Los alumnos que usaron los comedores de las escuelas públicas de la Ciudad de Buenos Aires comieron alimentos vencidos, casi crudos y que, en algunos casos, hasta fueron prohibidos para la comercialización por la Dirección de Higiene y Seguridad Alimentaria. Según un informe de la Auditoría General de la Ciudad (AGCBA), el servicio de viandas, almuerzos, lácteos, refrigerios y meriendas que la Dirección de Cooperadoras y Comedores brindó durante 2006 presentó “serias irregularidades” y varios incumplimientos al contrato de concesión.

El organismo de control encontró “temperaturas inadecuadas de cocción” en el 21 % de las carnes que fueron analizadas, tanto rojas como blancas. Por ejemplo, en la Escuela Nº 7 de San Cristóbal, se verificó que la temperatura de cocción en el centro de la carne era de 67.6º C, “cuando el Pliego de Bases y Condiciones establece que debe ser de 80º C, hasta la desaparición de jugos rosados”, explica el informe, y agrega que casi la mitad de los alumnos rechazó el plato. Además, la AGCBA detectó temperaturas de conservación inapropiadas en el 35 % de los otros 110 alimentos que tomó como muestra.

Por otra parte, la Dirección de Comedores no hizo llegar un complemento alimenticio para los chicos de entre 9 meses y 3 años del Jardín Maternal del Sol y de la Escuela Infantil Nº 3 de La Boca, como debía hacerlo. El complemento se usa para niños con un déficit de peso que podría afectar su crecimiento normal.

Lo que sí hicieron llegar fue una leche, de la marca “La Muñeca”, que había sido retirada de comercialización en 2005 por Higiene y Seguridad Alimentaria. Fue en la Escuela Nº 16 de Flores y, por eso, la AGCBA recomendó, tanto a esa dependencia como a la Dirección de Comedores, “articular mecanismos para controlar las marcas y la calidad de los productos entregados por los adjudicatarios”. Asimismo, el 30 de agosto de 2006 en las alacenas de la cocina de la Escuela Nº 7 de Colegiales, el organismo de control se topó con packs de leche entera fluida marca UAT con fecha de vencimiento 17/03/06, es decir, que habían dejado de ser consumibles, porque representaban un riesgo para la salud, 166 días antes.

Con respecto a los refrigerios, la normativa exige que especifiquen la fecha de elaboración y vencimiento, y que sean transportados en “contenedores isotérmicos de un material que asegure mantener la cadena de frío o de calor”. La AGCBA observó que el 100 % de los casos analizados no cumple con ninguna de las prescripciones: no tienen rótulos que detallen las fechas límite para ser consumidos, y son trasladados en canastos de plástico que no mantienen la temperatura.

Otra irregularidad se registró en el gramaje (peso real en gramos) de los alimentos. En este caso, el 91 % de los 103 platos analizados estaba preparado con cantidades de ingredientes que no eran los que correspondían.