La lucha del Estado porteño contra el dengue funciona con tantas carencias, que “hacen pensar más en un programa que salió a dar respuesta a la emergencia de la situación, que (en) un plan sistemático y constante, que sea parte de la estrategia preventiva y que disminuya el riesgo de propagación de futuros brotes”.

Esa fue la conclusión de un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires (AGCBA), sobre el llamado (tome aire si lee en voz alta) Plan estratégico-operacional integrado; Prevención, control y vigilancia de enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti (PEOI).

El organismo de control, que aprobó su investigación el año pasado sobre datos de 2016 (recuerde ese número), analizó la iniciativa y observó que faltan, entre otras cosas, un presupuesto específico, recursos humanos, estadísticas e indicadores y difusión de las distintas acciones.  

Con respecto a los fondos propios, la Secretaría de Planificación Sanitaria le respondió a la Auditoría que “las actividades del PEOI se financian con líneas presupuestarias de diferentes partidas del Ministerio (de Salud)”, lo que “dificulta la evaluación de la iniciativa, en términos de eficiencia y afecta la proyección del plan a largo plazo”.

Sobre el personal, el informe reveló que “no hay suficientes data entry para fortalecer la carga de datos y no incurrir en subregistros”, y que esto ocurre en los hospitales Zubizarreta, Álvarez, Penna y Fernández.

Los médicos del Hospital Piñero sufrieron robos durante sus actividades.

De hecho, según la AGCBA, en el último centro de salud “no hay personal abocado específicamente” al registro de datos, y los médicos “presentan resistencia a la carga de notificaciones epidemiológicas”. Por eso recomendó “incorporar al menos un data entry especializado en el tema y renovar el equipamiento informático que está obsoleto”.

Otro elemento que cimentó la conclusión de Auditoría fue que no se tuvieron en cuenta situaciones específicas para la ejecución de “actividades extramuro”, es decir, en los barrios.

Por ejemplo, los técnicos afirmaron que “no se han implementado medidas de seguridad” para el personal que hace visitas domiciliarias, estudios de foco en zonas de riesgo, consultorios móviles, talleres comunitarios o capacitaciones en escuelas. 

Tanto es así que los trabajadores del Hospital Piñero “sufrieron robos durante el desarrollo de sus actividades, lo que dificultó la conformación de equipos (con) personal dispuesto a participar” del plan.

Las situaciones de inseguridad también se dieron en el tráiler que el Hospital Penna pretendió hacer funcionar en la Villa 21 durante la epidemia de 2016 (siga recordando ese número). 

Pero el ente de control añadió que ese no fue el único “inconveniente”. Dice el texto que, además, “no se tuvo en cuenta la provisión de luz eléctrica” en la zona donde se instaló el tráiler. Y así y todo, hubo que contener “una concentración de 400 casos de dengue confirmados”, y personas que se “acercaban de otros barrios” y que “colapsaron en varias oportunidades” las instalaciones de los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) 8 y 35.

Para completar, en los hospitales Fernández, Álvarez y Penna “no resultó suficiente la provisión de kits de insumos para la prevención de enfermedades transmitidas por el mosquito Aedes Aegypti”.

¿Sabía usted que…

Otro punto que señaló la Auditoría fue la poca difusión de las acciones que se llevan adelante: “Hay bajo conocimiento de la iniciativa ‘vecino multiplicador’”, ejemplificó el informe.

Se trata de una figura “empoderada con información”, que asume la responsabilidad de “involucrar” a los habitantes de su edificio o manzana en la prevención del dengue, repartiendo material de comunicación provisto por el propio Estado

¿Por qué el informe resaltó esto? Porque en 2017 el Observatorio de Cultura Ciudadana y Cambio Cultural de la Ciudad hizo una encuesta en la que se comprobó que “solo uno de cada 10 vecinos conocía la iniciativa” en cuestión y que, sin embargo, el 82% le daba una evaluación positiva al enterarse de qué se trataba e, incluso, el 55% de los consultados se manifestó dispuesto a sumarse.  

El número recordado

“El plan (de lucha contra el dengue) no fue oportuno en su implementación”, concluyó la AGCBA. ¿Cuándo lo dijo? En 2016, el número que se le pidió recordar. ¿Y por qué lo dijo?

Porque la epidemia acaecida en 2016 fue protagonizada por el mismo serotipo que generó el brote de 2009, considerado el peor de la historia argentina.