María Alejandra Mac Allister es contadora y presidenta del Tribunal de Cuentas de La Pampa desde 2016 cuando concursó por el puesto y ganó el examen con el puntaje más alto convirtiéndose en la primera autoridad máxima del organismo. Actualmente, es una de las seis mujeres que se desempeñan en ese cargo dentro los 22 tribunales provinciales donde la participación de las mujeres oscila de forma desigual. Mac Allister dialogó con El Auditor.info sobre cómo es su rol, los obstáculos y los desafíos a futuro. 

- ¿Cómo fue tu llegada a la presidencia del Tribunal?

- No es fácil llegar a lugares de poder para las mujeres y creo que es una construcción que vamos haciendo a lo largo de nuestra vida. Vos decidís y te enfrentás a las batallas que querés dar. Son todos pequeños pasos que una va dando para poder llegar.

Rendí ante el Consejo de la Magistratura porque en nuestra provincia se accede al cargo de presidente del TC a través del concurso de antecedentes y oposición. De ahí se eleva una terna, el Ejecutivo elige con el acuerdo de la Cámara de Diputados. El cargo es inamovible, como el de un juez. La verdad que rendir y enfrentarse al hombre no es fácil, de hecho fui la única mujer que se presentó. Saqué el mejor puntaje y comenzaron los comentarios, porque cuando somos compañeros al mismo nivel no hay problemas, el tema es cuando una asciende: ¿Cómo sacó el mayor puntaje? ¿Qué habrá hecho? ¿Qué no hizo? 

- ¿Con qué obstáculos te encontraste en tu recorrido profesional?

- He participado y participo en política y por ello sé de obstáculos. La construcción de ese camino empieza desde mucho antes que uno entra a la universidad. Todo eso te va fortaleciendo, pero no es fácil. Cuando rendí el examen para ser presidenta del Tribunal era una hoguera. Soy la primera mujer presidenta del TC desde 2016 y para mí es un orgullo. Para poder esquivar los obstáculos hay que estar muy segura y desde esa base enfrentar todos los desafíos.

- ¿Qué aportan las mujeres al trabajo de controlar?

- Una vez que llegamos a los lugares de poder aportamos mucho. La mujer ve el poder con otra perspectiva. Construimos espacios de consenso, de diálogos, tenemos estrategias distintas, le damos otra dinámica al trabajo porque además somos multitarea, lo que hace que sea más fácil para nosotras formar grupos multidisciplinarios. Armamos verdaderos equipos. Estoy convencida de que tenemos mucha disciplina y capacidad de respuesta. Creo que le aportamos mucho más de lo que las mismas mujeres creemos.

Y los lugares a los que accedemos no son casuales. Hay que atreverse, animarse, enfrentarse todos los días a un desafío distinto. Hay quienes te quieren hacer callar pero también quienes te escuchan, ahí está el enfrentamiento diario. En el TC de La Pampa, hay más cantidad de mujeres que de varones de las cuales están profesionalizadas un 80%. Nosotros lo reivindicamos y trabajamos para que haya mayor cantidad de capacitaciones, que las tomen, se involucren, profesionalicen. A las mujeres nos cuesta porque se piensa en la familia. Hay que dar todos los días un paso más, de hecho, estoy terminando una Maestría en Políticas Públicas.

- ¿Ves que los organismos se están aggiornando?

- Sí. En el TC tenemos un Comité de Responsabilidad Social donde está la sala de lactancia. Tenemos un Secretariado Permanente, donde hay varias mujeres presidentas, pero a veces cuando te unís con otras compañeras por una causa común, te dicen: “Uy, llegaron las pistoleras”. Sin embargo, cuando el hombre hace una consideración no se le dicen esas cosas. Todavía tenemos mucho por delante. No es que se terminó. Las mujeres hemos conseguido muchísimo pero falta. Esto recién empieza.

Hombres y mujeres no somos lo mismo, somos distintos, entonces hay que buscar un equilibrio. Estas diferencias fortalecen los equipos de trabajo. Las batallas diarias son muchas. Hay que visibilizar que somos muchas las que estamos en los espacios de poder, pero hay muchas que deberían estar y no se animan. Hay muchos logros obtenidos como la Ley Micaela o el poder visibilizar los problemas que tienen las trabajadoras dentro de los organismos públicos. Hoy en día el ámbito público puso en escena a la persona, sin importar el sexo. 

- ¿Crees que con más participación dentro del ámbito laboral del control cambia la forma de controlar?

- Creo que sí. Porque las mujeres somos más difíciles de torcer en nuestras decisiones, aunque no parezca. En las grandes revoluciones ahí están las mujeres con sus ideas inquebrantables y lo mismo pasa en el control donde hay que tener mucha firmeza, fortaleza y disciplina para cuidar los recursos públicos que el ciudadano deja al Estado para que se los administre. Es mucha la responsabilidad que tenemos. Esa fortaleza en las decisiones me parece que es muy interesante de analizar y cuanto más seamos mejor. Hay mucho trabajo detrás de cada una de nosotras que no se sabe, no se conoce o no se visibiliza.