En Estonia, el 88% de los ciudadanos navega a diario por internet y el 87% de la población entre los 16 y los 74 años se conecta al portal gubernamental. El país que se independizó de la Unión Soviética hace solo 27 años comenzó su camino hacia la digitalización en 1991 y actualmente se presenta ante el mundo como el primer Estado 100% digital.

Cuando los estonios logran su independencia, el país se encontraba debilitado, pero en lugar de invertir los escasos recursos en reparar baches o edificios desmoronados, decidieron equiparlos con computadoras y conexión a internet.

Es así como surge la idea de que un Estado digital podría ayudar a la reconstrucción. “Nuestra respuesta fue construir un  Estado democrático, moderno y eficiente. La idea de futuro fue aprovechar el potencial innovador de las tecnologías de la información y comunicación (TICs), pero nadie sabía hace 25 años qué tan importante sería Internet en la organización del Estado y la sociedad”, asegura la presidenta de Estonia, Kersti Kaljulaid, en diálogo con La Nación.

En 2002, tras una capacitación masiva de la población, se entregó a los ciudadanos un documento de identidad con chip electrónico con el que acceden a todos los sistemas del Estado: exactamente, a 1789 trámites online, que equivalen al 99% de los trámites oficiales que existen en el país. Solo los divorcios, casamientos y algunas operaciones inmobiliarias precisan la presencia física.

De esta manera, los estonios sacan turno en el hospital, pagan una multa de tránsito, registran empresas, conversan con los maestros de sus hijos, renuevan su cédula de conducir, votan, opinan sobre los temas que se tratan en el Congreso, etc.

“En los despachos estatales no se usa papel desde el año 2000 y las firmas de todo son digitales”, asegura el periódico argentino. Por ejemplo, desde 2015, en varios hospitales públicos la priorización de urgencias se hace sobre un sistema digital: cuando el paciente ingresa, escanea su documento con chip y accede a su historia médica encriptada.

Por su parte, la educación también forma parte de este paradigma. En las escuelas se estudia programación desde primer grado, luego ciberseguridad y robótica. También hay talleres de drones y realidad virtual.

Del mismo modo, el país europeo piensa desde 2014 en la posibilidad de que cualquier persona del mundo pueda ser un “ciudadano digital” de Estonia. La idea surge con el objetivo de ser una sociedad sin fronteras.

En este sentido, ya expidieron más de 30.000 identidades digitales y esperan que para el 2025 sean 10 millones.