Pablo Lisotto: “Puerta 12 fue la peor tragedia de la historia del fútbol argentino”
El periodista y autor del libro "Una tarde de junio" repasa mitos y verdades a 56 años de la tragedia ocurrida en el Estadio de River Plate, donde perdieron la vida más de 70 personas.
El periodista Pablo Lisotto escribió el libro Una tarde de junio, donde luego de realizar más de 150 entrevistas a testigos, recorre lo sucedido para desarmar algunos de los mitos que giran en torno a la tragedia que ocurrió en 1968 en la Puerta 12 del Estadio Monumental de River Plate. ¿Qué pasó? ¿Cuántas personas murieron?
“Puerta 12 fue la peor tragedia de la historia del fútbol argentino, no puede pasar desapercibido. El 23 de junio debería ser un día sin fútbol, debería ser recordado como una fecha importante”, comentó Lisotto en diálogo con El Auditor.info.
- Hasta el día de la fecha, no se sabe cuántas personas fallecieron ese día. ¿Qué pasó con el conteo de muertos?
El número oficial es de 71 muertos. Con mi investigación encontré nombres que estaban mal escritos, gente inexistente y nombres que faltaban, de personas que murieron y no estaban en la lista. En el libro hay 74 fallecidos con nombre, apellido y edad. Pero no tengo ninguna duda de que fueron muchos más. Tres testigos, entre ellos dos policías, me aseguraron que murieron más de 200 ese día. No creo que sepamos nunca cuánta gente murió, desgraciadamente, pero algo es seguro: fueron más de 70.
En la placa que está en el Estadio de Boca Juniors pude corregir siete apellidos y nombres que estaban mal escritos. Como el caso de Néstor Galindo y Carlos Cadera, que no existían y eran una sola persona, no dos. Asimismo, hay cuatro nombres que no están en la placa como Julián Feldman, que lo fui siguiendo en los diarios de la época, porque estuvo internado una semana en el Hospital Fernández y encontré la noticia de su muerte en el diario del domingo 30 de junio. O el caso de Delfor Jesús Sueldo que la familia asegura que murió en Puerta 12, sin embargo no está en la lista oficial del Registro Civil.
- ¿Qué pasó ese día? ¿Había molinetes, la puerta estaba cerrada o fue culpa de la represión policial que se vivió afuera?
Fue un conjunto de cosas pero, al siguiente clásico, desde la hinchada cantaban la famosa canción: “No había puerta, no había molinete, era la cana que daba con machete”. En ese sentido, ratificaron lo que afirman muchas de las personas. Yo hablé con más de 150 testigos que ese día fueron a la cancha y me decían que la puerta se abría a las nueve de la mañana y en ningún momento se cerraba. Hasta fines de los ‘90 en el entretiempo, podías acercarte a la cancha de cualquier club y en el segundo tiempo, subir y ver el partido gratis, porque estaba todo abierto.
Aparte cualquier incontinencia de alguien que tenía que irse antes hacía que de ninguna manera la puerta pudiera estar cerrada. Y por otro lado, si hubiera estado cerrada, la hubieran sacado del eje cuando empujaba tanta gente. Judicialmente se comprobó que estaba abierta pero no estaba rebatida para adentro, quedaba un poco de puerta ocupando unos centímetros. También hay una nebulosa con un hecho: es posible que en algún momento la gente haya intentado cerrar la puerta para cuidarse de la policía.
Muchos familiares cuentan que cuando fueron a revisar los cuerpos, muchos tenían marcado en la cara el rombo de la puerta tijera, con lo cual seguramente una parte de la puerta estaba cerrada. Por el motivo que fuere, cedió o se intentó cerrar por los palazos. La puerta nunca estuvo cerrada con candado.
Los molinetes no estaban, no existían en la zona de plateas, pero la gente que recolectaba los molinetes de la entrada, los tiraba al lado de la Puerta 12, donde estaba el depósito donde los guardaban. Era una salida muy desprolija, quienes salían por ahí, tenían para la derecha un murallón de dos metros, para la izquierda los molinetes tirados y adelante la policía. No había manera de salir: o vas para atrás o atravesaban la barrera policial esquivando a los efectivos a caballo. Entrevisté a dos personas que atravesaron las patas de los caballos como podían y les pegaron, pero era eso o ir para atrás. Y los que empezaron a ir para atrás, generaron una presión interna entre los que venían empujando desde arriba para bajar. Los que más sufrieron fueron los del medio, que terminan muriendo de asfixia.
- ¿Cuáles fueron los resultados de la autopsia de los fallecidos?
