Queremos cambiar la cultura del poder en Argentina; Los funcionarios no tendrán aumentos de sueldo este año; Los familiares de los ministros no van a poder ser parte del Gobierno; Vamos a reducir cerca de un 25 por ciento los cargos políticos; La economía va a crecer dos años seguidos. En estas cinco frases se resumen los anuncios que hizo Macri.

Se trató de un anuncio de austeridad, en un contexto de flexibilización del trabajo acompañado de despidos en el sector público -34 despidos en los canales Encuentro, DeporTV y Paka Paka; 180 despidos en la TDA; 260 despidos en Fabricaciones Militares en Azul (Fanazul); 400 en el Yacimiento Río Turbio; 130 en el Senasa; 120 en el Hospital Posadas; y 250 despidos en el INTI-. Esto tuvo rápida repercusión entre los funcionarios oficialistas e incluso entre algunos gobernadores e intendentes de diferentes signos políticos.

La lucha contra el nepotismo -que consiste en nombrar o contratar en el Estado a personas por ser parientes del funcionario que hace la designación-, busca apuntalar el debilitamiento de la imagen que el Presidente viene sufriendo entre el triunfo electoral de octubre y las consecuencias negativas que una seguidilla de medidas impopulares como lo fueron la reforma previsional, que supone un recorte sobre los aumentos que los jubilados debían cobra este 2018, los nuevos tarifazos que rigen desde principios de febrero, o la reforma laboral en ciernes, congelada por estas horas por falta de apoyo político en las cámaras y por la reacción de vastos sectores del sindicalismo.

Prácticamente todos los consultores electorales coinciden en que la caída de la imagen de Macri en los últimos meses toca los diez puntos porcentuales y la ubican ahora entre los 40 y 42 puntos, que sería el porcentaje más bajo desde que Cambiemos tomó las riendas del país. La pregunta que se hacen, incluso los consultores más afines al Gobierno, es si ese derrumbe se explica por las cuestiones coyunturales, como las medidas de ajuste, o si también comienza a verse una pérdida de confianza más profunda en relación al fracaso de algunas medidas económicas como, por ejemplo, las metas inflacionarias incumplidas. Aunque esto puede dejarse para más adelante, lo cierto es que la imagen es algo que obsesiona al equipo comunicación del Presidente, que siempre se ha servido de las encuestas para tomar decisiones.

Macri insistió en su discurso en la necesidad de todos deben ceder algo en función del conjunto. En el contexto de las discusiones paritarias que se aproximan y que, por todo lo dicho anteriormente, no serán para nada fáciles, el Presidente parece querer dar una señal clara de la austeridad a la que aspira.

Ahora bien, el anuncio pierde su convicción de sacrificio si se recuerdan algunas medidas tomadas por el Gobierno en sus dos años de gestión. Durante la presidencia de Macri se crearon -según un informe de Fundación Libertad y Progreso de abril de 2017- cinco ministerios nuevos, así se pasó de los 16 que tenía el anterior gobierno a 21; también aumentaron las secretarías de Estado, de 70 a 87, y de 169 a 201 las subsecretarías.

En el Gobierno dicen que la decisión la tomó el propio Macri y que lo hizo como una forma de marcarles la cancha a sus ministros que, por descuidos y otros tantos, comenzaban a horadarle su fortaleza.

Tales los casos del ministro de Trabajo Jorge Triaca, y su empleada doméstica prometeica, y el del ministro de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere, obligado a devolver la dádiva de 500 mil pesos que la Sociedad Rural que presidía le pagó no bien recibió el nombramiento como ministro.

Aunque el anuncio de Macri generó malestar y algo de desconcierto entre los funcionarios, e incluso se habló de disconformidades en una parte del Gabinete, la respuesta fue inmediata.

Uno de los primeros funcionarios que comenzó la purga de familiares fue precisamente Triaca. Sus dos hermanas Mariana directora del Banco Nación- y Lorena con un cargo en la Agencia de Promoción de Inversiones- y su cuñado Ernesto Martí Reta, siguieron los pasos de Andrés Peña, hermano de Marcos Peña, jefe de Gabinete y mano derecha del Presidente; lo mismo hicieron el padre de Rogelio Frigerio, y también el hijo de la ministra de Seguridad, Francisco Langieri Bullrich, quien trabajaba como asesor de la Secretaría País Digital.

También los gobernadores salieron a bancar la parada adhiriendo a sus provincias a la iniciativa presidencial. La primera fue la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y a ella la siguieron los gobernadores de Mendoza, Jujuy y Entre Ríos, entre otros; lo mismo hizo el Jefe de Gobierno Porteño, Horacio Larreta. Según estimó el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, con la reducción de los cargos políticos el Estado se podrá ahorrar hasta 1.500 millones de pesos.

Si bien la medida fue tomada con algo de sorna por los referentes del kirchnerismo -Es fulbito para la tribuna, dijo el diputado Agustín Rossi; Son, se hacen, o piensan que somos estúpidos, criticó la ex presidente Cristina Fernández-, varios intendentes opositores se sumaron a la iniciativa, entre ellos el del partido de Escobar, Ariel Sujarchuk, quien le aseguró al diario La Nación que adherirá al DNU con creces, prohibiendo a los funcionarios nombrar a familiares hasta ¡cuarta! generación en ninguna de las áreas del gobierno municipal.

Mientras el DNU termina su recorrido y el Gobierno festeja su impacto en la opinión pública, otro frente de batalla se abre. Un sector importante de la CGT anunció la realización de una marcha sindical para el 22 del corriente; la fecha coincide infelizmente con el quinto aniversario de la Tragedia de Once, en la que murieron 52 personas, y los familiares de las víctimas intentaron infructuosamente que la CGT eligiera otro día. De la misma participarán también los movimientos sociales, la CTA de Hugo Yasky y el PJ bonaerense.

La idea de la marcha es defender las condiciones laborales, los salarios, los convenios colectivos y rechazar las políticas de ajuste del Gobierno, y también busca frenar la persecución judicial del que se sienten víctimas varios sindicalistas, con los Moyano a la cabeza.

La acción fue promovida por el sindicato de Camioneros que dirige Hugo Moyano hoy enfrentado duramente con el Gobierno-, y refrendada en una reunión del Consejo Directivo de la que no participaron los denominados Gordos y el sector de sindicatos independientes -Armando Cavalieri (Comercio), Gerardo Martínez (UOCRA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Andrés Rodríguez (UPCN), Roberto Fernández (UTA), entre otros- quienes apoyan al triunviro Héctor Daer, también ausente en la convocatoria y luego cuestionado con dureza por sus pares. La fractura en la conducción cegetista está sobre relieve.

En una suerte de contraofensiva, y aunque el Gobierno prefiere tomar distancia de la convocatoria, hay sectores que llaman a una marcha de apoyo al modelo para el 17 de febrero; algo similar había ocurrido el 1ª de abril de 2017.

El Gobierno no se siente cómodo con la iniciativa, las movilizaciones dicen- son cosas del pasado, cosas de populistas, pero tampoco hace nada para detenerla.

#17FYoVoy es el hashtag que lanzaron en Twitter los propulsores de la convocatoria en defensa del Gobierno y de la democracia.

Habrá que esperar para ver si prospera esta iniciativa. Sólo si vale la pena el Gobierno se peinará para la foto. Mientras tanto, el presidente Macri y sus ministros trabajan a contrarreloj para encaminar la agenda de este 2018 que, al menos por el momento, parece escapársele de las manos.

*Sociólogo y periodista.