Las Obras de Emergencia son todas aquellas que reparan los daños “producidos por eventos naturales que intentan restablecer la transitabilidad de un camino” y están a cargo de la Subgerencia de Mantenimiento y Equipos de la Dirección Nacional de Vialidad (DNV).

Pero la Auditoría General de la Nación (AGN) detectó que se trataron como urgentes proyectos que no lo eran con consecuencias económicas considerables. Uno de los ejemplos más contundentes es el de la Ruta Nacional 50 “Río Pescado”, en el límite de la provincia de Salta con Bolivia. 

Por empezar, el equipo auditor, tras analizar los expedientes de obras, manifestó que “es inadecuada la calificación como Obra de Emergencia”. El proyecto fue elevado por el Distrito Jurisdiccional en julio de 2007 “destacando la necesidad de los trabajos porque se aproximaba el verano”. 

Las obras a realizarse eran la construcción de un canal principal revestido de hormigón armado, trabajos de control de erosión de fondos y la realización de alcantarillas, entre otras. Estos “no obedecen a cuestiones climáticas sorpresivas o que no puedan preverse en un adecuado plan de obras, por lo cual dejan de cumplir con el requisito de la urgencia”. 

A ello se suma que el Acta de Replanteo, que da inicio a la obra, “tiene firma el 11 de junio de 2008, es decir, un año después de la elevación del proyecto”, por lo cual, pierde aún más sentido la prisa.

Para este caso “la DNV autorizó el llamado a Licitación Privada”, que suele utilizarse en situaciones excepcionales cuando el tiempo no es el suficiente como para realizar una Licitación Pública. Ahora bien, con los lapsos que se detallaron en las líneas anteriores “no hay justificación para el apartamiento” de éste último proceso.

En esta misma ruta los auditores hallaron “debilidades en el proyecto”, por lo que se necesitó introducir posteriores modificaciones que representaron un incremento de 124% respecto al valor original. Entonces, pasó de valer $18,4 millones a casi $23 millones.

Este informe que realizó la Auditoría General de la Nación fue aprobado en octubre de 2014 y tuvo como objetivo evaluar la labor del Subprograma denominado “Obras de Emergencia” durante el 2011, año en que la dependencia manejó $19,6 millones, monto que representó el 0,19% del presupuesto total de la DNV.

En general, se pudo observar “la falta de manuales de procedimientos o instructivos que tipifiquen las obras que se consideran de emergencia”. Además se necesita “una reglamentación sobre los pasos a seguir por las jurisdicciones para la gestión de un problema una vez superada la respuesta inmediata”. 

Tampoco hay en la estructura de la Dirección de Vialidad “un área especializada en estudios hídricos que permita diseñar políticas de prevención de los fenómenos naturales”. Este dato cobra relevancia porque la mayoría de los trabajos del sector de Obras de Emergencia es por desborde de causes, insuficiente desagotamiento de cuencas, entre otras. 

Otras obras

En las reparaciones que se realizaron en la Ruta Nacional 40 “Las Lajas”, que está en el límite entre Mendoza y Neuquén se encontraron irregularidades similares a las de “Río Pescado”: las obras no obedecen a condiciones de emergencia” ya que la idea era “mejorar la vía envejecida por los inviernos de temperaturas muy bajas, las nevadas y el tránsito de camiones con cadenas”.

Por otra parte, también se observaron “debilidades en la confección del llamado a licitación”, lo que causó futuras modificaciones que incrementaron en un 25% el contrato original.

Los trabajos de la Ruta Nacional 40 “Ciénaga Paicone”, ubicada en La Quiaca fueron finalizados en diciembre de 2012. En el análisis que realizó la AGCBA “no hay constancia de que la Dirección Nacional de Vialidad haya aprobado obras allí”. Tampoco “se encontró la documentación necesaria para efectuar el llamado a licitación”.

La empresa que se encargó de llevar adelante las reparaciones fue VAPEU SRL, según el convenio firmado con la Provincia. Sin embargo, en él “no se detalla ni la modalidad ni el alcance de las funciones de supervisión que debería tener la Dirección Nacional de Vialidad”. De hecho “no hay constancias de que haya participado, por ejemplo, en la labor de la inspección de obra a cargo de la Provincia”. 

El inicio de la obra “fue postergado en tres oportunidades” mediante acuerdos firmados entre la empresa contratista y la Dirección provincial, sin intervención de la DNV”. Los motivos fueron las bajas temperaturas, heladas, nevadas en la zona y un periodo de lluvias “extraordinario”. De todas formas, “no hubo documentación, como podrían haber sido los informes del Servicio Meteorológico, que justifiquen las reiteradas postergaciones”.