Son más de 1.460 millones los niños y niñas del mundo que no reciben protección social que los ayude a combatir su situación de vulnerabilidad. Esta cifra surge del último informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).  

El documento “Más de mil millones de razones: La necesidad urgente de construir una protección social universal para la infancia” expone los efectos positivos de la protección social en niños y asegura que son necesarios para reducir la pobreza y contribuir a la estabilidad de los ingresos en los hogares. Cumplen un rol fundamental en las áreas de salud, educación, seguridad y protección alimentaria de las infancias que sin el amparo social no pueden cumplir las condiciones básicas para el bienestar imposibilitándolos a rectificarse en etapas posteriores de la vida.

La población infantil aumenta, pero la cobertura social baja.

Según el texto, las infancias tienen el doble de probabilidades que los adultos de vivir en la pobreza ya que las repercusiones son inmediatas como permanentes: aumentan las violaciones de derechos como el trabajo infantil y el matrimonio infantil, y disminuyen sus aspiraciones y oportunidades.

“La inclusión de la protección social en el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 1 pone en relieve el papel que desempeña en la creación de un mundo más justo”, detalla el informe y hace referencia al primer objetivo que pretende erradicar la pobreza global, el hambre, la desnutrición, el acceso limitado a la educación, la discriminación y la exclusión social en la toma de decisiones.

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El punto 1.3 del compromiso firmado por los Estados Nacionales miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece la implementación de sistemas y medidas para fortalecer la protección social y lograr una amplia cobertura para las personas pobres y vulnerables.

Las cifras de cobertura efectiva para el punto 1.3 de los ODS muestran que las tasas correspondientes a los niños de 0 a 15 años no han progresado e incluso se han estancado. En 2020 solo el 26,4% recibían prestaciones monetarias de protección social, lo que equivale a 523 millones de niños que contaban con una cobertura efectiva y 1.460 millones sin ninguna protección, mientras que en 2016 la tasa era del 27,2% lo que equivale a 528 millones de niños con cobertura y 1.410 millones sin ninguna.

El descenso más pronunciado se produjo en América donde la cobertura cayó 6,4% pasando del 63,8% al 57,4% según lo indica el informe. 

Para el documento, la población infantil está en aumento, pero el resguardo disminuyendo. Con respecto a las variaciones regionales, África sigue registrando la cobertura efectiva más baja de todas las regiones pasando del 12,8% al 12,6% disminuyendo de a poco desde 2016; en Asia y el Pacífico se ha mantenido igual 18,0%; en Europa y Asia Central la protección disminuyó del 84,6% al 82,3% mientras que en América la cobertura cayó 6,4% pasando del 63,8% al 57,4%. 

El relevamiento interpreta que la existencia del COVID 19 ha tenido importantes repercusiones en la pobreza infantil y, dada la naturaleza cada vez más prolongada de las crisis, los niños desplazados corren un alto riesgo de enfrentarse a un futuro incierto. El sistema ha dejado brechas en la inclusión de familias migrantes y en las desplazadas forzosamente por que, si bien, una base alta de cobertura marca una diferencia fundamental se debe complementar con sistemas nacionales diseñados para enfrentar la crisis.

El análisis manifiesta que no se cumple con la perspectiva de género y que para garantizar una protección social se necesita una serie de regímenes como políticas favorables a la familia incluidas las prestaciones de maternidad, las transferencias sociales, políticas de cuidados y licencias parentales. 

Protección Social en Argentina

Si bien el presupuesto 2022 destinó dos tercios del total a la protección social, y actualmente el Estado modificó los fondos destinados a las infancias en el presupuesto 2023, los esfuerzos públicos son insuficientes.

Entre las medidas que componen a la protección social en el país se incluye la Asignación Universal por Hijo (AUH), el Salario Social Complementario (SSC) y los programas Hacemos Futuro y Progresar

A raíz de la emergencia COVID-19, se extendió y diversificó la oferta de prestaciones sociales ya que se incorporó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), la Tarjeta Alimentar y el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP).

Los comedores escolares representan la cobertura alimentaria diaria de uno de cada cuatro niños argentinos.