El Tribunal de Cuentas de Brasil (TCU) le ordenó a Bolsonaro devolver todos los regalos que recibió durante su mandato. Según las leyes vigentes, los jefes de Estado sólo pueden quedarse con aquellos regalos destinados a un uso “muy personal” y de “escaso valor monetario”.

Durante su mandato, Arabia Saudita le regaló dos cofres de joyas valuados en 16,5 millones de reales (alrededor de 3,12 millones de dólares). Uno de ellos fue incautado en el aeropuerto de San Pablo. Por lo que el TCU también le ordenó al departamento de Ingresos Especiales que entregue las joyas incautadas.

Algunas de las joyas incautadas en el Aeropuerto de San Pablo.

Además de las joyas, el ex-presidente deberá devolver el juego de armas que recibió de las autoridades sauditas. Dantas, presidente del TCU, indicó que el destino de los regalos será la colección del Palacio do Planalto. A su vez, planteó la necesidad de llevar a cabo una auditoría más estricta de los regalos que reciben los presidentes a fin de cada mandato.

Cómo es el registro de obsequios en Argentina

El decreto 1179, vigente desde 2016, establece que los funcionarios públicos nacionales sólo pueden aceptar regalos por cortesía o costumbre diplomática, siempre y cuando no sean de personas o instituciones vinculadas con el Estado. Sólo los funcionarios del Ejecutivo deben registrar sus regalos, no así el Poder Judicial o Legislativo, ni tampoco los funcionarios provinciales.

Los regalos que reciben deben ser declarados en el Registro de Obsequios y Viajes a Funcionarios Públicos, dependiente de la Oficina Anticorrupción. Si el valor del obsequio es menor a $12 mil, pueden conservarlo. Si lo supera, deben entregarlo al patrimonio estatal.

Además, la normativa establece que los funcionarios no pueden aceptar viajes de personas, entidades o gobiernos que tengan un vínculo con el Estado. Sin embargo, pueden aceptar que terceros les financien gastos de viajes y estadías únicamente para asistir a cursos, actividades académicas, culturales o conferencias.