Buenos Aires es una ciudad que nunca duerme por su ritmo ajetreado y vibrante. Sin embargo, hay una tradición ancestral vinculada al silencio y el misterio de la noche: la observación de las estrellas. En el corazón de Parque Centenario, centro geográfico de la Ciudad, funciona la Asociación Argentina de Amigos de la Astronomía (AAAA), la primera institución de su tipo conformada por aficionados en América. 

Fundada en 1929, la Asociación es considerada una pionera en la difusión de la ciencia y la observación del cielo. Sus socios siguen las tradiciones del club, basadas en la divulgación y promoción de la ciencia. Todas sus actividades son a pulmón, es una organización sin fines de lucro que no recibe subsidio estatal. Se mantiene gracias a socios y contribuciones de quienes participan de las visitas y distintos cursos como Fotografía Astronómica, Construcción de Telescopios, Observación Solar, Asteroides y cursos de Introducción de Astronomía para Niños, entre otros. 

Ignacio Llaver, astrónomo aficionado y tesorero del club, señala que la situación financiera “es compleja” debido a los gastos que tienen que afrontar para su mantenimiento. Si bien no abunda el dinero, la institución sí suele recibir donaciones de libros para la biblioteca y de telescopios. Hubo familias que donaron instrumentos construidos en la década del 40 o 50. “Es algo muy lindo lo que sucede, muchas veces pertenecen a socios que fallecen y los familiares quieren que vuelva a la Asociación donde fue construido el telescopio”.

En la entidad se pueden tomar cursos, mediante una cuota social accesible, o sumarse a actividades como las que se realizan cuando hay un evento astronómico, como por ejemplo eclipses lunares. Para Llaver, la Asociación es un faro para los que les gusta saber sobre las estrellas. Cuenta que muchos se hicieron socios por curiosidad y terminaron yendo a la universidad y recibiéndose de profesiones vinculadas a la astrofísica. También sucede que muchos profesionales se acercan para contemplar el cielo con los instrumentos de la Asociación.

Otra curiosidad es que se dicta un taller de construcción de telescopios para que los mismos alumnos puedan observar los cielos con su propio telescopio fabricado de forma artesanal. Este curso tiene una larga tradición, ya que se dicta desde los inicios de la vida de la asociación. "Tratamos de mantener la cuota accesible para que la gente se pueda acercar en estas épocas de crisis. Está bueno que la gente tenga un lugar para acercarse y distenderse, y que eso no les salga carísimo”, agregó. 

Una institución pionera en la difusión de la astronomía

La historia de la Asociación se remonta a 1929, cuando un grupo de personas interesadas en la observación de los cielos se reunía a debatir sobre estos temas en casas particulares, ya que no había observatorios astronómicos en el país. Recién para 1937, la AAAA adquirió la personería jurídica de la Inspección General de Justicia de la Nación. Es así que los miembros fundadores empezaron a planificar la construcción de una sede propia y para 1940, la Municipalidad de Buenos Aires les cedió un terreno en Parque Centenario. Cuatro años después, en 1944, se terminó la construcción de la sede actual.

El edificio del Observatorio fue construido por el arquitecto Juan Millé y el ingeniero Antonio Millé, destacando un estilo arquitectónico Art Decó mezclado con neoclásico francés, como muchos edificios de principios del siglo XX.

La Asociación también cuenta con una revista astronómica desde sus inicios. El primer ejemplar data de 1929 y actualmente sigue saliendo en formato digital. Muchas personalidades de la comunidad científica colaboraron en sus ediciones, como es el caso de investigadores del Conicet y los mismos alumnos que compartieron sus vivencias. 

La revista cuenta con 287 ejemplares a lo largo de su historia que se encuentran disponibles en la página de internet.  Ernesto Sábato fue socio y escribió uno de sus primeros artículos en el año 1937 titulado “Como construí un telescopio de 8 pulgadas con obertura”. Actualmente Yasmín Olivera es la directora de la publicación realizada casi íntegramente por los socios que se encargan de las distintas áreas, como redacción de artículos, diseño y edición. 

Socios fundadores y miembros destacados 

En los inicios de la institución fue fundamental el aporte de socios como Carlos Cardalda, alma mater de la institución y uno de los socios fundadores. Fue el primer director de la Revista de Astronomía de la AAAA y reconocido por la comunidad científica recibiendo un asteroide su nombre. De esa primera camada de socios también fue parte el estadounidense Bernhard Dawson, astrónomo profesional que fue director del Observatorio de La Plata y primer presidente de la Asociación de Amigos de la Astronomía. También recibió una distinción de la comunidad científica, ya que un cráter lunar recibió su nombre.

