Cuando el poder perdió el juicio
De Luis Moreno Ocampo*. El 22 de abril de 1985 la sociedad argentina asistió a un hecho inédito en su historia y casi sin precedentes en el mundo: los comandantes de las tres juntas militares que habían gobernado el país desde el golpe de Estado de 1976 estaban sentados en el banquillo de los acusados. Comenzaba el juicio por las muertes, torturas y desapariciones cometidas durante la dictadura.
El juicio a las juntas coronaría la transición democrática, fue una victoria de la libertad en su eterno conflicto con la tiranía y el poder absoluto.Treinta años después, Luis Moreno Ocampo presenta una selección de las pruebas del juicio a las juntas, las analiza en un documento único que encapsula lo actuado por la dictadura, y hace una breve crónica de la transición democrática desde la elección del presidente Alfonsín a las investigaciones judiciales posteriores impulsadas por el presidente Kirchner.
La experiencia Argentina hizo resurgir el legado de los juicios de Nüremberg y se convirtió en el comienzo de una tendencia mundial: el fin de la impunidad de los crímenes cometidos desde el poder. Ese proceso se consolidó en el 2003 con la puesta en funcionamiento de la Corte Penal Internacional, donde Moreno Ocampo se desempeñó como el primer Fiscal General. Con esa experiencia Moreno Ocampo nos invita a reconocer un liderazgo mundial de la Argentina, pero también a recordar las consecuencias de ignorar la ley para controlar el crimen.
*Sobre el autor
Luis Moreno Ocampo lideró el equipo de investigaciones del fiscal Julio César Strassera en el Juicio a las Juntas (1985) y en el Juicio a Ramón Camps y personal de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (1986). Participó en la extradición de Suárez Mason desde Estados Unidos (1987). Fue el fiscal del juicio a los comandantes de la Guerra de Malvinas (1989), de las rebeliones militares en Aeroparque (1988) y de la liderada por Mohamed Seineldín (1990). En el 2003 fue elegido por 78 países como el primer Fiscal General de la Corte Penal Internacional. Abrió investigaciones en siete países, logró el procesamiento de líderes de milicias como Joseph Kony en Uganda, Muamar Gaddafi en Libia y del presidente de Sudán, Omar Al Bashir, por genocidio en Darfur. Fue profesor visitante de la Universidad de Stanford y de Harvard. Actualmente trabaja en una firma de abogados en Nueva York y dicta un curso en la Universidad de Yale.