El Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica monitorea los volcanes activos de Argentina y también los que compartimos con Chile desde 2016. En total, son 39 los que están activos de los cuales tres están en alerta. ¿Cómo se controlan y cuáles son los riesgos? Desde El Auditor.info dialogamos con Sebastián García, director de la institución que los vigila de cerca.

El Observatorio es un área especializada dentro del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR) que se dedica al estudio y monitoreo de los volcanes activos del país o de algunos países limítrofes, especialmente Chile. En 2015, el volcán Calbuco ubicado en suelo chileno, a 100 kilómetros de la frontera con nuestro país, entró en erupción afectando a varias localidades entre ellas San Carlos de Bariloche, San Martín de los Andes o Villa La Angostura, aunque sus cenizas llegaron hasta la ciudad de Buenos Aires.

En 2012, y a raíz de la erupción del volcán Copahue, las autoridades nacionales decidieron crear este organismo que los vigila. “Somos el observatorio volcánico más joven de Latinoamérica. Argentina, junto con Bolivia, eran los únicos dos países que no monitoreaban teniendo volcanes activos. Todavía está en un proceso de conformación con la contratación de profesionales y con la instalación de las distintas redes de monitoreo”, comentó Sebastián García, director del Observatorio.

Casi 40 volcanes activos

En Argentina hay casi 40 volcanes activos. Son alrededor de 18 los binacionales. El SEGEMAR elaboró un ranking de riesgo volcánico relativo donde se estudiaron todas las estructuras geológicas de este tipo y se les asignó un puntaje en base a cuándo fue su última erupción, cada cuánto tiene erupciones, qué tipo de productos genera y si tiene poblaciones cercanas. “Todo esto nos permite priorizar los estudios y el monitoreo”, comentó el director.

Actualmente hay dos volcanes en alerta técnica amarilla. Uno es el Complejo Volcánico Nevados del Chillán, que está en un proceso eruptivo menor desde el 2017. Está ubicado en territorio chileno a la altura del Norte de Neuquén. La erupción en curso hasta ahora no afectó al territorio argentino "aunque eso podría variar”, advirtió García.

El segundo volcán es el Complejo Volcánico Laguna del Maule, donde instalaron recientemente la nueva red de monitoreo. Está ubicado en la frontera con Chile y sobre el límite de Neuquén y Mendoza. “Es un volcán que tiene respuesta sobre ambas provincias y elevó su nivel de actividad desde junio del año pasado. No hay un pronóstico de que pueda hacer erupción en el corto plazo, pero sí es un volcán que está haciendo algo distinto de su normalidad y potencialmente podría entrar en un proceso eruptivo, así que priorizamos su monitoreo”, indicó García.

Complejo Volcánico Laguna del Maule

El volcán Copahue está en alerta verde, “siempre con algún tipo de actividad. Lidera nuestro ranking de riesgo volcánico porque desde 2016 su última erupción a la actualidad tiene un proceso superficial prácticamente continuo, que hoy día no está afectando nada”.

Red de monitoreo

Desde el Observatorio instalan instrumental de alta tecnología en las inmediaciones de los volcanes activos, donde recolectan información que se transmite en tiempo real hasta el observatorio vulcanológico que está en Buenos Aires. Desde ahí los profesionales procesan esa información y envían las alertas y reportes periódicos a las autoridades de protección civil y a los tres niveles del Estado: nacional, provincial y municipal para que puedan estar atentos. Todos estos datos se publican también en su sitio web.

Si bien las provincias a la fecha no están dando un tratamiento especial, es parte de lo que se está empezando a trabajar a través del Sistema Nacional para la Gestión Integral del Riesgo (SINAGIR). "Venimos trabajando para ir avanzando en esos estudios, mejorando los planes de contingencia, con la idea de mejorar la preparación a futuro”, aseveró García.

¿Cómo es controlar un volcán?

“En todo momento, si el clima nos lo permite, estamos visitando los distintos volcanes para hacer estudios. No solamente desde el punto de vista instrumental, que nos permite hacer el seguimiento diario. A través de la geología, de las rocas que hay en el volcán, podemos estudiar qué es lo que el volcán ha hecho en el pasado y en base a eso podemos generar los mapas de peligro volcánico que nos permite pensar escenarios. Estudiando las erupciones pasadas, podemos intentar aproximar qué es lo que el volcán puede hacer en el futuro. También realizamos muestreos geoquímicos que nos permiten saber cómo está el volcán en profundidad”, informó García.

Mapa de alertas del El Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica

"La erupción del volcán de La Palma, en España, es un ejemplo de los niveles de afectación que pueden tener este tipo de fenómenos. Es necesario estudiarlos y prepararnos, porque no se pueden evitar. El peor escenario es el desconocimiento, el miedo. Hoy estamos mejor preparados, ya hay protocolos sobre cómo las instituciones tienen que actuar ante estos fenómenos, se está monitoreando, trabajando con las defensas civiles, queda mucho trabajo para hacer pero hemos avanzado. Estamos en un buen camino”, finalizó el especialista.