Ascensores que no funcionan, entradas sin rampas para discapacitados, baños inhabilitados y falta de salidas de emergencia. El escenario se repite en la mayoría de los museos de la Ciudad de Buenos Aires. Hace dos años, un informe de la Auditoria porteña advertía sobre dichas falencias, pero hoy, según pudo corroborar una cronista de gestionpbulica.info, nada cambió.

La Auditoría de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) auditó, en 2012, 14 museos de la Ciudad de Buenos Aires. En aquel informe, se advertía, principalmente, graves falencias en materia de accesibilidad. Hoy, a dos años de los señalamientos del organismo de control, las fallas siguen siendo las mismas, incumpliéndose así la Ley 962, aprobada en 2003.

Dicha normativa abre integralmente las puertas de la Ciudad de Buenos Aires a las personas con dificultades en su movilidad o comunicación y, particularmente, a las personas con discapacidades motoras, exigiendo que ciertas instituciones se adapten a determinados requerimientos edilicios que permitan la movilidad de todas las personas.

Los museos a los que hace referencia el informe de la AGCBA son el José Hernández, el Museo Histórico Brigadier Saavedra, el Museo de Arte Español Enrique Larreta, la Casa Isaac Fernández Blanco, el  Museo de la Ciudad, el Museo de Artes Plásticas Sívori, el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, la Casa Museo Carlos Gardel, el Museo de Arte Moderno, la Torre Monumental, la casa Girondo, el Museo de Esculturas Luis Perlotti, la Dirección General de Museos y  el Museo Cine del Plata.

Entre las fallas advertidas por el ente de control, se destacan falta de rampas, baños para discapacitados y señalización con caracteres en braille. Hay pasillos angostos y con obstáculos, escaleras sin cintas antideslizantes ni doble baranda, puertas que abren para adentro dificultando la circulación, desniveles sin salvar, ascensores fuera de estado y faltan salidas de emergencia.

Gestionpublica.info visitó seis de los 14 museos y observó que en todos, menos en el Museo de Arte Moderno, las recomendaciones de la AGCBA no se tuvieron en cuenta. Uno de los museos elegidos fue el de Arte Español Enrique Larreta ubicado sobre Juramento 2291, en el barrio de Belgrano. Si bien el establecimiento cuenta con tres entradas (una por Juramento, otra por Cuba y una tercera por Vuelta de Obligado 2139), estas dos últimas permanecen cerradas. De esta forma, solo se puede ingresar al lugar por Juramento, la cual tiene un escalón sin salvar por rampa, tampoco cuenta con cinta antideslizante ni doble baranda, sin hablar de la falta de señalización con caracteres braille.

Según pudo observar la cronista de este medio, la entrada da a un palier que conecta con el interior del museo a través de una escalera de unos 6 escalones donde se repiten las mismas fallas. El museo se convierte así en una misión imposible para una persona de movilidad reducida, ya que no hay otra alternativa de ingreso que no sea utilizar la escalera. Consultados al respecto, los encargados del lugar aseguraron que el ingreso podía realizarse por la puerta del restaurante, pero la misma estaba cerrada y además estaba tapada por ladrillos y materiales rústicos que dificultan la circulación. Por otro lado, el museo cuenta con un baño de discapacitados que al momento de la visita estaba cerrado con llave y la llave no se encontraba en el lugar.

En la recorrida por el Museo Histórico Brigadier Saavedra, en Crisólogo Larralde 6309, gestionpublica.info encontró las mismas falencias descriptas por los auditores: rampas de acceso de ladrillo, con textura irregular, sin zócalo, con pendiente excesiva además de estar debajo de puertas sin rellano y no tener baranda, zócalo, ni señalización braille. Sumado a que el único sanitario para discapacitados es químico y está en el Pabellón Anexo.

El Museo Isaac Fernández Blanco presenta hoy en día escalones en la entrada sin salvar, no hay doble baranda, ni cinta antideslizante, solo hay un baño para el uso compartido tanto del público como del personal, además no hay salidas de emergencia y las puertas abren para adentro.

Patricio López Méndez, curador del museo, adjudicó estas fallas al presupuesto: con 21 mil pesos al año eso es muy difícil de hacer. Solo un baño para discapacitados sale mucho más. Nosotros muchas veces ponemos plata de nuestro bolsillo para hacer las exposiciones. Además, habló de otras imposibilidades que tienen que ver con el estilo del establecimiento: yo no puedo cambiar esta puerta que es vitraux original y poner una puerta para discapacitados, lo que puedo hacer es abrir las dos hojas. Cuando nos ha pasado hemos subido a la persona manualmente, porque no tenemos otra opción.

Aquí entran dos cuestiones en contradicción: por un lado, el edificio es un bien patrimonial y parte de su mobiliario no puede ser tocado. Y por otro, está la ley 962 y la necesidad de cumplirla. Tratamos de hacer todo lo posible para solucionar lo que esté al alcance de nuestras manos y de nuestro presupuesto. Las obras no significan para el Gobierno de la Ciudad un gran presupuesto y así lograr que los museos se adapten a la normativa vigente, pero la gestión actual ve al museo como un gasto, no como una inversión, puntualizó Patricio.

Por su parte, en el Museo de Esculturas Luis Perlotti, sobre Pujol 644, se pudo verificar que las puertas solo abren hacia adentro y el ascensor que vincula los tres niveles está fuera de servicio por falta de habilitación. Por último, al Museo de la Ciudad de Buenos Aires, en Defensa y Alsina, solo se ingresa por una puerta no muy ancha que da a una escalera de unos casi 30 escalones. Olga Osturni, secretaria del museo, aseguró que se está pensado hacer un ascensor pero por el momento el museo está en reparaciones y no está abierto al público, por lo que no estaríamos en falta.

Además, en ninguno de los niveles con los que cuenta el Museo, hay un baño para discapacitados. No hay salida de emergencias y muchos de los pasillos son demasiados angostos. En 2012, los auditores habían señalado que el establecimiento incumple en el 92 por ciento de los requerimientos. En relación a este punto, Osturni sostuvo que cuando fueron construidas estas casas no había reglamentación pertinente, entonces ahora lidiamos con estructuras edilicias de otros tiempos. Estuvimos averiguando por sillas elevadoras, pero no tenemos el lugar adecuado para instalarlas.