Consiste de un índice de precios, implícito o explícito, que se utiliza para distinguir los aumentos, por ejemplo, del producto bruto, que resultan del incremento de los precios, de aquellos que obedecen a un cambio real en el producto –es decir, en las cantidades físicas-. El deflactor permite eliminar los efectos de la inflación cuando se comparan magnitudes económicas a lo largo del tiempo; se dice entonces que éstas han sido deflactadas y que las cifras se presentan "a precios constantes".