

Aún eliminándose el impuesto a los autos de alta gama, la situación no mejoraría sustancialmente dado que éste es únicamente una porción menor del origen de la crisis, cuya raíz se encuentra en la restricción de los ingresos de los argentinos.

La información de la evolución de la industria argentina es contundente. Según los datos publicados por el INDEC, aun antes de que el organismo cambie la cifra de crecimiento del año 2013 de 4,9% al 3,0%, mostraban una caída de la actividad económica total desde septiembre del año pasado. En tanto que la desaceleración de la actividad industrial ya se presentaba desde el año 2012.

Al considerar el crecimiento del PBI en 2013, queda claro que la industria nacional es uno de los sectores más afectados, mientras que otros, como el financiero, crecieron ampliamente.

Tasas de crecimiento de algunos sectores de la economía según su nivel de producción.

 

Industria Manufacturera

 Otros  bienes

Admim.

Pública

Intermediación Financiera

Otros Servicios

PBI

2010 / 2011

11,4%

1,5%

3,6%

19,9%

9,2%

8,6%

2011 / 2012

-1,6%

-3,8%

3,8%

16,8%

1,9%

0,9%

2012 / 2013

-0,3% 

5,0%

3,5%

21,0% 

2,2%

3,0%

Estas cifras reflejan la teoría de que lo que se está viviendo no es consecuencia de la devaluación del mes de enero ni una coyuntura especial en las relaciones comerciales. Pareciera que la génesis de la actual crisis debe buscarse en el mismo modelo.