Según un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), el ente encargado de regular los juegos de azar no puede saber si las máquinas tragamonedas entregan el 90 por ciento de lo apostado en premios

El organismo en cuestión es Lotería Nacional Sociedad del Estado, y esta “debilidad” fue observada por la AGN en relación a los equipos instalados en el Hipódromo de Palermo y el Casino Flotante de Puerto Madero. Entre ambos complejos suman 6.100 máquinas.

Contextualiza la investigación que en 2012 Lotería emitió una resolución mediante la cual aprobó el marco reglamentario para el funcionamiento y el control de las tragamonedas. En su primer artículo, esta norma decía que el programa de premios de las máquinas “debía estar calculado de modo que devuelva a los jugadores un porcentaje no inferior al 90 por ciento de las apuestas efectuadas”

Para lograrlo, explica la AGN, se debía “configurar la tabla de premios de las distintas combinaciones ganadoras en los software” de las tragamonedas.

Pero los técnicos descubrieron que, “si bien los datos que permiten calcular el porcentaje de devolución de cada máquina se encuentran disponibles” en el aplicativo -hecho por la empresa que fabrica las tragamonedas-, “Lotería Nacional no tiene formalizado ningún tipo de control de rutina” sobre esa información, ni tampoco chequea a las terminales en forma individual.

Amplía el informe: “Aun si se cumpliera el porcentaje (de premios) normado en forma global, considerando el conjunto de las máquinas, la falta de este procedimiento para cada una ellas implica la posibilidad de que alguna devuelva menos de lo establecido, produciéndose así un perjuicio para los apostadores”.

El aplicativo

La firma que fabrica las tragamonedas, también conocidas como MEEJA (máquinas electrónicas y electromecánicas de juegos de azar), se llama IGT. Esta empresa se encargó del aplicativo, bautizado Accounting, con el que se controla cada equipo en tiempo real. Lotería Nacional, por su parte, tiene una licencia del Accounting que fue cedida por los concesionarios del Hipódromo palermitano y del Casino Flotante. ¿Y cómo se realizan esos chequeos?, mediante una tarjeta que denominada Audit Card.

El tema es que, según la Auditoría, “los controles que realiza Lotería Nacional no son suficientes para validar la correcta registración en el Accounting de los eventos generados” por las tragamonedas

A esta altura, vale aclarar que cuando la AGN se refiere a “eventos”, está hablando del dinero que entra y sale de las máquinas. Es decir que, para los investigadores, los chequeos que se hacen con la Audit Card no alcanzan para saber si los movimientos se reflejan “sin alteraciones” en el Accounting.

El informe también puntualiza que de cada 100 pesos que generan las tragamonedas, 10 van a Lotería Nacional; 10 a organismos como el Ministerio de Desarrollo Social; otros 10 al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y los 70 restantes al concesionario. Y que estos juegos le reportan a Lotería ingresos diarios por 600 mil pesos.  

Que no se corte la luz

Por otra parte, la AGN descubrió que “más de la mitad de las tragamonedas del Hipódromo de Palermo carecen de un sistema de energía ininterrumpida, (por lo que) un corte en el suministro eléctrico pondría en riesgo la información de la jugada en curso”

No es un capricho. De hecho, la ya mencionada resolución de 2012 establecía que las máquinas debían contar con “elementos que garanticen la información”, frente a eventuales problemas con la luz; puntualmente se hacía referencia a equipos UPS que permitan a las terminales seguir funcionando durante unos 15 minutos. 

Tras su visita al Hipódromo, la Auditoría concluyó que “Lotería no ha controlado regularmente que las máquinas cuenten con UPS o que estas no se encuentren fuera de servicio”. 

Sobre el control

En cuanto a cómo se controlan las tragamonedas, el informe de la AGN narró que Lotería Nacional tiene dos herramientas. Por un lado, cuenta con un tablero de monitoreo que, mediante códigos de colores (rojo, amarillo y verde), verifica el estado de las máquinas. Y, por el otro, existe un procedimiento automatizado que permite chequear una vez por hora que las terminales respondan al pedido de envío de contadores.

Sin embargo, los auditores señalaron que “no existe ningún alerta automática o alarma por parte del sistema, que permita detectar en tiempo real una falla en la transmisión, por lo que la eficacia del monitoreo depende de la proactividad” de los agentes de Lotería. “Y el único indicador on line -añade el informe- es un mapa de control de las tragamonedas proyectado por sala de juego en una pantalla LCD en las oficinas” del ente de juegos de azar.

No obstante, esta última herramienta también tiene sus limitaciones, porque según vieron los auditores, “el personal de Lotería no toma acciones ante el cambio de estado de una tragamonedas en el mapa de control”. Y, para completar el cuadro, “tampoco se encontró un archivo con el registro histórico de los cortes de conexión o incidentes”, de los que solo se tiene conocimiento “cuando los informa el concesionario”. 

Muchas manos en el mismo plato

Asimismo, la Auditoría alertó sobre otra cuestión: “Casino de Buenos Aires -el mencionado concesionario-, puede ingresar por medios físicos y lógicos a los discos en los que Lotería Nacional almacena información de fiscalización” de las máquinas tragamonedas, “por lo que, potencialmente, podría tener acceso de escritura y borrado en las tablas de las bases de datos”.

Esta particularidad proviene de aquella resolución de 2012, en la que se previó que la infraestructura informática de control de las tragamonedas pasaría desde Casino de Buenos Aires a Lotería Nacional, para que este ente pudiera ejercer los chequeos “sin necesidad de solicitar información a los concesionarios”. La AGN recuerda que la cesión se hizo en 2014, pero con un detalle: “La lista (de los elementos entregados) omitió la matriz de discos que se utiliza para almacenar una copia de los servidores virtuales que integran el Accounting”, y en este estado de situación “se pone en riesgo la integridad de los datos y la disponibilidad del sistema”.