Abuelos porteños: en los centros la comida tiene menos proteínas
La Auditoría General de la Ciudad visitó hogares que reciben a adultos mayores y notó que no se cumplen los gramajes previstos en el servicio alimentario. Falta ventilación y mantenimiento de instalaciones eléctricas. Se notan refacciones inconclusas y peligro de desprendimiento de fachadas. Incluso carecen de teléfono fijo y computadoras.
Tras recorrer varios hogares de día que atienden a adultos mayores, la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA) observó que se sirven comidas sin respetar los gramajes previstos en el servicio alimentario, faltan teléfonos fijos y computadoras, y hay problemas edilicios, que incluso generan riesgo de desprendimiento de fachadas.
La AGCBA analizó el Programa de Atención en Hogares de Día, correspondiente a la Subsecretaría de la Tercera Edad, que funciona bajo la órbita del Ministerio de Desarrollo Social. Sus principales conclusiones figuran en un informe aprobado en diciembre del año pasado, entre las que se destacan la necesidad de incorporar centros en las comunas porteñas que carecen de esta prestación; llamar a licitación para contratar un servicio de alimentación destinado a los abuelos; e implementar medidas necesarias tendientes lograr mejoras edilicias.
Las visitas
Cuando la Auditoría inició su investigación sobre el Programa, destinado a mayores de 60 años sin dificultades motrices (o “autoválidas”), la Ciudad contaba con 28 Hogares de Día; de ese total, once eran propiedad del Estado porteño y 17 funcionaban bajo convenios con entidades de bien público, que reciben subsidios en función de la cantidad de personas que atienden.
En estos centros se realizan actividades que apoyan y suplen situaciones de carencia, por ejemplo las prestaciones alimentarias y otras que mantienen los niveles de actividad y la salud bio-psico-social de las personas de edad.
Para su trabajo, el organismo de control examinó 24 establecimientos (7 estatales y los 17 “conveniados”), y de esa muestra, visitó cinco hogares.
Uno de ellos fue el Centro de Día 2, Club Social y Deportivo “El Ciclón de Caballito” (Rojas 881). En cuanto a la situación edilicia de ese Hogar, la AGCBA observó en el cielorraso del comedor “un caño cloacal con humedad que indica perdidas”, y añadió que el tablero eléctrico “comparte nicho con otras instalaciones”, y que no tienen ni una computadora.
En el Hogar de Día 4, Centro de Jubilados y Pensionados “La Amistad” (Yerbal 5025, Versalles), los auditores remarcaron la ausencia de computadoras, y que “faltan vidrios y está tapado con un plástico en ventana a salón contiguo” (SIC).
De la visita al Centro de Día 24, Barrio Los Perales (Pasaje Yrupé 6700, Mataderos), surgió, por un lado, que había “humedades” en el salón, y por el otro, que la oficina de coordinadores y la cocina compartían el “mismo espacio físico”, que además es “pequeño", generando "riesgos en su uso”. Y también faltaban “lugares de guardado adecuado”, lo que obstaculizaba el libre paso en los sitios comunes.
En el Hogar de Día 25, Centro de Jubilados y Pensionados “La Nueva Esperanza de Villa Soldati” (Culpina 3476), faltan computadoras y hay un ventanal que da a una vereda por lo cual “dejan la cortina metálica de enrollar baja y lo cubren desde el interior con una cortina de tela”, redunda el informe, y añade que en ese espacio se “ocultan los materiales de limpieza”. Asimismo, se observaron “manchas de humedad, instalaciones precarias y grietas, que generan desprendimiento de fachadas”.
Similar escenario se advirtió en el Hogar de Día 26, Centro de Jubilados y Pensionados “El Fortín de Villa Ortuzar” (Estomba 294), con “humedades, desprendimientos, instalaciones muy precarias y peligrosas, y acumulación de objetos en desuso que generan riesgos”, al que se suman “desniveles de distintas alturas sin señalizar en el patio cubierto y galería, que se usan como circulación principal” del establecimiento, y la falta tanto de computadoras como de teléfono fijo.
Para completar el cuadro, los técnicos afirmaron que en cuatro de los cinco centros visitados “necesitan mejoras y adecuaciones para cumplir con lo previsto en el Código de Edificación de la Ciudad”. Y, como observaciones generales, el informe enumera que “en todos los Centros la calefacción se realiza con estufas o pantallas infrarrojas, sin ventilación al exterior que garantice la evacuación de los gases producto de la combustión. Esto, combinado con la deficiente ventilación natural y el tiempo de permanencia en dichos ambientes, puede generar que la calidad del aire no sea la adecuada, provocando afecciones en los concurrentes y el personal”. Y paralelamente, la investigación reveló que “ninguno de los centros cuenta con planes de evacuación y tampoco se han realizado simulacros ni capacitación alguna a este respecto”.
