El miércoles por la tarde las comisiones de Salud e Industria y Comercio del Senado de la Nación llegaron a un dictamen favorable sobre el proyecto de ley de etiquetado y rotulado de alimentos.

La iniciativa busca advertir con etiquetas negras sobre el contenido nutricional de los alimentos y productos comestibles envasados. Lograron un texto en el que se unificaron los 14 proyectos presentados en este sentido y la semana que viene se votará.

“Es un proyecto muy importante, porque intenta incorporar información nutricional que alerte a los consumidores respecto al contenido excesivo de nutrientes que se consideran críticos por su relación con el sobrepeso, la obesidad y las enfermedades no transmisibles", explicó Andrea Graciano, presidenta de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN) en comunicación con este medio. "Es un avance en materia de salud pública. Este marco regulatorio permite garantizar el derecho a la información y que las personas puedan tomar decisiones de compra de manera informada”.

Siete de cada diez adultos tiene exceso de peso

Según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud de 2018  "uno de cada diez niños menores de cinco años tiene exceso de peso; cuatro de cada diez niños, niñas y adolescentes; y siete de cada diez adultos".

Siguiendo a Graciano, el dato anterior "fue corroborado por otras mediciones como la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo en la que se demostró que entre el primer sondeo en 2005 y el segundo, en 2013, la obesidad aumentó un 42% y desde 2005 a 2018, el último, llegó al 73%. El proceso viene acelerándose de forma significativa”.

“Argentina tuvo un crecimiento exponencial de la obesidad infantil por una mala nutrición, no solo por el incremento de la pobreza sino por el consumo de alimentos nocivos para la salud y el crecimiento. La pandemia intensificó esto, con trabajos y clases a distancia y con menos actividad física, se agravó. También la pérdida de empleos y de ingresos impactó en los hábitos alimentarios, por eso necesitamos políticas públicas en las que se promueva el consumo de alimentos sanos, sobre todo en los niños”, aseveró Silvia Giacoppo, senadora nacional por la provincia de Jujuy y autora de uno de los proyectos presentados.

El etiquetado permite que las personas puedan tomar decisiones de compra de manera informada

Países como Uruguay, Brasil, Ecuador, México y Perú ya tienen una normativa al respecto. “Ellos ya avanzaron en la implementación obligatoria de un etiquetado. La evidencia demostró que es efectivo. Cuando la información está disponible en el frente de los envases las personas la utilizan a la hora de tomar decisiones de compra. Además se observó que es un sistema fácil de comprender hasta para niños y niñas”, comentó Graciano.

El etiquetado frontal, con octágonos de color negro, letras blancas y señalando el exceso de sodio, grasas saturadas y azúcares es hasta el momento el sistema más efectivo, que mejor resultó, como en el caso de Chile.

¿Leemos las etiquetas?

Según la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud, solamente el 26% de la población lee la información nutricional que está en las etiquetas, y de ellos, solo el 13% las entiende. Las razones, para Graciano, están vinculadas a la manera en que están dispuestos los datos: “en la parte de atrás de los envases, con letras muy pequeñas, ingredientes expresados en siglas, como JMAF, que la gente no tiene porque saber que es jarabe de maíz de alta fructosa, un tipo de azúcar que una persona con diabetes no debe consumir, y como no lo sabe, lo sigue comprando. Es muy importante que la información esté clara y al frente a modo de advertencia”.

“Hace más de tres años que venimos trabajando este tema desde el Parlamento Latinoamericano. Es una necesidad para abordar la malnutrición y sus efectos colaterales. Ahora en equipo logramos unificar un proyecto que contemple esta urgencia, pero que a su vez no afecte a la producción de las economías regionales. Hay una fuerte oposición de la actividad azucarera que consideran que es un ataque. Pero no es cierto, yo represento a una provincia que se dedica a esta industria. La ley contempla las dos situaciones: la salud y las economías”, apuntó la senadora.

Datos publicados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura en su último Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional en América Latina y el Caribe, aseguran que Argentina tiene un porcentaje de obesidad infantil de 9,9%. Le siguen Perú con un 9,8% y Chile con 9,5%.

En 2008 se sancionó la Ley 26.396 que declara de interés nacional la prevención y el control de los trastornos alimentarios, un año después se incorporó un artículo sobre quioscos saludables, pero a más de 10 años la ley no fue reglamentada y solo se aplica en algunos distritos.

“En Jujuy, que tiene una normativa provincial de kioskos saludables, tuvo mucha eficacia y un impacto positivo. Y es un ejemplo de que estas políticas se pueden llevar adelante promoviendo las economías regionales y las producciones locales”, enfatizó Giacoppo. El exceso de peso puede llevar a la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles de forma temprana, como hipertensión, hiperglucemia, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. Además, pueden generar repercusiones psicológicas. 

Control

Según informes de la Auditoría General de la Nación y de la Sindicatura General de la Nación, el Ministerio de Desarrollo Social no analizó el estado nutricional de la población alcanzada con la ayuda alimenticia y, sin guías específicas, excluyó alimentos libres de gluten. También, se observó que no hubo control de los alimentos comprados. 

“Estoy al tanto de estos informes y tristemente vemos que en algunas provincias estos productos que son de entrega gratuita para poblaciones necesitadas, como la leche, son vendidos. Es lamentable”, concluyó Giacoppo.