Las bondades de las bibliotecas populares ya no son las mismas
En su momento, la AGN había destacado el buen funcionamiento de la Comisión Nacional que las protege. Sin embargo, hay programas que son cada vez más restrictivos y subsidios que no se ofrecen abiertamente como antes. Se sigue destacando el catálogo digital.
En los informes de los distintos organismos de control suele haber más cosas en el debe que en el haber a la hora de evaluar la gestión de los entes auditados. Pero el relevamiento que realizó la Auditoría General de la Nación (AGN) sobre el funcionamiento de las bibliotecas nucleadas en la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (CONABIP), que depende de la Secretaría de Cultura, era una excepción.
Sin embargo, algunos aspectos valorados oportunamente que ya no se desarrollan de tal forma. La AGN había evaluado la gestión durante 2013. Por entonces, resaltaban los subsidios para "asistir en la construcción, refacción y mejoras edilicias; lograr una mayor integración entre todos ellos y, además, contribuir con los servicios circulantes”. En el transcurso de aquel año, hubo “1.148 establecimientos que recibieron en total $ 54 millones en concepto de subsidios".
Actualmente, la situación no es la misma en todas las bibliotecas. “Uno se registra en una solicitud anual de subsidios. Luego, van saliendo para diferentes fines: para comprar material bibliográfico, equipamiento, pago de servicios públicos, entre otros. Hace unos años la ayuda económica se ofrecía, ahora ya no. En 2018 y 2019, por ejemplo, para mantenimiento general no salieron beneficios”, contó a elauditor.info Alberto Berretta, presidente de la biblioteca de la histórica Sociedad Luz, ubicada en Suárez al 1300, en el sur de la Ciudad de Buenos Aires.
En la Biblioteca Popular de Paraná, capital de Entre Ríos, la situación es otra: “Tenemos un subsidio de gastos corrientes. Cada biblioteca lo solicita y presenta la documentación. Eso se invierte en refacción edilicia, si hace falta para la compra de libros o para cubrir algunos servicios. Hasta el año pasado también se podían pagar sueldos, pero ya no”, comentaron. El proceso continúa con la rendición de los gastos y la correspondiente evaluación de las autoridades de la CONABIP.
La AGN también había resaltado como un aspecto positivo el Programa Libro %, que le permite a los representantes de las bibliotecas viajar a la Feria del Libro, que se realiza en la Ciudad de Buenos Aires, y allí poder adquirir material a un 50% menos que su valor comercial. Pero este año también hubo cambios.
“Hasta el año pasado se pagaba para que pudieran asistir dos personas a la Feria. Eso incluye viáticos, alojamiento y lo que es el 50% de las compras de libros. Este año hubo una reducción en cuanto a subsidios: ahora cubre sólo a una persona, hubo un recorte del presupuesto del subsidio”, revelaron desde la Biblioteca de Paraná.
Basta con irse hasta la Biblioteca Popular Jose Manuel Olascoaga, en la pequeña localidad de Chos Malal, de poco más de 16.000 habitantes, en Neuquén, para corroborar que hay determinados rincones del país a los que no llegan los programas de la misma manera. De hecho, no estaban al tanto de que hoy comenzaba la 45ª edición de la Feria del Libro. “Acá no hay subsidios para nada. Las personas que trabajan acá son todas de la Municipalidad”, indicaron. De hecho, allí todavía hay chicos de escuela primaria que consultan por algunos de los casi 19.000 libros que tienen inventariados.
Hasta el año pasado, subsidiaban el viaje de dos personas a la Feria del Libro. Ahora, se redujo a solo un miembro por institución.
En lo que la mayoría coincide es en el buen funcionamiento del Sistema de Gestión DigiBePé, a través del cual se actualizan los catálogos, socios, estadísticas e informes. Eso depende de los miembros de cada una de las instituciones. “Están enlazadas las colecciones de las distintas bibliotecas. Eso funciona. Cargamos el catálogo y va a una red general. Cualquier persona, en cualquier lugar, lo ve”, comentó Berretta, quien también es secretario en la Biblioteca Obrera Juan B. Justo, de Avenida La Plata 85.
A diferencia de lo que ocurre en Chos Malal, en la Sociedad Luz cambió mucho el público. Hace 30 años, concurrían mayormente estudiantes de primaria y secundaria. La gente que asiste es para buscar material especializado. Van investigadores nacionales y del exterior. “Tenemos libros sobre el nacimiento del movimiento obrero en Argentina, los primeros sindicatos y bibliografía especializada del socialismo argentino, aunque no se ciñe sólo a eso. Se fue acumulando hace más de 120 años”, contó Berretta.