Ciudadanos que no votan: apatía, descreimiento y elecciones desdobladas
Las últimas legislativas en distritos como Ciudad de Buenos Aires y Santa Fe tuvieron muy baja participación. Distintos especialistas advierten sobre los riesgos de este fenómeno y apuntan, también, a la escasa información y al desgaste democrático.
Domingo 18 de mayo, 15 horas. Los porteños eligen la renovación de 30 bancas de la Legislatura local. En ninguna de las mesas con urnas dispuestas en la Escuela Primaria Nº 20, del barrio de Barracas, hay filas. Casi sin demora, el presidente de mesa entrega el sobre para guardar el voto que esta vez se selecciona e imprime desde una máquina electrónica. Hay pocos nombres tachados en las planillas que tienen las autoridades, aquellas en las que registran quienes ya votaron. La situación se replica en otros colegios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La participación ciudadana de la jornada terminará siendo la más baja de la jurisdicción desde el regreso de la democracia en 1983: apenas el 53,3% ¿Qué pasó? ¿Desinterés, desinformación, cansancio? ¿O es un síntoma más profundo de desapego institucional?
“Todavía es temprano para sacar conclusiones definitivas”, advierte Tomás Aguerre, politólogo, quien señala que “el resultado de las urnas siempre contiene varios mensajes al mismo tiempo”. En su análisis, el descenso relativo de participación en los comicios podría explicarse por múltiples factores. Entre ellos, refiere a “cierta desafección hacia la oferta de los partidos” y el hecho de que se trató de elecciones legislativas desdobladas de las nacionales, un fenómeno que, según su mirada, “tiende a disminuir el interés del electorado”.
“No es que a la gente no le guste votar ni la democracia, pero sí hay un rechazo a tener que ir varias veces a las urnas en un mismo año”, plantea el analista Julio Burdman.
Desde la consultora Isasi/Burdman, el politólogo e investigador Julio Burdman aporta una mirada complementaria basada en sus estudios de opinión. “Hicimos un relevamiento a principios de año que mostraba que el 60% de los encuestados a nivel nacional se oponía al desdoblamiento de elecciones”, cuenta. “No es que a la gente no le guste votar ni la democracia, pero sí hay un rechazo a tener que ir varias veces a las urnas en un mismo año”.
En este sentido, asegura que uno de los casos más ilustrativos es el de Santa Fe. Allí, el 19 de abril se realizaron comicios primarios para concejales y se eligieron convencionales para reformar la Constitución provincial: solo votó el 55,6% del padrón. El domingo 29 de junio se realizarán las generales para renovar parcialmente distintos Concejo Deliberantes. “En nuestros relevamientos notamos que mucha gente ni siquiera sabía que había elecciones”, agrega Burdman.
Ayer, en las generales, el número fue peor: votó solo el 52% de los electores habilitados, pero la cantidad fue todavía menor en la capital provincial y en Rosario.
Algo similar ocurrió en CABA, que por primera vez desdobló los comicios para renovar parcialmente la Legislatura. “Son elecciones poco convocantes y con bajo nivel de información circulando en la sociedad”, aporta.
Desafección o desinformación
La pregunta de fondo sigue vigente: ¿el problema es el sistema electoral, los partidos o hay un debilitamiento de la democracia? Para Aguerre, “los derechos que no se ejercen son más fáciles de perder". En este sentido, afirma: "Si la ciudadanía quiere expresar insatisfacción, que lo haga participando, votando en blanco o anulando, pero participando al fin”.
Además recuerda que el derecho al voto universal es un logro histórico que hizo al país más igualitario. "Una elección no es solo un trámite: es el momento en que ejercemos nuestra ciudadanía. Es, como dice un autor que me gusta mucho (Pierre Rosanvallon), un sacramento de la igualdad entre las personas”.
Por su parte, Burdman sugiere que, aunque hoy puedan encontrarse explicaciones coyunturales -el desdoblamiento, el bajo atractivo de las elecciones locales, la poca información-, si en los comicios nacionales de octubre se repite la tendencia, “habría que hacer una evaluación más sistémica de lo que está pasando con la política en Argentina”.
Mientras tanto, las elecciones desdobladas parecen jugar un rol determinante. En septiembre, la provincia de Buenos Aires tendrá por primera vez en su historia sufragios legislativos locales separados de las nacionales. “Con los antecedentes que estamos viendo, me parece riesgoso”, anticipa Burdman, y aventura: “Podría pasar que mucha gente no se entere o simplemente no le interese”.
Una tendencia a la baja que se sostiene en el tiempo
En datos, la participación electoral evidencia una tendencia general a la baja, especialmente en elecciones de menor envergadura o en períodos fuera de las nacionales más concurridas. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) pasó de una robusta participación del 79,8% en las generales de 2019 a 53,3% en una elección legislativa reciente de 2025, lo que da cuenta de un posible desgaste o desinterés del electorado en comicios intermedios.
Como se mencionó, este fenómeno también se registró en Santa Fe con un 68,3% en sus generales provinciales de 2023, en contraste con el 55,6% registrado en sus elecciones para convencionales constituyentes y las PASO municipales/comunales de 2025.
En mayo, los chaqueños renovaron 16 bancas en la Legislatura provincial. Solo se acercó a las urnas el 52,1% del padrón. En las elecciones realizadas en Salta, participó el 58,7% de los electores habilitados. En tanto que en San Luis y Jujuy, los números fueron algo mejores, pero aún por debajo de lo esperado: 60,5% y 63%, respectivamente.