El dinero se escurre por negros agujeros de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. En apenas nueves meses, la torta presupuestal del organismo se redujo en un 93 por ciento. Quedó apenas un bocado que si no llega el socorro será devorado antes de lo necesario. Sólo queda un trimestre para finalizar el año y casi ni una moneda en la diezmada alcancía ambiental.

Los 284.739.010 millones de pesos con que comenzó el ejercicio y de los cuales dependía todo el funcionamiento del edificio de la calle San Martín, son solo un lejano recuerdo. Apenas los lobos mayores olfatearon el dinero, todo se desbarrancó. Reasignación presupuestaria mediante, desde lo alto del poder sólo dejaron para las saqueadas arcas un poco más de 20 millones de pesos. La política de Estado que dicen que es la cuestión ambiental en la Argentina sufre de raquitismo económico. Más desesperante aún es saber que de esos escasos 20 millones, el 97 por ciento ya se devengó.


Por los grises pasillos del edificio que fue emblema de María Julia Alsogaray deambula cabizbajo un ejército de contratados que no cobra y desespera. La reducción de fondos afecta todos los sectores. Como si nada de esto sucediera, los congresos ambientales se suceden unos a otros en el país.

Nadie se salva a la debacle y la continuación de los programas pende de un hilo. En 2007, la Auditoria General de la Nación (AGN) había advertido que de los 11 programas nacionales sobre cambio climático que había hasta entonces en el país, “ninguno estaba en ejecución”, en mayor medida, por falta de financiación.

En un informe especial elaborado por El Auditor.info, se reveló que en todas las áreas -promoción del desarrollo sustentable, coordinación de políticas ambientales y el programa control ambiental, todas que funcionan en el ámbito de la Subsecretaría de Planificación y Política Ambiental- el recorte presupuestario osciló entre el 87 por ciento y el 97 por ciento.

Por ejemplo, el programa “promoción del desarrollo sustentable” redujo sus fondos en 55 veces. Traducido en números: de un poco más de 20 millones de pesos pasó a tener 354.786 pesos. Hoy sólo le quedan apenas unos 11 millones.

En tanto, al programa “coordinación de políticas ambientales” -que tiene entre sus funciones financiar en distintas zonas del país las obras relacionadas a la gestión de residuos sólidos urbanos-, sólo le restan 2 millones. Atrás quedó la ejecución de 17 proyectos, entre los cuales estaba la construcción de 15 rellenos sanitarios, el saneamiento de un micro basural en Córdoba y la refacción de una planta de transferencia en Rosario.

En tanto, el “programa control ambiental” que había comenzado 2009 con un presupuesto de $ 45.029.093 para el funcionamiento de sus tres actividades principales de control y fiscalización, gestión de residuos peligrosos y prevención y recomposición ambiental, en nueve meses vio reducida su partida en un 92 por ciento. Le quedan monedas. El ambiente en la Argentina tiene prioridad cero.