La doctora María Estela Moreno, quien actualmente se desempeña en el área de Evaluación de Financiamiento Internacional en el Banco Interamericano de Desarrollo, publicó un artículo dentro del libro La Administración Pública en tiempos disruptivos donde invita a pensar nuevas ideas de control en medio del descontrol.

- ¿Por qué presentaste este capítulo?

En los primeros días de marzo se empieza a charlar sobre este virus que nadie sabía cómo era y comienzo a escribir unos artículos pensando cómo se controla en situaciones de emergencia sanitaria. Cuando se produce el decreto presidencial del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio saco el primer texto sobre controlar en el descontrol y sobre cómo se sistematizan prácticas que pueden dar algún nivel de previsibilidad. En ese marco se generó el congreso de la Asociación Argentina de Estudios de Administración Pública donde hubo una convocatoria para presentar artículos y me pareció interesante plantear, con algunas lecciones aprendidas al respecto, cómo auditar en tiempos de emergencia y  surgieron estas 10 ideas para compartir entre colegas.

- En el artículo planteas que no se debe continuar auditando de la misma forma que antes de la pandemia. ¿Cambió algo?

En algunos organismos ya se dieron cuenta que si no cambian no se puede controlar o que la forma cada vez va a oler más a naftalina y se va a quedar en el tiempo. Hay algunos organismos que no están listos para los cambios y siguen pensando que vamos a volver a trabajar como lo hacíamos antes. Estoy convencida de que hay una nueva normalidad que llegó para quedarse y que para nosotros es una oportunidad más que un problema, para pensar nuevas formas que nos desafían a profundizar nuestras instancias de creatividad. 

Esto aplica a los auditores y a los gestionadores que tienen que evaluar sus propias políticas públicas: establecer cuáles son los objetivos y tener indicadores razonables y realistas en tiempos de pandemia es fundamental. Es ver para qué estamos auditando y si realmente lo hacemos para detectar errores administrativos o, en una emergencia, auditamos oportunidades para salvar vidas. 

- En un trabajo cotidiano, ¿notas cambios en las formas?

Hay gestionadores y auditores que entendieron rápidamente como es la nueva normalidad. Creo que el control interno se ha movido más rápido que el externo, lo veo hace tiempo. Las Unidades de Auditoría Interna (UAI) tienen una respuesta más rápida por estar más en contacto con la gestión. Entendieron más rápido que no tenía sentido estar viendo si estaba bien la foliatura de un expediente sino ver si estaban los lotes de las vacunas a punto de vencer. Hay cuestiones que tienen niveles de significatividad que no pueden dejarse pasar. 

- ¿Las UAI fueron más importantes durante el aislamiento?

El trabajo de las UAI siempre es importante. El control bien entendido, que garantiza la rendición de cuentas, una de las herramientas que tiene es el control interno. Si el gestionador es inteligente va a utilizar la herramienta, muy pocos la usan inteligentemente y en la mayoría de los casos se vuelve un lugar de formalidad. Cuando notan que puede servir para asesoramiento y consulta es donde se torna más significativo. 

- ¿Cuál es el vínculo entre la nueva normalidad entre el control y la tecnología?

No se puede concebir un mundo sin tecnología y en la administración pública lo entendimos hace unos años cuando empezamos a avanzar hacia un proceso de digitalización de las actuaciones administrativas porque la lógica indica que el mundo de los papeles se terminó y hay una gran cantidad de herramientas para la digitalización. Hay un gran desafío de incorporar nuevas metodologías que incluyan lógicas de tecnología que garanticen la seguridad para que se emita una opinión respaldada en evidencia de auditoría y para eso los auditores tenemos que capacitarnos en herramientas tecnológicas básicas. 

- ¿Hay una idea número once para compartir?

En realidad tengo como mil ideas. Todo cambia rápido, es una construcción entre colegas. Sería una gran idea que se escuche a quienes venimos de la técnica del control para pensar lógicas sistematizadas para los organismos y que se deje lo vetusto para tener la sensibilidad de un mundo moderno que requiere que hagamos nuestro aporte para la mejora de la política pública.