La aparición del Covid-19 con una velocidad supersónica obligó a muchos sectores a adaptarse de la mejor manera posible. A ese ritmo, el mismo al cual crece la cantidad de infectados, debieron implementarse los cambios. Como el que atraviesa el Centro Asistencial porteño Dra. Cecilia Grierson, ubicado en la zona Sur de la Ciudad de Buenos Aires.

“El Ministerio de Salud tomó la decisión de equipar a todo el Grierson con respiradores, monitores multiparamétricos, camas y todo lo necesario para contener la pandemia. Se solicitó a la empresa constructora que estaba a cargo de la ampliación acelerar los tiempos para que nos entregaran las camas de terapia intensiva”, contó a El Auditor.info Marcelo Scodellaro, subgerente Operativo de Gestión Administrativa, Económica y Financiera.

Según informó Scodellaro, habrá 10 camas destinadas a la Unidad de Terapia Intensiva (UTI) y otras nueve para internación de corta estancia o para pacientes en recuperación de Covid-19. Además, están incorporando “profesionales médicos de terapia intensiva, cardiólogos, cirujanos, personal acorde a prestaciones para este tipo de servicios”. Claro que trabajan contrarreloj. A fines de la próxima semana, el Grierson debería contar con todos los recursos.  

El Gobierno porteño instaló una de las 20 Unidades Febriles de Urgencia (UFU) en el Grierson.

Como parte de la transformación, habían vaciado 20 consultorios en los que atendían diferentes especialidades para transformarlos en unidades transitorias de aislamiento con la intención de “que el paciente que debe esperar el resultado del test esté en mejores condiciones. A veces, las esperas son de ocho horas y otras, de un día para el otro”.

El primer mes desde la aparición del coronavirus ayudó a todo el personal. Les dio la posibilidad de identificar acciones o procesos que debían mejorar. A eso, acompañó la suerte de que ningún hisopado realizado entonces diera positivo. “Nos permitió ir adquiriendo experiencia e ir mejorando los cuidados hacia los pacientes, profesionales médicos, administrativos que les toman los datos, custodios que los ingresan y camilleros. No quiere decir que no haya que hacer más correcciones”, precisó Scodellaro.

Así, el Grierson comenzó a recibir el tratamiento de hospital de agudos sin serlo. Frente a eso, no quedo más remedio que adaptarse. “Tratamos de empezar a crear un circuito de ingreso de pacientes y armar protocolos hasta que la Ciudad comenzó a enviar los de Nación. Pero son iguales para todos los hospitales y no es lo mismo uno de agudos que un monovalente o nosotros, que todavía somos un centro de salud, por lo que debíamos adaptarlos e interpretarlos”, marcó.

“Hubo empleados administrativos que fueron licenciados por sus patologías y se retiraron llorando, no querían irse", contó Scodellaro.

Lo que también mostró la pandemia fue la calidad del personal del centro asistencial. Desde médicos hasta enfermeros, pasando por el personal administrativo, de vigilancia y de limpieza. Tener que salir de la casa por seis, ocho o 24 horas en el caso de quienes hacen guardia apareció como un desafío. Muchos, durante el primer mes de pandemia, dejaron de ver a sus hijos, mientras se pusieron al frente, trabajando y cargando sobre sus hombros la tarea de enfrentar al virus.

Hay médicos que decidieron no esperar un decreto o resolución, suspendieron sus vacaciones y se pusieron a trabajar a disposición de la dirección médica. Por ejemplo, hay un jefe de Guardia de día que tiene asignados los viernes y está todos los días”, ejemplificó Scodellaro. Es quien se hizo cargo de la Unidad Febril de Urgencia (UFU) que el Gobierno porteño instaló en el Grierson.

“Administrativos que, por sus patologías, porque tienen asma o diabetes, fueron licenciados se retiraron llorando, no querían irse. Esas son cosas que pegan fuerte realmente”, contó. Según su visión, “es algo que se va a valorar más adelante”.

La intención es destacar lo positivo. “Obviamente, no somos todos divinos y maravillosos. En estos momentos tenemos que estar muy orgullosos de lo que estamos haciendo”, agregó.

Ampliación

De 2009 a 2016, el Grierson fue un centro de salud que atendía de 8 a 18 hs. Cuando se inauguró la guardia, fue parte de una obra de más de 3.000 metros cuadrados, que contempló nuevas oficinas para la Dirección y los administrativo-contable. Ahí, se sumaron ocho consultorios, dos camas de shock room y seis de observación. La filosofía, entonces, era que los pacientes permanecían entre seis y ocho horas: según su complejidad, se daban de alta o se los derivaba a otros hospitales del sistema de salud de la Ciudad o si tenía obra social, a donde ésta definiera.