La debilidad básica está en que nuestros controles no son vinculantes
Lo dijo el Auditor General Horacio Pernasetti, quien forma parte del máximo organismo de control externo a nivel nacional desde 2006. En una entrevista exclusiva con Gestionpublica.info se refirió a sus comienzos en la política como concejal catamarqueño y su paso por el Congreso Nacional. Aunque celebró la importante evolución que tuvo el organismo que dirige Leandro Despouy y la función del control en general, admitió también que las recomendaciones que hacemos no se cumplen. Según dijo, la única manera de remediarlo sería reglamentando el Articulo 85 de la Constitución Nacional.
Horacio Pernasetti nació el 2 de noviembre de 1948 en Belén, provincia de Catamarca. Sin embargo, fue anotado un día más tarde por una vieja tradición que evitaba inscribir a los recién nacidos el día de los muertos. Él no se queja y reconoce que su cumpleaños lo festeja ambos días.
Hincha de San Lorenzo y amante de las actividades al aire libre como la pesca y el tiro al platillo, viene de una familia numerosa de seis hermanas mujeres. En la actualidad viaja a su provincia todas las semanas. Allí lo espera su familia: esposa, cuatro hijos y nueve nietos.
En su pueblo natal cursó la escuela primaria, pero como no tenía nivel secundario, debió partir luego a la provincia de Tucumán. Allí terminó sus estudios en 1966. Pero ese no sería el único titulo que recibiría en el jardín de la República, ya que en 1975 terminó la carrera de abogacía en la Universidad Nacional de Tucumán.
Su vinculación con la política empezó desde chico. Su padre era dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR) de Belén y durante la época de Illia fue diputado nacional. No se si milito por herencia, pero siempre lo hice en la UCR y franja morada en la universidad, rememora. Su primer voto fue por Balbín, en el año 1973.
Como hombre de derecho, trabajó unos años como abogado asesor de la Fiscalía de Estado y en el Ministerio de Economía de la provincia de Catamarca hasta 1976. Luego, ejerció de forma privada y en 1983 con el regreso de la democracia ingresó a la Municipalidad de San Fernando del Valle, donde se desempeñó como Secretario de Gobierno hasta 1987. Tras un breve tiempo en la actividad privada, en 1991 fue electo concejal de la capital catamarqueña, cargo que ocupó durante dos años.
En 1993 llegó al Congreso de la Nación como Diputado de la Unión Cívica Radical por la provincia de Catamarca. Fue reelecto dos veces y permaneció así 12 años en el cargo. Entre 1999 y 2005 fue Presidente del Bloque radical. En su actividad como legislador, fue vicepresidente de la Comisión de Legislación Laboral, y por 12 años integró la Comisión de Presupuesto y Hacienda.
Paradójicamente, el año en el que ingresa al Congreso se sanciona la Ley de Administración Financiera. La auditoría recién empezaba a funcionar y era prácticamente desconocida; me enteré de su existencia dos años después de asumir como Diputado, reconoce sin tapujos. Fue ahí cuando comenzó a leer los dictámenes de la Comisión Mixta Revisora de Cuentas y pidió integrarla. Estuve dos años en la comisión y de ahí viene el conocimiento de la Auditoría General de la Nación y sus funciones, cuenta Pernasetti sentado detrás del mismo escritorio que lo acompaña desde su ingreso al organismo de control.
Finalmente, en 2006 ingresó a la AGN donde hasta el día de hoy se desempeña como Auditor General. Había finalizado ya su mandato como diputado y tras el fallecimiento de un Auditor, sus colegas le ofrecieron reemplazarlo.
Mirando hacia atrás, Pernasetti celebra la importante evolución que tuvo el organismo y la función del control en general. La tarea de su presidente Leandro Despouy tiene mucho mérito porque le dio visibilidad pública a la AGN y eso es fundamental, porque de lo contrario el control no sirve, se explaya en su despacho del noveno piso del nuevo edificio de la Auditoría, justo frente a la Plaza de los Dos Congresos.
Igualmente, reconoce que aunque la AGN es hoy un organismo reconocido tiene que serlo aún más. Todavía muestra ciertas debilidades que hacen que el control no sea efectivo, admite Pernasetti. En su tono ya se advierte lo que vendrá: La debilidad básica está en que nuestros controles no son vinculantes, por lo tanto hay funcionarios que los leen y luego los tiran. Las recomendaciones que hacemos no se cumplen y no hay un organismo encargado de hacer un seguimiento. La única manera de remediar esto es con la reglamentación del Artículo 85 de la Constitución, que exige mayoría absoluta y lamentablemente no hubo ese consenso. Para el catamarqueño esa es una de las grandes deudas de todos los partidos políticos.
Los informes no se tratan, se queja el auditor. Para él, una de las soluciones sería que no recaigan exclusivamente en la Comisión Mixta. En la misma línea, aclara que los auditores no definen políticas. Y profundiza: se cae en el error de que desde la AGN tenemos la posibilidad de cambiar las políticas pero eso es propio de otros poderes.
Por último, y ya haciendo un repaso de sus vivencias en el organismo de control, recuerda el informe sobre las líneas eléctricas de Puerto Madryn y Pico Truncado como uno de los más destacados que se aprobaron. Hay otros trabajos que no tienen mucha trascendencia pero, a mi criterio, son los más importantes que realiza la Auditoría. Son los referidos a la cuenta de inversión y la ejecución presupuestaria, agrega Pernasetti.