La Roma que está debajo de Roma
Roma es una de las ciudades que sigue ofreciendo sorpresas de la historia a cada paso. Otra importante es Estambul. De otros destacados centros urbanos del pasado muy lejano no quedaron ni las piedras.
Es el caso de Cartago, por ejemplo, en el norte del África, uno de los centros opulentos y comerciales de la antigüedad que fue destruido con saña en la guerra con Roma, su contrincante en poderío militar y dominio del mar Mediterráneo.
Hace un tiempo una película mostró que, al construir uno de los ramales de las líneas de subterráneos de la capital de Italia, se encontró una mansión urbana de la antigüedad.con sus dibujos, pinturas y estatuas.
Es decir, debajo de Roma está, en algunos casos intacta, la antigua y esplendorosa ciudad capital de un imperio. Hace unas semanas, por ejemplo, en plena epidemia del Covid- 19 se produjo un hundimiento (socavón, en buen castellano) en la amplia plaza que se ubica enfrente del Panteón (de Agripina) un monumento que visitan millones de turistas por año.
Los obreros y luego los arqueólogos comprobaron la existencia de un antiguo camino romano que data del siglo II D.C., de los tiempos del emperador Adriano, uno de los más brillantes y sensatos que tuvo la gran potencia mundial.
Esa reliquia se encontraba a casi tres metros debajo de la plaza de referencia y fue una sorpresa hallada tratando de remediar una fuga de agua, muy peligrosa para cualquier paseante.
Una arqueóloga italiana declaró que no es la primera vez que se encuentran recuerdos de ese mismo camino. Las baldosas estaban intactas, protegidas por la "pozzolana", un material volcánico utilizado hace siglos para la creación de cemento.
En la época imperial esa plaza era mucho más grande que la actual y se abría al templo que mandó construir Agripina entre el año 27 y el 25 A.C. dedicada a todos los dioses.
Agripina fue la hija mayor de Germánico y de Agripina la mayor, bisnieta de Marco Antonio, hermana de Calígula y madre de Nerón (cuyo nombre de nacimiento fue Lucio Enobarbo)
Poder ver esas losas y otros restos da la posibilidad, según los especialistas, de imaginar cómo era la Roma Imperial y tener una idea de las dimensiones de la plaza monumental delante del templo.
Roma, bien se sabe, está llena de este tipo de sorpresas. Hay muchas capas de la vieja ciudad ocultas por el pavimento moderno. En lugares donde parece que todo está conocido se siguen encontrando objetos que se convierten en reliquias.
Este año tuvo éxito en las librerías de idioma castellano un trabajo editorial escrito por Germán Moldes, ex-fiscal y asesor internacional, quien, por su trabajo, vivió muchos años en Roma. La recorrió en todas las direcciones y lanzó el libro que se titula Roma, un día hace 2000 años.
Es un paseo por los barrios de la antigua Roma, las modas, vida amorosa, comidas, la vida y la muerte, el Imperio en toda su gloria y su miseria. Está escrito sin academicismo. Se ocupa de la estética, el ocio, las carreras de carros arrastrados por estupendos caballos, el anfiteatro, las termas, la sobrevivencia de los esclavos. También recorre los deportes, juegos y entretenimientos de la época; la religión, las distintas penas de muerte a los transgresores, el gran incendio del año 64 y la prostitución.
Roma sigue viva, no ha podido tapar su pasado pese al caos de los siglos de supervivencia. Tiene una vitalidad muy especial, única.