Más allá de este inventario de carencias, la AGCBA concluye que “en los Centros de Día relevados pudo notarse ausencia de algunos recursos necesarios para desarrollar una mejor gestión”. En ese sentido, el informe reproduce declaraciones de las “autoridades del programa”, quienes manifestaron que algunas instituciones “funcionan en inmuebles que no tienen teléfonos de línea, por lo cual el personal utiliza sus celulares particulares para comunicarse entre sí o con el coordinador. A su vez, en otros Hogares faltan computadoras, o las que hay son obsoletas, por lo que se dificulta la sistematización y registro digital de información” y las planillas de asistencia mensual o pedidos de arreglos quedan asentados en forma manual.
El misterio de las condiciones edilicias
Al margen de las observaciones puntuales sobre el estado de los Hogares de Día, el informe de la Auditoría agregó que “no se ha estipulado ni regulado cuáles debieran ser las condiciones edilicias necesarias mínimas que deben cumplir las organizaciones que se incorporan a la actividad”, haciendo referencia a las entidades de bien público que firman convenios con la Ciudad.
Platos raleados
El Programa de Atención en Hogares de Día incluye un servicio alimentario que consiste en desayunos, almuerzos y cenas. Sobre esta prestación, la Auditoría porteña concluyó: “En todos los centros de la muestra se verificaron deficiencias e inadecuado almacenamiento y conservación de alimentos no perecederos”.
De hecho, la mitad de las instituciones visitadas “no cuenta con un espacio físico para el guardado de alimentos no perecederos”. Además, se descubrieron “incumplimientos en menús, gramajes y aportes de nutrientes”, que son menores a los establecidos en la normativa vigente.
Como ejemplos, el organismo de control elaboró un cuadro que compara los gramos que por disposición deberían tener algunos platos, y lo que efectivamente se le sirve a los adultos mayores.
En el Hogar 2, de Caballito, la ración de polenta debería tener 420 gramos, pero el plato servido tiene 299; en lugar de dar 120 gramos de carne, sirven menos de la mitad (56,66 gramos), y lo mismo ocurre con el pan y el flan.
Por el lado del Hogar 4 (Versalles), sirven 109 gramos de pollo cuando, según la disposición, una ración debería tener 176,83 gramos. Y, en cuanto a una posible guarnición, de los 180 gramos previstos de papa y batata, los platos tienen 127 gramos. No obstante, en el postre no se quedan cortos: porque si bien las normas vigentes indican que la porción manzana debe tener 150 gramos, los adultos mayores reciben 183 gramos.
Uno de los casos más notorios de deficiencia en los gramajes se dio en el Hogar 25, de Villa Soldati. Allí, la porción de carne con estofado sin grasa debería pesar, según disposición, 120 gramos, pero el plato servido tiene 48 gramos.
Con estos datos, los auditores manifestaron que en cinco de los Hogares analizados “se sirvieron valores inferiores a lo establecido en la disposición. Por lo tanto, se evidencia un aporte menor de calorías, proteínas e hidratos de carbono en relación (a la normativa). En dos de los Centros, se observan valores inferiores a lo establecido en la disposición para los postres. Y los aportes de nutrientes son inferiores a los necesarios para la población de la tercera edad”.
En canto al personal que presta servicios en los Centros de Día, el informe reveló que sólo “el 15,38% tiene libretas sanitarias al día, y el 76,93% no cuenta con certificación de curso de manipulación de alimentos”. Por si faltara algo más, los técnicos añaden que “se ha verificado una cantidad insuficiente de profesionales de la nutrición para realizar el control de la prestación alimentaria”.
Cobertura, difusión y control interno
La investigación de la Auditoría se completa con otros datos. En la Ciudad viven unos 659.852 personas que superan los 60 años. De las 15 comunas porteñas, “cuatro no cuentan con Hogares de Día a pesar de presentar porcentajes elevados de adultos mayores respecto del total de la población”. Se trata de las Comunas 2, 3, 11 y 13.
En ese sentido, el informe narra que “el Programa tiene una cobertura del 0,21% del total de la población mayor de 60 años”, lo que equivale a “menos del 1% de la población potencial, es decir, 2 personas cada mil”.
También se menciona que “no hubo aumento de cupos disponibles en los últimos años y que, por las iniciativas asistemáticas de difusión que realiza cada hogar, puede inferirse que el Programa alcanza a la población que ya conocía su existencia, o estaba vinculada a personas que participaban del mismo”.
Por último, el organismo de control enumeró algunas características de las entidades de bien público que se vinculan al Programa de Atención en Hogares de Día mediante la firma de convenios con el Gobierno porteño.
Sobre este punto, el informe detalla: “No existe normativa que especifique taxativamente la documentación que deben presentar las organizaciones para firmar el convenio, por lo que la documentación en cada expediente no resulta uniforme”.
Además: “Se verificó que en un 12,5% de los casos, no existía ninguna documentación que avalara al firmante como responsable o representante de la organización por la cual suscribía el convenio, y en el 43,8% de los casos no se pudo comprobar la identidad de los firmantes”.