Los organismos de las Naciones Unidas elaboraron el informe “La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe” para monitorear la implementación de la ODS 4 relacionada a la educación de calidad. En la publicación advirtieron la necesidad de acelerar las metas educativas con más inversión, participación social, diálogos y capacidades estatales para conducir hacia una transformación sistemática.

El documento fue elaborado entre la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (UNESCO), la Oficina Regional de UNICEF y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y pretende identificar los desafíos que enfrenta la región y las áreas que requieren urgente atención.

Los organismos identificaron la continuidad en el crecimiento generalizado del nivel educativo de la población, el crecimiento de los niveles de alfabetización de los adultos y el máximo nivel educativo alcanzado. En los último 10 años la cantidad de personas analfabetas se redujo en 7,7 millones, aunque en las zonas rurales el 12,8% de jóvenes y adultos siguen sin saber leer ni escribir.

Otra mejora más reciente destacada por el documento se focaliza en indicadores educativos y en una reducción de las desigualdades. Registraron un incremento del acceso al nivel preprimario en los sectores rurales y en la población con menores ingresos, y mejoras en la finalización de la educación secundaria de los sectores vulnerables. La proporción de estudiantes con edades mayores a la esperadas en el nivel primario disminuyó del 14,4% al 7,8% entre 2000 y 2020, mientras que en la educación secundaria baja cayó del 18,0% al 13,0% en ese mismo periodo.

Para 2019, la tasa bruta de matrícula de la educación preprimaria (desde tres años y hasta el inicio de la primaria) era del 77,5%, con un crecimiento constante en los últimos 20 años. Los investigadores encontraron evidencia de una desaceleración en la mejora de ciertos indicadores que venían progresando en las últimas décadas. Por ejemplo, entre los años 2015 y 2020, la tasa de finalización de la educación secundaria se incrementó en 1,9 puntos porcentuales para el primer ciclo de secundaria y 2,1 para el segundo ciclo, mientras que en el periodo 2010-2015 estos valores eran de 6,1 y 6,0 respectivamente.

También se visibilizó un preocupante estancamiento en indicadores clave de acceso a la educación primaria y secundaria, y en las evaluaciones de la calidad de los aprendizajes. El porcentaje de la población fuera de la escuela en educación primaria y secundaria prácticamente no se ha modificado durante el periodo.

Educación post pandemia

El efecto posterior a la pandemia Covid 19 fue devastador al igual que en el resto de los sectores. Según el trabajo, los logros de aprendizaje se vieron amenazados por serios retrocesos en la comparación de los resultados de las pruebas anteriores. La región no logró mejorar en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias, lo que sí había ocurrido entre 2006 y 2013. 

En la educación secundaria, para los 10 países de América Latina participantes de la última edición de PISA 2018, los resultados muestran que el promedio de la región no varió entre 2015 y 2018 en las tres áreas. 

También hubo un aumento de brechas identificadas para el nivel terciario. El acceso a la educación terciaria en el sector rural aumentó muy levemente entre 2015 y 2020. Y las diferencias entre hombres y mujeres se han acrecentado: si en el año 2000 la tasa bruta de matrícula en educación superior para ambos grupos se situaba entre el 21% y 25%, para 2020 la diferencia se amplió, con un 61,7% para las mujeres y un 46,8% para los hombres. También ha aumentado la brecha de acceso por nivel socioeconómico. En los años recientes, la educación terciaria ha favorecido casi exclusivamente a sectores medios y altos.

Respecto al financiamiento de la educación, 15 países de América Latina y el Caribe redujeron su inversión pública en educación desde 2015. Este estancamiento se acrecentó con la crisis de la COVID-19, que sólo en 2020 implicó una contracción económica del 7,7% del PIB. Entre 2015 y 2019, el gasto educativo como porcentaje del gasto público total cayó del 16,1% al 15,4% en la región y, en relación al PIB, cayó del 4,5% al 4,3%.

Educación en Argentina

Desde el Observatorio de Argentinos por la Educación advirtieron que el proyecto de Ley del Presupuesto 2023 prevé un ajuste generalizado del 6,8%, pero en el caso de educación es más del doble que la del presupuesto nacional general. A la vez, está entre los seis ministerios con mayores recortes.

La Ley 26.075 de Financiamiento Educativo de 2005 estableció que el gasto en Educación, Ciencia y Tecnología debía alcanzar, aumentando de forma escalonada año a año, el 6% del Producto Bruto Interno (PBI), para luego pasar a un 6% en educación a partir del 2013. A 17 años de la sanción de la norma sólo se logró cumplir con este objetivo en 2009, 2013 y 2015, indica en el informe “Lo prometido es deuda (educativa)”, realizado por el Observatorio.