Publicado: 11-03-2012 
  
La Auditoría General de la Nación (AGN) había advertido a la Casa de Moneda que sus controles y organización interna fallaban en varios puntos clave, mucho antes de que el organismo dependiente del Ministerio de Economía propusiera contratar a la ex Ciccone para proveer billetes de 100 pesos.

Un inventario físico de los bienes de uso desactualizado, falta de una revisión actualizada de accesorios y repuestos y modalidades de contratación no autorizadas para hacerlo fueron algunos de los problemas que la AGN observaba ya en el informe de 2010, basado en su análisis de las gestiones de 2008 y 2009.

A mediados de ese 2009, Amado Boudou llegó al Ministerio de Economía, y la auditoría del año siguiente muestra que se profundizó una situación que la Casa de Moneda ya arrastraba de gestiones anteriores.

El informe sobre control interno y contable de 2010 dice que hallaron "desactualizado el inventario físico de los bienes de uso" de la entidad, que está pendiente la carga de datos al sistema y que resulta "muy dificultoso" compatibilizar el inventario contable porque no se pueden identificar los bienes, que incluyen desde las maquinarias para imprimir los billetes hasta el mobiliario del edificio.

Por eso le recomendaba actualizar todo el inventario "permitiendo una adecuada identificación que facilite su control y seguimiento e implementar definitivamente los procedimientos y circuitos formales para las altas y las bajas de materiales". Es decir, ya a fines de 2009 nadie sabía exactamente con qué bienes de uso contaba la Casa de Moneda ni había procedimientos para controlarlos.


En el punto referido a los accesorios y repuestos, la AGN cita que en 2006, 2008 y 2009 la Gerencia de Administración y Finanzas de la propia entidad había requerido a la Gerencia de Producción en diferentes notas una lista con el estado de los accesorios y repuestos que utiliza la Casa de Moneda para funcionar, pero nunca se lo entregaron.

Por eso la auditoría recomendaba una revisión periódica que permitiera prever la desvalorización u obsolescencia de los materiales, algo básico para que la entidad no quedara desactualizada y tuviera que contratar servicios de terceros.

En otro punto del trabajo que la AGN presentó ante la propia Casa de Moneda, les informaba que las autorizaciones para las contrataciones, "en general, son realizadas por distintos funcionarios que no cuentan con facultades para ello" y les aconsejaba respetar las normas internas de la entidad para eso.

Falta de inventarios, materiales con riesgo de quedar obsoletos y contrataciones sin controles adecuados fueron necesarios para que la Casa de Moneda decidiera recurrir a los servicios de la Compañía de Valores Sudamericana SA (ex Ciccone).

Eso pasó en enero de este año, cuando Katya Daura, directora de la Casa de Moneda (promovida en 2011 por el entonces ministro de Economía, Amado Boudou), propuso contratar a la ex Ciccone para imprimir billetes de 100 pesos, por un negocio que rondaría los 50 millones de dólares.

Según publicó LA NACION, el precio que pasó la ex Ciccone para hacerlo era un 16,72% más alto que el que cotizó la Casa da Moeda do Brasil, cuando conformó una unión transitoria de empresas (UTE) con la Casa de Moneda argentina para paliar el faltante de billetes del verano 2011.

El tema también fue debate de la AGN, según consta en el acta de su reunión del 2 de febrero pasado, que se publica en Internet. "La Casa de Moneda no estaría ampliando su capacidad de producir billetes de acuerdo con las necesidades del Banco Central. De allí que tenga que requerir una contratación a Brasil para ampliarla, donde Brasil toma el 86% y nuestro país sólo el 14%" de la producción, había sido la conclusión del titular de la AGN, Leandro Despouy.