Publicado: 23-10-2011    


Salta.- Julio Grondona, Don Julio, fue elegido el martes por novena vez consecutiva mandamás de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Obtuvo 46 votos a favor, y no cosechó ninguno en contra. El octogenario dirigente lleva ya 32 años al frente de la institución que gobierna al más popular de los deportes nacionales. El más popular, y el que más ganancias genera para unos pocos, y más saldos en rojos para la mayoría de los clubes afiliados.

Odiado y amado, loado y reprobado, casi en iguales proporciones, Julio Grondona, que es también vicepresidente de la FIFA, está envuelto en aplausos y seguidores, tanto como en acusaciones y enemigos. Ser el personaje más poderoso del fútbol, por más de tres décadas, tiene esas consecuencias.

¿Qué es lo que mueve a una persona, mujer o varón, a buscar su permanencia sin límites visibles en un sitial de las características, o superiores, del que ocupa Don Julio?

Se trata, sin duda, de dos obsesiones: obsesión por el poder, y obsesión por el dinero. Se afirma que el titular de la AFA posee cuentas millonarias en bancos suizos. Y no está de más reiterar que Grondona maneja a su antojo el engranaje del fútbol argentino. Riqueza y dominio.

En este punto es donde encuentra incuestionable justificación el título del epígrafe de este comentario.

Esa obsesión que demuestra Julio Grondona vendría a ser el reflejo de la obsesión del gobierno kirchnerista, de quien es socio: poder y caja, o viceversa, que para el caso es lo mismo.

La mayoría, si no todas, de las reelecciones de significancia en la vida de las instituciones, sean éstas privadas o públicas, está regida por el mismo patrón.

La situación de Grondona es paradigmática. Con más de seis lustros monopolizando los negocios de la calle Viamonte, se afirma que tiene tela de sobra para que se la corten. Y más ahora que, asociado a la Casa Rosada, ha visto ampliados sus horizontes con la presencia de "Fútbol para todos", del que participa.

El vínculo Grondona- gobierno kirchnerista es indisimulable puesto que éste avaló la novena reelección de J.G., a pesar de las firmes acusaciones en su contra. Pero le puso condiciones: que controle más el uso (y abuso) de los fondos. Por supuesto, entre bomberos no está permitido pisarse la manguera.

Al respecto, el Congreso recibió un pedido para que la Auditoría General de la Nación revise los fondos girados a la AFA por el programa "Fútbol para todos". El requerimiento se basa en denuncias sobre cuentas presuntamente pertenecientes a Don Julio, y en él se señala que "hay evidencia sobre manejos irregulares de dinero, dinero circulando en negro, y la posibilidad de que parte de esos recursos se destine a cuentas clandestinas en el extranjero".

Manuel Garrido, extitular de la Oficina Anticorrupción, advirtió que "la AFA no tiene ni un solo mecanismo que permita prevenir casos de corrupción, ni los mínimos controles para evitar el desvío de fondos".

La atracción que ejercen el dinero y el poder es inmensa. Pobre fútbol argentino!No solamente debe lidiar con la pobreza actual de su espectáculo, el vandalismo de los barrabravas y la bancarrota de muchos de sus clubes, sino con el accionar de los dos obsesivos mencionados que, sabiendo que están en orsai, pretenden que el gol sea válido. Pobre fútbol! Pobre país!