Los vecinos cuestionaron el proyecto para cambiar el Código Urbanístico en CABA
Tras ocho jornadas de exposiciones, terminaron las audiencias públicas. Organizaciones criticaron que no se consideraron las ideas presentadas.
La audiencia pública sobre la modificación del Código Urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires (CUR) concluyó tras ocho jornadas de exposiciones. Funcionarios del gobierno porteño afirmaron que los cambios ayudarán a proteger el patrimonio en barrios residenciales y a desarrollar el Sur de la Ciudad. Sin embargo, las organizaciones vecinales criticaron que la propuesta carece de una visión integral al centrarse sólo en la construcción y dejar afuera las ideas presentadas por los vecinos en cada barrio. El proyecto será analizado en comisiones para evaluar posibles modificaciones antes de ser debatido en el recinto.
La propuesta busca ajustar las alturas, limitar la banda edificable en áreas de baja densidad, incluir regulaciones sobre la mixtura de usos del suelo, incorporar instrumentos de promoción, sumar equipamientos especiales, modificar urbanizaciones específicas y definir áreas de desarrollo prioritario.
El Código Urbanístico establece la distribución de terrenos y edificios en la Ciudad, tanto en espacios públicos como privados.
“La modificación de este CUR se enfoca en aumentar la capacidad constructiva de las parcelas. Amplía la edificabilidad en diversas áreas y, al mismo tiempo, fomenta el desarrollo de grandes proyectos aislados, lo que provoca disrupciones en el tejido urbano”, afirmó Bárbara Rossen, directora general de Derechos de Acceso a la Ciudad de la Defensoría del Pueblo, ante la consulta de El Auditor.info.
El Código Urbanístico establece la distribución de terrenos y edificios en la ciudad, tanto en espacios públicos como privados. Además, define los usos permitidos para cada zona y las obligaciones de los constructores, teniendo en cuenta el entorno y la estructura general de la ciudad.
Principales cuestionamientos
La urbanista, en representación de la Defensoría durante la audiencia pública, advirtió que el nuevo código “podría provocar una saturación de servicios, problemas de infraestructura, una menor calidad ambiental, un aumento significativo de la isla de calor, menos espacios verdes y mayores dificultades para acceder a la vivienda”.
También alertó que, en ausencia de políticas públicas que establezcan reglas claras, las edificaciones terminan convirtiéndose en activos para la especulación. “Sin una política pública que la regule, la especulación la convierte en reserva de valor”, expresó Bárbara.
Durante las jornadas, se plantearon diversos cuestionamientos al proyecto. Uno de los principales fue la falta de una discusión real con consejos consultivos, juntas comunales, organizaciones ciudadanas, profesionales y vecinos, lo que generó reclamos sobre la falta de participación en el debate.
“Los vecinos son la verdadera alerta temprana. La escucha atenta es imprescindible. Queda pendiente que esta democracia participativa tenga más injerencia y no sea solo una escenografía para cumplir con el procedimiento”, manifestó la arquitecta y directora de Derechos de Acceso a la Ciudad.
“La modificación de este CUR se enfoca principalmente en aumentar la capacidad constructiva de las parcelas", afirmó Bárbara Rossen.
Además, en la audiencia se señaló que el proyecto se centra únicamente en la constructibilidad y deja de lado problemas prioritarios para la comunidad. Entre ellos, la destrucción de barrios de casas bajas y del patrimonio barrial, el colapso de los servicios públicos, la insuficiencia de infraestructura, la escasez de espacios verdes públicos cercanos, la protección del arbolado y la integración de los barrios populares al resto de la ciudad.
Rossen criticó el aumento de la edificabilidad al señalar que no se acompaña de los equipamientos ni de las mejoras urbanísticas necesarias. “Si bien proponen ampliar los pulmones de manzana, no va a tener el impacto suficiente para contrarrestar el aumento de las alturas en toda la ciudad", agregó la especialista.
Otra de las reformas incluidas en la primera lectura fue la creación de la "capacidad constructiva adicional". Este instrumento, según Bárbara Rossen, tiene la “supuesta motivación de desarrollar la zona sur”.
Permite, entre otras cuestiones, otorgar capacidad constructiva adicional en el corredor norte a desarrollos realizados en esa área. Esto habilita edificar hasta un 30% más alto de lo permitido en el distrito, lo que “podría alterar barrios de buena calidad y provocar disrupciones morfológicas, con la pérdida de sol, aire y cumplimiento de normas de tejido urbano”, completó. Por otro lado, la experta en urbanismo también manifestó preocupación por el aumento de la capacidad constructiva en zonas de riesgo hídrico.
Otro aspecto cuestionado fue la ausencia de un Código Ambiental y la falta de actualización del Plan Urbano Ambiental (PUA), a pesar de lo que establece la normativa vigente. Esto refuerza las críticas hacia un proyecto que, según los participantes, no responde a las necesidades reales de los vecinos.
Cómo fue la dinámica de la audiencia
La audiencia pública sobre la modificación del CUR concluyó tras ocho jornadas. Se inscribieron más de 1.700 personas y, durante cada sesión, expusieron entre 200 y 260 oradores, con un tiempo máximo de cinco minutos por participante. Las jornadas se extendieron entre 17 y 22 horas cada día.
Con un tratamiento exprés, la audiencia comenzó el miércoles 6 de noviembre en la Legislatura porteña y se extendió hasta el viernes 15 del mismo mes. La sesión se llevó a cabo de manera mixta, con participación presencial en la Legislatura y transmisión a través de los canales oficiales del parlamento.
El 26 de septiembre se había aprobado la primera lectura de la norma que regula las construcciones en la Ciudad. El texto será revisado en comisiones para definir posibles cambios antes de su debate en el recinto.