Alguna vez nuestro país mostró una estructura social integrada y era visto como una tierra de oportunidades. La involución en los últimos 50 años es de tal magnitud que se habla de “fenómeno argentino”.o

Un indicador de ese deterioro es el retroceso en la distribución del ingreso. En el 2006, por primera vez en 30 años, el Producto Bruto Interno (PBI) superó el nivel logrado en 1974 (más de 6,6 por ciento).

Sin embargo, los indicadores sociales no se acercan a los alcanzados a mediados de aquella década. La pobreza, el desempleo, el trabajo en negro, no existían entonces.

A esta conclusión llegó una investigación que estuvo a cargo de Edgardo Tarallo, Hugo Buisel Quintana y José Alfonsín, y de la cual se hace eco el periodista económico Daniel Muchnik.

¿Cómo se mide el bienestar de una sociedad? Una de las claves, dicen los expertos, es analizar el modo en el cual el Producto Total generado por todo el país se reparte entre los trabajadores.

Pues bien, el informe de marras indica que el período de mayor frustración se inicia en 1950. Desde entonces, la distribución del ingreso empeoró globalmente hablando, aunque hubo recuperaciones espontáneas en ese lapso.

Un dato grafica todo: el ingreso de los asalariados se contrajo de casi el 50% en 1950 al 25,07% en el 2007, según el estudio.

Se diría que siempre se puede estar peor: en 1974, antes del Rodrigazo, en medio de una fuerte tensión social, los asalariados obtenían el 48,46% de la actividad productiva. Resulta que hoy obtienen solo la mitad.

Además, la población del Gran Buenos Aires que se encontraba por debajo de la línea de pobreza estaba en el 5%. Hoy entre el 35 y el 40% de los bonaerenses son pobres.

Hay coincidencia entre los especialistas en el sentido de que la Argentina pasó de los más altos niveles mundiales en el ranking de ingreso per cápita (superior al de cualquier otro país) a ocupar niveles bajísimos.

Al respecto, la investigación revela que el crecimiento promedio del Producto Bruto per cápita para la Argentina desde 1950 hasta el 2000 fue del 1,1% anual. Pero México, Brasil y Chile, en ese lapso, duplicaron esa tasa de crecimiento.

Incluso las economías más débiles y atrasadas de Europa tras la Segunda Guerra Mundial tuvieron un comportamiento muy superior al argentino.

Otro indicador que revela retroceso: en 1990, el 95% de los asalariados urbanos en el país tenía cobertura de seguridad social. Quince años después esa protección descendió al 65%, por debajo de Chile, Paraguay, Uruguay y Costa Rica.

En tanto la situación de la infancia en la Argentina revela el pozo en el que hemos caído como sociedad. Hay actualmente 6,3 millones de menores de 18 años que son pobres. De ese total 3,1 millones directamente pasan hambre.

Esto surge de un reciente trabajo realizado por el diputado Claudio Lozano junto a Tomás Raffo y Ana Rameri. Otros datos: el 47,2% de los menores de 18 años no posee cobertura sanitaria.

Además, por día se mueren 25 recién nacidos, de los cuales 14 fallecen por causas evitables. En la mayoría de los hogares donde viven menores se verifica, por otro lado, insuficiencia de espacio habitacional.

Cerca de 1,2 millón de menores viven en viviendas ubicadas en zonas inundables y otro millón no tiene agua corriente. El 14,2% del total de menores (equivalente a casi 2 millones) no asisten o nunca asistieron a un establecimiento educativo.

En suma, los números económicos y las estadísticas de todo tipo indican que peor no le ha podido ir a la Argentina. ¿Será por eso que siempre miramos el pasado?.