Se les escapó la tortuga: demolieron edificios que estaban protegidos por su valor histórico
Por este hecho la Auditoría porteña calificó de “deficiente” el trabajo que realizó la Gerencia que debía resguardar a los inmuebles. El funcionario que tenía que sancionar a la constructora y a los propietarios cambió la penalidad por aportes económicos para un proyecto de su gestión. Se autorizaron construcciones por más metros cuadrados de lo estipulado. Los registros y permisos de obras se otorgan según el criterio de quienes trabajan en la Dirección de Obras y Catastro.
Hay dentro de la Dirección General de Registros de Obras y Catastro (DGROC) una Gerencia que debe resguardar de las demoliciones a los inmuebles catalogados como de valor histórico patrimonial. Existe, es cierto, pero su funcionamiento para la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) es “deficiente” ya que “se destruyeron dos inmuebles que figuraban dentro del Área de Protección Histórica”.
La evaluación de ambos edificios como “históricos” fue hecha por el Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales y fue este mismo ente el que “solicitó que se aplicaran sanciones tanto a los propietarios del inmueble como a los encargados de la demolición”. Sin embargo, en 2011, el Subsecretario de Planeamiento firmó un importante convenio con éstos últimos en los que sustituye las sanciones por un aporte para cubrir los costos de la publicación del Atlas de Edificios Catalogados, elaborado por su área”. Sí, reemplazó una penalidad por un beneficio económico para su gestión.
Además de esta extraordinaria irregularidad, los responsables de la demolición de estos dos edificios (uno ubicado en San Cristóbal y otro en Flores) continuaron la cadena de desviaciones. Por ejemplo, “pese a que el Código de Planificación Urbana permite construir hasta el 70% del volumen demolido se autorizaron construcciones superiores”. Sobre el ubicado en San Juan 2820, la Auditoría porteña detectó que “se hicieron 2.600 metros cuadrados donde correspondía construir 500”, se construyeron 36 viviendas, 11 cocheras y una piscina. En el inmueble de Felipe Vallese 2823, donde se había dado el visto bueno para levantar 348 metros cuadrado se hicieron 1.000, montando cinco locales comerciales.
La DGROC tiene entre sus responsabilidades “llevar el registro de la construcción de obras civiles, eléctricas, sanitarias mecánicas que se proyectan y ejecutan en el ámbito porteño”. Además, “controla el catastro, es decir, el registro público de los bienes en función a sus aspectos geométricos, jurídicos y económicos”, solo por nombrar algunas de sus funciones.
Ambiente chico, infierno grande
El informe que evaluó el período 2012 y fue aprobado en diciembre del año pasado, indica que las condiciones de higiene y seguridad laboral y de atención al público son malas. Los contribuyentes y profesionales que asisten “pasan largas horas parados en áreas mal ventiladas, poco acondicionadas y equipadas”.
Los papeles no corren con mejor suerte. La AGCBA destacó el “lamentable estado de las instalaciones del sector de guarda de actuaciones y demás documentación”, en el tercer subsuelo del Edificio del Mercado de la Plata, que trae como evidente consecuencia “el deterioro de los expedientes”.
Informes informáticos e informativos
La observación más llamativa en lo que respecta a los registros y permisos de obras es que “se otorgan según el criterio del funcionario de la Dirección, pese a que en realidad hay una regulación al respecto”.
“El 100% de las actuaciones relevadas, que corresponden a los registros de obras, presentan incumplimientos que impactan en la calidad de gestión y servicio del organismo auditado”, señaló la AGCBA. Entre las principales irregularidades se encuentra el dispar ordenamiento y configuración del expediente, disímil calidad y cantidad de información variable en un mismo tipo de trámite y la desigualdad en los tiempos de gestión de un expediente (para obras nuevas y demoliciones parciales la demora promedio es de 538 días, con un mínimo de 178 y un máximo de 1158 días).
En ninguno de los expedientes de los analizados por la AGCBA se “pudo verificar la intervención ni de la Dirección de Fiscalizaciones y Control de Obra ni de los Profesionales Verificadores de Obra”. Mientras que "en el 91% de las actuaciones auditadas se desconoce el estado de la obra, su continuidad, paralización o finalización”.
Esta situación pone en manifiesto “la ineficacia del sistema de registro y control de trabajos que impera en la Dirección General de Registro de Obras y Catastro”.
Sobre el sistema informático, el equipo de auditoría encontró que “la Dirección no tiene un Registro Único Ordenado por Inmueble de acuerdo a lo establecido por el Código de Planeamiento Urbano vigente”. Por lo cual, no hay un historial de los inmuebles que integran la Ciudad y la relación de un expediente con sus antecedentes “depende de la denuncia voluntaria de los contribuyentes”.
Juego de roles
En cuanto a la estructura organizativa, la Auditoría detectó que las gerencias operativas realizaban “funciones cambiadas o superpuestas”, situación que claramente “esta fuera del orden establecido por normativa”.
A modo de ejemplo, la ‘Gerencia de Liquidaciones y Verificaciones’, administra y gestiona el registro de la construcción de obras civiles, cuando es función de la de ‘Registro de Obra’. Por su parte, la administración de instalaciones sanitarias, eléctricas, térmicas e inflamables es función de la ‘Gerencia del Registro de Instalaciones’ y también la desarrolla la ‘Gerencia de Liquidaciones y Verificaciones’.
Exactos
La Ciudad de Buenos Aires se encuentra dividida en 21 circunscripciones, 94 secciones, 12.346 manzanas y 319.137 parcelas. Sobre las unidades de vivienda, la AGCBA señaló que “la Dirección no pudo proveerle la información”.