Hoy: Cristina López, abogada - Tribunal del trabajo número 3 del departamento judicial de La Matanza.

¿Cómo eligió estudiar abogacía?

Buscaba algo dentro de las Ciencias Sociales porque me interesaban todas las técnicas que surgían en el seno de las sociedades como instrumentos para regular la convivencia. Me atraía aquello que tenía que ver con la resolución de los conflictos y el fenómeno de la acumulación de poder.

¿Cómo encaró su profesión?

La encaré junto a la militancia política, lo cual me fascinó. Por suerte pude representar a quienes yo consideraba que merecían defensa. Luego comprendí que todos la merecen, así que me dediqué a trabajar con sindicatos y patrocinaba a trabajadores.

¿Cómo fue que aceptó ser Jueza?

La llegada de mis hijas a partir de 1988 y el tiempo que llevaba caminando tribunales desde 1973 (año en que me gradué), sumado a la posibilidad de trabajar en un sitio con contenido similar a lo que venía realizando me llevó a aceptar la propuesta del cargo actual el cual realmente disfruto.

¿Encuentra alguna traba en el sistema?

Escollos en el camino siempre hubo: lapsos muy largos de demoras en los despachos, expedientes haciendo filas y huelgas de judiciales que significaban falta de ingresos,  entre otras cosas.