De norte a sur: las amenazas que ponen en peligro la biodiversidad
En Argentina hay 23 Sitios Ramsar que son refugio de varias especies. Son de vital importancia porque ayudan a mitigar las crisis ambientales. Sin embargo, presentan problemáticas que varían según la región, como la sequía, la ganadería, actividades extractivistas y la falta de valoración por parte de la sociedad.
Desde 1977, el 2 de febrero es el Día Internacional de los Humedales en conmemoración al Convenio Ramsar que protege a estos espacios. En nuestro país, los humedales cubren más del 22% del territorio y, sin una ley nacional que los preserve, su cuidado depende de los guardaparques, las ONG que trabajan para su conservación y la conciencia de los pobladores vecinos.
De norte a sur y de este a oeste, en Argentina hay 23 Sitios Ramsar, pero existen muchos más que quedan fuera de la convención. Varían según la región: turberas, vegas, salinas, pantanos, lagunas permanentes o semipermanentes, manglares, esteros, pastizales, estuarios, ambientes costeros, marinos, lacustres y ribereños.
Cada uno tiene sus propias problemáticas vinculadas a las actividades económicas, los factores de riesgos locales, la idiosincrasia de los pobladores y el clima. Su importancia radica en que son ecosistemas que ayudan a mitigar las crisis ambientales, amortiguan inundaciones y son refugio de gran biodiversidad.
En 2019, por ejemplo, en la Reserva Río Pilcomayo (Formosa) se logró recuperar al yaguareté “colocando un sistema de cámaras-trampas en sitios estratégicos”, explicó Diego, guardaparque del sitio. Asimismo, comentó que hacen un control exhaustivo del ingreso de flora y fauna que están prohibidas para no alterar el ecosistema: “Tenemos normas estrictas que cumplimos. La mayor amenaza es la sequía y la propagación de incendios”, aseguró.
La extracción de litio contamina las salinas de Catamarca y Jujuy
Los factores climáticos y humanos están modificando su naturaleza, fundamentales para combatir problemáticas como el calentamiento global. En los ambientes altoandinos, “los proyectos de minería a cielo abierto hacen un gran uso del agua y contaminan, de forma directa o indirecta, las napas, afectando a la biodiversidad y a las comunidades locales”, explicó Marta Andelman de Fundación Humedales.
La extracción de litio, por su parte, hace estragos en las salinas de Catamarca y Jujuy, provincias que se opusieron a la Ley de Humedales en 2016. Pero no solo este tipo de actividades extractivistas son una amenaza, también la ganadería perjudica la biodiversidad de estos espacios.
En Neuquén, en el Sitio Parque Nacional Laguna Blanca, la introducción de percas, peces no autóctonos, modificó el ecosistema y, con ello, muchas aves se fueron para no regresar. Desde hace unos años, trabajan para recuperar la zona y las doce lagunas aledañas, según informó Estela Albornoz, intendenta de la reserva. De esta forma, lograron que algunos de estos animales vuelvan y están en proceso de reintroducir una especie de ranas originarias.
Con pesca de control y un trabajo mancomunado con la comunidad, los logros de esta área son relevantes pero “el mayor problema sin resolver es la ganadería dentro del parque que impacta sobre el ambiente", subrayó Albornoz y agregó: "Necesitamos llegar a un reordenamiento del uso del suelo para que esta actividad genere el menor impacto posible”. Ahora trabajan en monitorear a los pumas con collares y en la educación ambiental en las escuelas locales.
En el Parque Nacional Laguna Blanca el mayor problema es la ganadería
Los trabajadores de estos sitios hacen la diferencia. En la Reserva Costa Atlántica, Tierra del Fuego, uno de los humedales más australes de nuestro país, hacen falta recursos humanos. “La escasa cantidad de guardaparques que hay en la provincia afecta el control de estas áreas. Estamos buscando que se apruebe un proyecto de ley vinculado a esta problemática que facilitaría las tareas de protección”, expresó Nancy Fernández, presidenta de la Asociación Manekenk.
En el sur hay muchas turberas. Estos sitios absorben más dióxido de carbono que cualquier otro ecosistema, pero “tienen un nivel de fragilidad muy alto y no se puede circular en vehículos por esa zona. Muchas veces, los turistas consideran compatibles con el cuidado ambiental algunas actividades, como por ejemplo, las travesías en 4x4 en áreas silvestres”, aseveró Fernández, quien resaltó la cercanía a la ciudades como otro riesgo para la conservación de estos tipos de humedales.
En el litoral de nuestro país, las lagunas, pastizales, ambientes lacustres y ribereños abundan. Los mayores peligros son las inmobiliarias. La construcción de barrios cerrados, con movimientos de tierra, desviación de los cauces del río y las lagunas artificiales modifican estos ambientes. En 2019 un fallo de la Corte Suprema de Justicia sentó jurisprudencia en cuanto a su protección gracias a un caso en la provincia de Entre Ríos.
Se realizan obras de infraestructura vial sin el adecuado estudio de impacto
Desde Corrientes, Lorena Paszko, intendenta del Parque Nacional Mburucuyá, consideró que “las principales amenazas a los humedales tienen que ver con el desconocimiento y la falta de valoración por parte de la sociedad de los servicios ambientales que estos brindan a toda la humanidad, lo que provoca la realización de obras de infraestructura vial y canalizaciones sin el adecuado estudio de impacto, contaminación con productos químicos por el mal manejo de los residuos urbanos y pérdida de su biodiversidad debido a su escasa protección ambiental, la pesca y caza indiscriminada y la invasión de especies exóticas”.