Hasta el 27 de noviembre, el resultado financiero de la Administración Nacional, esto es la diferencia entre ingresos y gastos, arrojó un déficit de 521.515 millones de pesos.

Es que en estos casi once meses los desembolsos totales del Estado ascendieron a $ 1.606.729 millones, mientras que la recaudación fue de $ 1.085.214 millones.

El déficit en cuestión es cinco veces mayor que lo previsto; cuando comenzó 2016, la ley de presupuesto -elaborada por el gobierno saliente- estimaba recursos por $ 1,4 billones y los gastos llegarían a $ 1,5 billones (para cifras exactas, click en Descargue el Monitor). Es decir que, desde el vamos, los cálculos proyectaban un rojo de $ 97.694 millones.

Sin embargo, con el paso del tiempo ambas variables -ingresos y egresos- evolucionaron a distintas velocidades, lo que terminó aumentando el déficit original en un 434 por ciento.

Resultado primario

Otra forma de medir la performance de los números públicos es comparar recaudación y desembolsos, pero excluyendo de la cuenta el pago de los intereses de la deuda pública; lo que se conoce como resultado primario.

Con esta fórmula, a aquel déficit inicial estimado en 97 mil millones de pesos habría que restarle los más de $ 104 mil millones que se ejecutaron en concepto de deuda pública, lo que arroja un superávit de algo más de $ 6.400 millones, que incluso estaban pensados para seguir honrando compromisos contraídos.

Pero, otra vez, la evolución de las variables alteró esos cálculos y, siempre contando hasta el 27 de noviembre, lo que se terminó destinando a los intereses de la deuda pública ascendió casi a $ 158 mil millones. Lo que significa que el resultado primario, según los montos ejecutados, no da superávit, sino un déficit de $ 363.795 millones.

El último mes

Más allá de los números iniciales y los valores ejecutados hasta el 27 de noviembre, la Nación proyectó montos vigentes, que son las cifras con las que espera cerrar el ejercicio 2016.

En ese sentido, la recaudación está estimada en $ 1.495.382 millones, mientras que los gastos previstos ascienden a $ 1.941.124 millones.

Lo que quiere decir que, si se dieran estos cálculos, el resultado financiero vigente sería deficitario en unos $ 445.742 millones. El monto, por sí mismo, supera en más de cuatro veces el rojo que pensó la Nación al inicio del año.

Sin embargo, el déficit registrado en casi once meses completos, aquellos $ 521 mil millones, ya superó en un 17 por ciento el resultado negativo proyectado por la propia Administración, con lo cual la velocidad de crecimiento de este concepto está sobrepasando los valores ejecutados, tanto de recursos percibidos, como de gastos devengados.

Y si a esto se suma la evolución de variables como el aumento de subsidios a la energía por el freno judicial al tarifazo, y el pago de aguinaldos para el sector público -entre otros conceptos-, el mencionado déficit no será definitivo y podrían esperarse valores más altos hacia fin de año