Publicado: 08-11-2009
 
Opinón: Dr. Hugo B. Quintana, presidente Fundación Éforo

En tiempos de confusión resulta luminoso volver a preguntarse a dónde se quiere ir y como uno a la hora de remar no esta solo, dónde nos están llevando los demás.

¿Por qué decimos esto? Por que en todos los discursos, en todas las palabras y en todos los proyectos, al ciudadano de a pie le queda la sensación de que hay gato encerrado.

El hombre de cualquier ciudad o pueblo argentino cree que las cosas no se hacen para él ni para sus vecinos, sino que, aquel que propone, es el que a la larga y a la corta se beneficia de su propio proyecto.

En esta encrucijada paralizante estamos: si decidimos participar es posible que no nos crean, si, en cambio, optamos por no comprometernos las cosas siguen su inexorable pendiente.

¿Qué hacemos? Si lo que reina en nuestros espíritus es la desconfianza, comencemos por ahí. Organicemos este descreimiento para, en algún momento, poder creer.

¿Qué hace alguien cuando no cree, cuando desconfía? Pide pruebas, solicita evidencias, exige rendición de cuentas.

Pero estas actividades, como cualquier empresa que pretenda tener éxito, no pueden hacerse desde la soledad.

Unirse a los nuevos movimientos sociales como las ONG, fundaciones y grupos de presión. Incursionar en los antiguos, como sindicatos, partidos políticos, instituciones de iglesia. Buscar un derecho a reivindicar, un propósito por el que luchar y concentrarse en eso.

En general, se dice que cuando se pretende cambiar toda la sociedad, esa es la mejor manera de no cambiar nada. Apuntemos a un objetivo, no a todos, sepamos a dónde queremos ir y de reojo vigilemos a dónde van los demás.

Cada uno debe comprender que más allá de nuestra propia desconfianza se pueden hallar formas de oposición y construcción de salidas. No se construye la democracia porque uno hable de ella, ni se combate la desigualdad por el sólo hecho de mencionarla.

En síntesis, se equivoca cualquier gobierno que piense que nuestro porvenir depende de ellos, en realidad el porvenir de cualquier gobierno depende de nosotros.