Antonio Berni • Domingo en la chacra (1945)


Que llame el pan. El tuyo, el mío. Que golpee las palmas en la entrada del que no tiene puerta, ni techo, ni casa. 

Que llame el vino. El mío, el tuyo. Que toque la campana invitando a la alegría y se derrame en risas y se acomode, caluroso, en las mejillas.

Que llame el pan. Que cada uno traiga lo puesto. Con los bolsillos sin secretos, transparentes y generosos.

Que llame el vino. Que cada quien acerque la copa, el vaso, que metamos la cuchara revolviendo la plegaria para hacerla colectiva.

Que llame el pan. Que al acercarse queden las huellas de los pies descalzos, de los zapatos repetidos del eterno peregrino, de las suelas estrenadas.

Que llame el vino. Que se choquen y se mezclen las palabras en el brindis del bien al otro. Bendecidas frases del encuentro.

Que llame el pan. Que lo partan y repartan las manos de la pala, del lápiz, del algodón y las ramas.

Que llame el vino. Que invoque a mis muertos y a los tuyos y que se acerquen los nacidos, los perdidos, los tímidos y los miedosos.

Que llamen el pan y el vino. Que se haga la fiesta de los comunes y llegará la música que nunca tuvo dueño. Seamos canto y danza.