Además fueron miembros de la AAAA músicos de la Orquesta Wagneriana del Teatro Colón, muchos de ellos observadores entusiastas del cielo, y el ya mencionado escritor Ernesto Sábato, conocido también por su carrera como físico.

Ignacio Llaver destaca que la sede de la Asociación fue un proyecto novedoso para la época. "Hay muchas cosas que aún son originales como sus pisos de madera, mármoles y placas de bronce, detalles típicos de los clubes masones de la época”, agrega. También se destaca su amplia biblioteca, dedicada únicamente a la astronomía y una sala de conferencias con capacidad para 72 personas, donde se dictan la mayoría de los cursos. 

La joya de la entidad es un Telescopio Gautier de 1882, fabricado en Francia que se encuentra en perfectas condiciones, 100% original. Se utiliza para las visitas guiadas que dictan socios. También con un Telescopio Devoto de 1910, donado por el Episcopado de Buenos Aires en el año 1994.

Telescopio Gautier de 1882 ubicado en la cúpula del edificio. Es uno de los pocos de la casa francesa en el mundo que se encuentra en excelentes condiciones y con el 100% de sus partes originales.

Estos telescopios conviven con los computarizados que tiene la Asociación y alrededor de la planta baja se pueden observar diversos instrumentos, mapas y un telescopio réplica del que construyó Galileo Galilei

Artículo escrito por Ernesto Sábato en 1937 para la revista de la AAAA. Fue uno de los primeros artículos que escribió el célebre escritor en medios gráficos.

Como contempla el espacio el ojo humano

Cuando se da un fenómeno astronómico que puede ser visto desde la Ciudad de Buenos Aires, los socios realizan actividades al aire libre y sacan los telescopios al Parque para que los vecinos puedan acercarse a la astronomía. También organizan salidas para ir al campo a observar algún fenómeno astronómico con mayor claridad.

Nebulosa Roseta tomada por Claudio Pietrasanta, profesor de los cursos de fotografía astronómica.

Llaver comentó que los cursos son una parte vital del funcionamiento de la Asociación y que fue gracias a uno de ellos que llegó a ser parte de la institución. También aficionado a la fotografía, logró combinar sus dos pasiones y hoy es un fotógrafo astronómico.

"La fotografía amateur tiene que ver más con la observación del cielo por medios ópticos como los telescopios o binoculares y la fotografía astronómica profesional tiene que ver con el análisis de datos, creación de escenarios y con la ciencias más dura en general. Las fotos que se sacan con fines científicos son muy diferentes a quienes sacamos fotos de una forma más artística porque son fotos más feas pero con mucha información útil, nosotros en cambio sacamos fotos más lindas, pero sin información útil para la ciencia”, explicó. 

El profesor Claudio Pietrasanta es quien dicta los cursos de fotografía astronómica.

Pelea de Dragones.

Los vínculos con el Planetario

La Asociación está cerca de cumplir 100 años en el 2029 y proyectan hacer un festejo grande. “Y seguramente se va a mantener por 100 años más”, agregó Llaver. La AAAA en su rol de institución pionera inspiró la creación del Planetario, el edificio imponente que se encuentra en los Bosques de Palermo.

Es así que en 1962 empezó la construcción del planetario por el arquitecto Enrique Jan y fue inaugurado en 1966 por el intendente de Buenos Aires, Enrique Schettini. Las dos instituciones, si bien nacieron de objetivos comunes y se consideran primos hermanos, son diferentes en el sentido de que la Asociación de Amigos de la Astronomía es una asociación civil sin fines de lucro, buscando promover la observación astronómica por medios de telescopios, y el Planetario depende del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires teniendo un rol en la divulgación científica y la proyección proyecciones que se realizan en su cúpula.

En este sentido, Llaver señaló que el edificio de Parque Centenario es un observatorio en sí mismo donde los socios practican el antiguo arte de observar por telescopios. En cambio, el Planetario realiza eventos de divulgación científica y proyecciones en la cúpula, aunque no es un observatorio.

La Asociación de Amigos de la Astronomía invita a reflexionar sobre que hay que dejar de lado el bullicio de la ciudad y concentrarnos en lo que hay más arriba, ya que “el estudio del universo es para autodescubrirnos” como dijo Carl Sagan, uno de los más importantes físicos, astrónomo y divulgador científico estadounidense.