Cada 23 de septiembre, las bibliotecas populares celebran su día en conmemoración a la creación de la Comisión Nacional de las Bibliotecas Populares (CoNaBiP) en 1870 tras la sanción de la Ley Nº 419. El organismo nuclea a más de 2.000 instituciones que hay en el país, unos 4 millones de usuarios, 30 mil voluntarios y 5 mil empleados, además de la oferta de más de 20 millones de libros.

Las bibliotecas populares son asociaciones civiles autónomas que fueron gestadas por las propias comunidades y desde donde se ofrecen servicios educativos, recreativos y culturales. Mediante la CoNaBiP, el Estado apoya y fomenta su desarrollo en todas las provincias. La gestión de la Comisión fue reconocida en varias oportunidades por organismos como la Auditoría General de la Nación, que en 2013 destacó su buen funcionamiento en cuanto a la repartición de subsidios para mejoras edilicias, mayor integración entre las instituciones y programas que permitan facilitar el acceso a la lectura. De acuerdo a lo indicado por la Comisión, este año se distribuyeron entre las bibliotecas $564 millones para su funcionamiento, $20 millones para infraestructura y más de $140 millones en la compra de libros y contenidos.

Sin embargo, hoy la celebración está teñida de preocupación. En 2017, el Congreso sancionó la Ley 27.432 donde en el artículo 4 se indica que, a partir del 31 de diciembre de este año, las bibliotecas populares dejarán de percibir las asignaciones específicas que reciben. En junio, Diputados dio media sanción a la derogación de la medida, pero aún falta que se pronuncie el Senado.

La presidenta de CoNaBip, María del Carmen Bianchi.

“Si esta ley no se modificara y entrara en vigencia en diciembre traería aparejada la desaparición del Fondo Especial de Bibliotecas Populares consagrada por la Ley 23.351 de 1986", indicó la presidenta de CoNaBiP, María del Carmen Bianchi, ante El Auditor.info. En caso de que esto suceda, la Comisión "se convertiría en un organismo solamente destinado a hacer algunas operaciones burocráticas y significaría la agonía de una política de lectura que atravesó con salud todos estos años desde 1870”, aseguró Bianchi.

El reclamo hecho desde CoNaBiP también es realizado por las bibliotecas populares que la integran y por el Ministerio de Cultura de la Nación que mediante una misiva respaldó el pedido al Senado. En este sentido, a partir del pedido de la Federación de Bibliotecas Populares de la Provincia de Buenos Aires, APOC Mesa Nacional también apoya el pedido para que se trate con urgencia el proyecto en la Cámara alta.

Un modelo único en el mundo

“Las bibliotecas populares formamos parte de un modelo que es único en el mundo. Somos asociaciones civiles que afrontamos un montón de dificultades porque suelen ser estructuras muy grandes para mantenerlas”, expresó Gerardo Ghioldi, presidente de la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer que funciona desde 1991 en Villa La Angostura, Neuquén.

Gerardo Ghioldi, presidente de la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer, asegura que uno de los desafíos es pensar formas alternativas para financiar el funcionamiento de la institución.

Ghioldi enumeró que desde la asociación deben financiar el sueldo de bibliotecarios, la manutención del edificio, ampliaciones ante la creciente demanda de la comunidad, con recursos escasos. “La CoNaBiP se ha fortalecido en los últimos años, hay líneas para promoción de lectura y otros subsidios que ayudan, como también los que se otorgan desde la Comisión de Bibliotecas Provinciales, pero no llegan a ser suficientes y desde las comisiones directivas tenemos que pensar formas alternativas de conseguir dinero en lugar de abocarnos a la gestión en sí de la biblioteca y su función”, agregó. 

“Para que una biblioteca funcione tienen que combinarse varios actores: una buena comisión directiva, los bibliotecarios que son contratados, los voluntarios  y el respaldo del Estado. Si todo eso funciona, se pueden hacer múltiples acciones en servicio a la comunidad”, consideró Ghioldi.

En cuanto a las líneas de trabajo que vienen desarrollando en la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer, enumeró que van por la séptima feria infantil y juvenil, un ciclo de cine, un mapeo para la conformación de un archivo para recuperar y hacer visibles las memorias de los pobladores de la región del Nahuel Huapi. “La infraestructura nos va quedando chica. En Patagonia todos pueblos están teniendo un crecimiento descomunal y las bibliotecas seguimos con la misma infraestructura de hace 20 años. Hoy este es un gran desafío que estamos afrontando”, señaló Ghioldi.

Tiempos de digitalización

Si algo dejó la pandemia es que las nuevas tecnologías llegaron para instalarse y las bibliotecas populares no están fuera del fenómeno. DIGIBEPÉ es un sistema integrado de gestión bibliotecaria que ofrece CoNaBiP. Permite la administración del catálogo, los socios, las cobranzas, gestionar estadísticas e informes, entre otras acciones.

Para que la migración de datos sea eficaz y no se pierda información, programadores y bibliotecarios de la Comisión realizan capacitaciones a los equipos, además de instructivos en el sitio oficial del organismo.

“La pandemia profundizó nuevos tipos de consumo y el paso del libro impreso al digital. La demanda ha aumentado y nos vamos adaptando a los nuevos tiempos”, manifestó Ghioldi en este sentido.