Educación y compromiso futuro
Por Tomás Várnagy. La calidad educativa de Argentina, en los tres niveles, fue un punto de referencia en toda América Latina. Actualmente estudiantes de Chile, Colombia y otros países del continente vienen a realizar estudios universitarios en nuestro país; pero los niveles primario y secundario han decaído de manera notoria en las últimas décadas.
La calidad de los aprendizajes primario y secundario es muy baja y así lo muestran las evaluaciones internacionales como PISA (siglas en inglés de Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes) y otras de la UNESCO, quedando por detrás de la mayor parte de los países latinoamericanos evaluados. El Informe PISA realiza pruebas estandarizadas (en matemáticas, ciencias y habilidad lectora) a estudiantes de 15 años en 65 países; en el 2012 estuvimos en el puesto número 60, solamente superamos a Indonesia, Albania, Kazajistán, Catar y Perú; lo cual muestra el gigantesco retroceso en cuanto a la calidad educativa.
En la última década, las escuelas públicas han perdido unos 250.000 alumnos de nivel primario, de acuerdo al anuario estadístico del Ministerio de Educación, mientras que los establecimientos privados recibieron más de 200.000 inscripciones. Familias de clase media e, incluso, de menores recursos, han optado por la educación privada debido a la baja de la imagen de la escuela estatal, los paros docentes y el no cumplimiento del calendario escolar.
En 2006 se declaró la obligatoriedad de los estudios secundarios y, actualmente, el 40 por ciento de los estudiantes son la primera generación que entra a ese nivel. Pero, lamentablemente, sólo la mitad de los que empiezan la primaria terminan la secundaria, en otras palabras, la matrícula obtuvo magros incrementos pese a que se legisló su obligatoriedad. Y son los más pobres los que se quedan en el camino, lo cual muestra que estamos lejos de garantizar una movilidad social ascendente y lograr la inclusión de un importante porcentaje de la población.
Si bien el kirchnerismo aumentó la inversión en educación existen muchos temas pendientes. La meta del 6 por ciento del PBI en educación, ciencia y tecnología logró una importante mejora en los salarios docentes y la Asignación Universal por Hijo (AUH) permitió el aumento de la crucial escolarización en el nivel primario. El ideal de la igualdad de oportunidades educativas sigue siendo una utopía, ya que son los sectores más privilegiados los que acceden a una educación de calidad muy superior a la media. Es fundamental lograr una alta calidad educativa y no es suficiente extender los años de estudio, expandir escuelas o aumentar los salarios docentes si no hay una preocupación por la excelencia.
El candidato por Cambiemos, Mauricio Macri, ahora presidente electo, publicó su Compromiso por la Educación en donde afirma que en el largo plazo, la educación es la manera más sostenible y duradera de mejorar la vida de las personas y que será parte de su desafío de pobreza cero. Destaca que el compromiso tiene cuatro ejes: a) Revalorizar a los maestros para que alcancen el prestigio social y profesional que se merecen. b) Todos los chicos a partir de los 3 años podrán asistir al Jardín de Infantes público. Vamos a construir más de 3000 salas y jardines en todo el país. c) La mitad de los chicos de 18 años no termina el secundario. Tenemos que lograr que mucho más chicos terminen el secundario. d) Traer la escuela al siglo XXI, con más tecnología, idiomas y mejores planes de estudio. Veremos si se realizan estas promesas, si mejora la calidad educativa, y si se promueve una auténtica movilidad social.
Como acotación marginal referida a la educación, en la siguiente caricatura estadounidense vemos que un problema que muchos creen que es de nuestra sociedad (que antes los padres le exigían a los hijos y ahora a las maestras) en realidad es algo universal.
1969: explica estas malas notas. Hoy: explique estas malas notas. ¿Ve el problema?