La gran fiesta popular del último sábado con la que quedaron inaugurados los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 fue hecho cultural sin precedentes. Miles de argentinos se concentraron en las calles alrededor del Obelisco porteño junto a los 4500 jóvenes deportistas, pertenecientes a 206 países, que desde el domingo comenzaron sus respectivas competencias por las medallas olímpicas.

Es probable que no vuelva a repetirse en nuestro país un encuentro cultural de esta magnitud en la calle y esa fue la marca distintiva, el plus que encontró el Comité Organizador de los Juegos, liderado por el titular del Comité Olímpico Argentino, Gerardo Werthein.

Se trató de un hecho histórico además para el movimiento olímpico, ya que fue la primera vez que el Comité Olímpico Internacional, presidido por el alemán Thomas Bach, autorizó que en estos terceros Juegos Olímpicos de la Juventud (YOG, por sus siglas en inglés) la fiesta de inauguración se realizara fuera de un estadio, íntegramente en las calles céntricas de la Ciudad.

La puesta en escena fue espectacular, con fuegos artificiales y un obelisco resignificado con imágenes increíbles y personas, del grupo Fuerza Bruta, colgadas del monumento que lo recorrían de punta a punta emulando los distintos deportes.

No faltaron a la cita las glorias del deporte olímpico nacional, entre ellos: la Judoca Paula Pareto y el velista Santiago Lange (oro en Río de Janeiro); Leo Gutiérrez, integrante de la Generación Dorada y ganador de la medalla de oro en basquetbol en los Juegos de Atenas 2004; o el correntino Carlos Camau Espínola, que con cuatro medallas olímpicas es, junto a Lucha Aymar, también presente, quienes más medallas olímpicas cosecharon; el ahora entrenador de voleibol Javier Weber, integrante de aquel recordado equipo que consiguió en los juegos de Seúl 1988 la medalla de bronce; la extenista Gabriela Sabatini (ganadora de una medalla de plata), entre otros.

Allí estaban para acompañar e inspirar a los 141 deportistas argentinos de entre 14 y 18 años que participan de estos juegos y que tuvieron como abanderado de la delegación a Dante Cittadini, campeón mundial junior (Estados Unidos 2018) en la clase Nacra 15 de yachting.

Otro foco de atención fueron los doce chicos tailandeses rescatados en julio pasado de la cueva Tham, invitados especialmente por el COI y el Comité Organizador, quienes acompañan junto a sus padres a la delegación de su país.

Pero más allá de la fiesta de inauguración, hay otras cuestiones significativas que le dan a estos Juegos de la Juventud su toque distintivo. La más importante de ellas, sin dudas es la paridad de género entre los deportistas, algo que también se dio por primera vez en la historia. La determinación de que participen la misma cantidad de atletas varones y mujeres, potenció también la inclusión de actividades mixtas. Todo un gesto significativo para el Movimiento Olímpico, que desde la instauración de los Juegos Olímpicos modernos tuvo en la inclusión de las mujeres y en el apartheid sus dos mayores problemas.

El padre de los Juegos Modernos, el pedagogo francés Barón Pierre de Coubertin, relegaba a las mujeres al rol de aplaudidoras de los éxitos de los varones deportistas. Tanto les costó a las mujeres hacerse lugar en el olimpismo que recién en 1982 se incorporó la primera mujer a un cargo ejecutivo en el COI.

Esta igualdad se puede ver en el recorrido de la Villa Olímpica emplazada en Villa Soldati, donde se dio la mayor inversión; o en los parques olímpicos de Tecnópolis y Parque Sarmiento; el Parque Urbano de Puerto Madero, a orillas del Río de la Plata; y el Parque Verde de los Bosques de Palermo.

Justamente la inversión para el desarrollo de los Juegos es otro tema que deberá tomar su debida relevancia. Es que los números, que se dan a conocer a cuenta gotas, lejos quedaron de lo que fueron las primeras proyecciones. Esa es la otra cara de los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018 y de la que tanto Werthein como el jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta han querido hablar poco y nada durante la conferencia de presentación en la Villa Olímpica.

Al momento de adjudicación de la sede, en 2013, el Gobierno de la Ciudad junto al Comité Organizador, previeron una inversión de 231 millones de dólares, cifra que con el correr del tiempo prácticamente se triplicó. La cifra final fue anunciada en 650 millones de dólares. Pero si estos valores se tomaran en pesos, con el salto de 4 a 40 pesos entre la adjudicación y la concreción de los Juegos, los montos resultan quince veces mayores. Según el sitio especializado www.ephectosport.com.ar, de los 1.040 millones de pesos iniciales se llegó a más de 16.000 millones de pesos.

De lo poco que dijeron Werthein y Rodríguez Larreta en la presentación, se desprende que el 30% de la inversión fue a gastos operativos, es decir entre 210 y 215 millones de dólares. Esa cifra prácticamente duplica los 104 millones estipulados en un principio; incluso supera el re cálculo del propio Comité Organizador, que a comienzos de 2018 había subido los valores hasta los 187 millones de dólares. Una cuenta maliciosa, dividiendo el gasto por los días de competencia, arroja que los porteños pagan unos 15 millones de dólares diarios para la realización operativa de los Juegos de la Juventud.

La parte restante del gasto fue para la construcción de infraestructura deportiva de la Villa Olímpica, donde se planea trasladar en un futuro al CeNARD y para la construcción de los edificios donde se alojan los deportistas, que serán vendidos a particulares una vez finalizados los Juegos. Esa inversión en el presupuesto original era de unos 126,4 millones de dólares y prácticamente se cuadruplicó. Uno comienza con una estimación, pero en cinco años cambiaron muchas cosas, explicó Werthein el jueves pasado en la Villa Olímpica ante la prensa. No caben dudas de ello. Como tampoco de que tarde o temprano, se deberán revisar las cuentas.

*Sociólogo y periodista.