"Seamos libres, que lo demás no importa nada"
Publicado: 13-07-2014
Lo dijo el General José de San Martín en su lucha por liberar Argentina, Chile y Perú. Así fue como el 9 de julio de 1816, luego del camino iniciado por la Revolución de Mayo en 1810, nuestro país proclamó en un Congreso en Tucumán la existencia de una nación libre e independiente de la Corona Española, inaugurando el largo proceso de unificación nacional.
La independencia es soberanía, es la decisión irrenunciable de ser responsable de lo que es nuestro por derecho propio. Cuando hablamos de lo "nuestro" hacemos referencia a los recursos, ya sean humanos, naturales o energéticos.
Es por ello que a fines del 2004 el Estado Nacional creó Energía Argentina S.A. (ENAR-SA), como el primer paso para la soberanía energética. La energía es una cuestión dé Estado por tratarse de un insumo básico para el bienestar humano y el desarrollo económico. Por ende, es el mismo Estado quien debe garantizar el acceso al patrimonio nacional a todos los ciudadanos.
Si bien ENARSA es una herramienta para alcanzar el autoabastecimiento energético, existen suficientes deficiencias para afirmar que la empresa "no cuenta con un estatuto interno que regule procedimientos, gastos ni rendiciones de cuentas". Lo informó la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) en un informe publicado por el portal El Auditor, info en 2008.
En su trabajo; el organismo de control sostiene que el directorio de ENARSA firma contratos sin saber de qué se tratan y resuelve cuestiones, como las evaluaciones económicas, "sin la suficiente información para su análisis ni documentos avalados por las áreas responsables".
Cinco años después del informe de la SIGEN, la Auditoría General de la Nación (AGN) volvió a relevar a la empresa en un contexto en el que los cortes de luz fueron los protagonistas. Las altas temperaturas, cercanas a los 40 grados en diciembre de 2013, hicieron saltar los niveles de consumo eléctrico a nivel nacional provocando extensos y masivos cortes de energía.
Uno de los grandes proyectos de ENARSA está orientado a incrementar el sistema energético nacional a partir de la construcción de centrales termoeléctricas, pero la Auditoría Nacional detectó que "por falta de planificación las obras demoraron y el costo final fue considerablemente mayor".
Según manifiestan los auditores, "las centrales térmicas de Ensenada de Barragán y Brigadier López se adjudicaron en diciembre y septiembre de 2008 respectivamente y debían estar para marzo y febrero de 2011". Sin embargo, cuando la AGN visitó en diciembre de 2012 la Central de Ensenada, casi 20 meses después de la fecha de terminación prevista, "se encontró con que las obras estaban sin finalizar". El principal motivo fue que "se tuvieron que encarar nuevos trabajos no previstos originalmente".
Por ellado de Brigadier López, "las tareas fueron suspendidas por 270 días, por lo que luego fue necesario adquirir los terrenos aledaños porque los elegidos eran insuficientes para instalar la Central".
Como Consecuencia de las modificaciones y los atrasos, los contratos de ambas centrales se encarecieron. El primero tuvo extras del 45% en concepto de adicionales y del 16% por redeterminaciones. Así, "el monto contractual ascendió de $1.5 millones a $2.4 millones".
En el segundo, los trabajos complementarios significaron un 11% más y las readecuaciones un 17% de aumento, "por lo que el contrato ascendió de $ 1 millón a casi $1.3 millones".
Y todavía queda más. En uno de los últimos informes que publicó El Auditor.info, cuenta la AGN que cuando se celebran los convenios entre ENARSA y las firmas privadas que realizan explotaciones petroleras sobre la plataforma continental en el Mar Argentino, se deben presentar ante la Secretaría de Energía de la Nación las llamadas Evaluaciones de Impacto Ambiental (EIA), con detalles sobre pozos abandonados e incidentes ecológicos.
En este punto, el organismo de control remarcó la "falta de evidencia documental de que Energía Argentina S.A. haya intervenido en la elaboración de los EIA correspondientes a las áreas en exploración donde se registra actividad, ni que haya tenido vista de los informes antes de que sean presentados" a la Secretaría de Energía.
Los auditores tampoco lograron encontrar pruebas que demuestren que ENARSA tenga "registros ni copias de la documentación ambiental básica de las actividades desarrolladas por los operadores de las áreas en exploración", haciendo referencia tanto a los EIA, como a planes de contingencia, monitoreo o informes de cierres de pozos.
Para completar, la AGN añadió que "no hay evidencia documental de que la empresa haya realizado acciones de seguimiento, medición y análisis de las acciones que desarrollan los operadores".
En pocas palabras: ENARSA no participó en la elaboración de los estudios de impacto ambiental, tampoco cuenta ni revisó- los informes hechos por las empresas privadas y no realizó investigaciones por su propia cuenta.