La Real Academia Española la define como la influencia, generalmente decisiva, de un grupo de empresas comerciales o de personas poderosas en los asuntos políticos y económicos de un país. Esta idea conspirativa de una supuesta coalición secreta internacional de judíos, masones, comunistas y capitalistas que pretenden el dominio del planeta ha sido utilizada como instrumento político por nazis, grupos reaccionarios, ultraconservadores, y antisemitas (entendiendo por este término la hostilidad solamente hacia los judíos y no al resto de los pueblos de lenguas semitas como los árabes).

En la década de 1970 circuló un presunto Plan Andinia que actualizaba y recuperaba las acusaciones de Los protocolos de los sabios de Sión, un absurdo libelo (que demostró ser un fraude histórico) publicado en 1902 en Rusia para justificar la persecución a los judíos. De acuerdo a esta presunción conspirativa existiría un complot para desmembrar la Patagonia argentina y chilena y crear un nuevo Estado judío. Aunque no se confirmó, el general Roberto Bendini habría juntado dos palabras en el 2003: Patagonia y judíos, en una combinación temeraria, delirante y execrable para cualquiera que conozca los gustos del nazismo criollo, escribía Pablo Mendelevich en La Nación (29/09/2003). Recordemos que en 2013, 2014 y enero de 2015 hubo actos de violencia contra turistas israelíes en el sur argentino que hicieron reaparecer el mito del Plan Andinia.

El artículo Consternación y preocupación del ex director ejecutivo de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), Jorge Elbaum, considera que tanto la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) como la DAIA, divulgan que el Proyecto Popular (encarnado hoy en el kirchnerismo) es judeofóbico y antisemita por haber señalado la correlación donde convergen fondos buitres, Nisman, DAIA y los halcones norteamericanos e israelíes (Página 12, 22/04/2015).

La presidenta de Argentina recurre a teorías conspirativas antisemitas -tituló hace pocos días en una editorial el influyente diario The Washington Post (23/04/2015)- donde vincula los holdouts de Paul Singer, el titular de un think tank de Washington, Paul Dubowitz, el fiscal Nisman, la DAIA, la AMIA y los periodistas de la derecha. Según Cristina Fernández de Kirchner, que cita el artículo de Elbaum, todo hace juego con todo ya que estamos ante un modus operandi de carácter global, que no sólo lesiona severamente las Soberanías Nacionales sino que además genera operaciones políticas internacionales de cualquier tipo (en http://www.cfkargentina.com/).

El diario estadounidense concluye: en realidad, los argentinos que se preguntan por qué su país se ha convertido en un estanque aislado en bancarrota que tiene que mirar a Teherán por amistad, no necesitan recurrir a este tipo de teorías conspirativas antisemitas. Su presidenta acaba de demostrar, una vez más, la calidad y el carácter de los dirigentes del país durante los últimos siete años. El Jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, considera que el editorial [del The Washington Post] es un decálogo de lugares comunes donde se retoma la meneada cuestión del antisemitismo peronista para aplicarla, esta vez, a la defensa militante de los fondos buitre y se pregunta: ¿Qué tienen que ver los lobbistas en el American Israel Public Affairs Committee y el director de un think tank en Washington con Paul Singer, gerente de un hedge fund, y el fiscal argentino Alberto Nisman? El funcionario considera que la primer[a] respuesta que surge… es que son judíos (Página 12, 25/04/2015).

En relación a lo expuesto, el abogado Juan Gabriel Labaké denunció por traición a la patria a los dirigentes de la DAIA, la AMIA, a Santiago Kovadloff, Daniel Sabsay,  Marcos Aguinis y otros. Cabe recordar que Labaké sostuvo en el 2004 (Página 12, 25/09/2004) que la AMIA estalló por explosivos que había en su interior, asegurando que se complotaron la CIA, el Mossad, la SIDE, la AMIA y la DAIA para ocultar la pista israelí. Fue defensor de Alberto Kanoore Edul, acusado de participar en la planificación del atentado a la AMIA. Más recientemente, afirmó que El doctor Nisman fue víctima de poderes tenebrosos… [y] el primer sospechoso es la CIA (reportaje en C5N, 05/02/2015). A su vez, Jorge Elbaum, disgustado por el uso de su nota por parte de Labaké, lo tildó de fascista y nazi (Página 12, 30/04/2015).

Un artículo de Hernán Dobry en Perfil (02/04/2015), considera que los representantes de la comunidad judía argentina temen que se desate una ola de antisemitismo como consecuencia de las acusaciones de la presidenta Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman contra los directivos de la AMIA y la DAIA de haber actuado en combinación con los fondos buitre para intentar declarar inconstitucional el memorándum con Irán. Otro importante dirigente comunitario afirma: Estamos preocupadísimos. A la denuncia de Nisman había que encontrarle un chivo expiatorio y es el judío. La Presidenta no toma conciencia de que el tema del antisemitismo es mucho más grave de lo que ella cree.