Los informes de la Auditoría General de la Nación (AGN) suelen ser voluminosos, concienzudos, prolijos al extremo, cuidadosos, de bajo perfil y escritos en lenguaje tan estricto que sólo pueden entenderlos los técnicos o los especialistas. Quien haya tenido en sus manos alguno de esos textos sabe de qué habla esta nota: aunque son "públicos", los informes del organismo de control del Estado no son para el público.

Abogados y contadores de la AGN se meten como hormigas en los distintos recovecos del Estado, desde programas sociales hasta administración de hospitales, y desde ministerios hasta los órganos de control de los servicios privatizados. Los informes detectan si se está gestionando bien, si el circuito del dinero presupuestado es correcto, si hay irregularidades, si las cuentas se rinden o si faltan comprobantes. Toda la información sirve -debería servir- para corregir desviaciones de la burocracia estatal. Pero también se puede convertir en una enorme fuente de información "oculta" entre palabras y papeles.

Esta semana se presentó un nuevo modo de llegar a ella: la página de Internet www.elauditor.info, una especie de "traducción" al lenguaje llano, periodístico, de los informes de la Auditoría. No lo hizo el Estado, sino el gremio de personal de los órganos de control (APOC).

Un par de ejemplos que se leen en el sitio:

En tres años, el OCCOVI aumentó su presu puesto el 7.309%. Sí, así como lo escucha: el organismo que dirigía Claudio Uberti (uno de los pasajeros del avión que trajo una valija con 800 mil dólares desde Venezuela) gasta ahora 73 veces más para controlar las obras viales. Pasó de 6,7 millones en 2005 a 501 millones en 2008. Es porque en 2004 se modificó su objetivo inicial -la fiscalización de las concesiones-, y un decreto lo facultó a construir los caminos que debe controlar.

Se detectaron sobreprecios y falta de control en los subsidios a obras sociales sindicales. Por ejemplo, en la campaña antigripal de 2004 la Administración de Programas Especiales (APE) del Ministerio de Salud entregó subsidios a seis obras sociales por 25 pesos cada dosis, mientras que el resto de las prestadoras pactó con el PAMI 12,12 pesos la misma vacuna. Mucho dinero del APE fue a sindicatos para prestaciones de alta complejidad: en 2000 los gastronómicos recibieron 1,3 millón, pero sólo rindieron cuentas por 550.000, al gremio de Sanidad le transformaron en reintegros transferencias no rendidas por 240.000,20 pesos y los ferroviarios recibieron 423.284. Ese mismo año -en los agitados días de los sobornos en el Senado-, la APE entregó subsidios por más de 12 millones de pesos en bonos que no fueron rendidos ni devueltos. El juez Claudio Bonadío secuestró el lunes los "papeles de trabajo" de la AGN en este informe.

La Auditoría -que depende del Congreso y su titular debe ser de la oposición- y la Sindicatura General de la Nación (Sigen, que depende del Ejecutivo) reemplazaron en 1993 al Tribunal de Cuentas. El cambio fue realizado por el menemismo a pedido de los organismos internacionales de crédito, y significó desdoblar y diluir el control: uno hace "la autopsia" de los hechos, como dice el titular de APOC, Hugo Quintana, es decir actúa "después". El otro controla "en el momento", pero sólo rinde cuentas a la Casa Rosada. Pueden hacer "recomendaciones", aunque no tienen la capacidad sancionatoria que era característica de los desaparecidos Tribunales de Cuentas. O sea, no pueden frenar licitaciones ni castigar a los funcionarios responsables de irregularidades. Y sus informes, casi crípticos, apenas se conocen.