El juez de la causa, Oscar Hermelo, en un gesto de “humanidad” con las familias decidió liberar todos los cuerpos, entonces no se hicieron autopsias. Por lo cual, no se sabe si murieron por un tiro, por un palazo, por un golpe, por asfixia, por un cuchillazo, no sabemos cómo murió la gente. Muchas personas no reconocieron a sus familiares ya que estaban morados por la asfixia, pero oficialmente no se sabe cómo murió cada uno porque no hicieron autopsias, una vergüenza que forma parte del ocultamiento. Claramente hubo un intento de ocultar el asunto y desviar el foco de investigación. Nadie hizo foco en la responsabilidad policial.
- La salida caótica, mucha gente, la represión policial: ¿eran frecuentes?
Hay muchas cosas que se cuentan de Puerta 12 como si hubieran sido únicas. Era frecuente que la hinchada saliera apretujada y apurada. Y en el mismo sentido, la represión policial era parte del folklore, los visitantes se iban de la cancha corridos por la policía. Dijeron que cantaron la marcha peronista, y como estaba proscrita, generó que la policía reprimiera. Pero siempre se cantaba en ámbitos públicos populares porque era imposible identificar quién cantaba, era siempre así.
También, se dice que River vendió entradas por demás y era normal que un señor adulto entrara con 8, 9 niños diciendo que eran sus hijos. Y estaban todos de pie y era habitual que súper clásicos de esa época. Se cuenta como si hubiera pasado solamente el día de Puerta 12 y pasaba todos los fines de semana en cualquier cancha, era mucho más masivo el fútbol, más descuidado.
Se dice que la escalera estaba húmeda, porque la gente orinaba ahí, pero eso era siempre así, era un asco todo el tiempo. Y es cierto, puede estar resbalosa, podría estar oscura, pero nunca pasó ni antes ni después algo tan grave. Al año siguiente, Boca fue campeón en el Monumental y no hubo problemas. No es que había un tema de violencia, de rivalidad, al contrario. Era una época en la que la gente iba a ver cualquier partido de fútbol, y la popular visitante, la Centenario Alta, era la más barata. Fue un desastre que lo sufrieron todos y no solo los hinchas de Boca, fue a la altura de Cromañón. Fue dramático como lo vivió la sociedad en su momento.
- ¿La represión fue un factor determinante?
La policía de Onganía era muy violenta, era de golpear, de imponerse con violencia y los caballos con los sablazos que pegaban desde arriba eran muy jodidos. Había una presencia policial fuerte y había una idea del gobierno de erradicar el fenómeno de las barras bravas que estaba empezando a surgir fuerte en el fútbol argentino, con la barra de Boca como principal exponente.
Los que estaban en esa época en la barra de Boca, cuentan que en ese contexto de policía violenta los únicos que le hacían frente a la policía eran la barra de Boca y la policía les tenía bronca. Había bronca contenida porque la barra les hacía frente y se agarraban todos los domingos en La Boca, en la cancha de Independiente, en la cancha de River. Se fue haciendo un caldo de cultivo que, tal vez, eclosionó el día.
La barra de Boca, cuando estaba saliendo ese día, vio desde arriba que la policía iba a la Puerta 12 a buscarlos y decidieron salir por otro lado. Entonces, la policía que iba a reprimir termina castigando y termina matando a gente que tal vez no había ido nunca a la cancha. Muchos chicos que mueren era la primera vez que iban a un estadio de fútbol. Por otro lado, la policía nunca estuvo capacitada para grandes eventos y menos en el fútbol. En ese entonces, eran chicos jóvenes que terminaban el servicio militar obligatorio y los fines de semana hacían unos pesos adicionales en los partidos de fútbol, pero eran jóvenes sin experiencia. Se juntó todo eso para que sea un desastre.
Y como era normal que la policía se fuera corriendo a los visitantes, la mayoría que vio el problema lo consideró que era un día más y se fueron como si nada. Se enteraron en sus casas de la masacre que fue.
- ¿Esta tragedia cambió la seguridad en los estadios o eso vino años después?
No, si bien a la semana la Municipalidad revisó un poco mejor y la cancha de Boca junto con la de Estudiantes fueron clausuradas en un sector de populares porque no tenían los paravalanchas que sirven para frenar la marea humana. Pero por ejemplo, la escalera de Puerta 12 sigue siendo exactamente igual de la puerta para adentro, la puerta cambió y ahora es un portón que se levanta para arriba, en vez de para el costado.
Lo único que agregaron, años después, fue un pasamanos en el medio, porque era una escalera demasiado amplia, de 4 metros de ancho. Pero nada más. Para mí no cambió mucho a nivel seguridad, de hecho creo que hay pequeños milagros que evitan que haya tragedias todos los fines de semana, no solo en las canchas de fútbol, en cualquier ámbito. Pasó la tragedia de Once, que se veía venir. Desgraciadamente somos hijos del rigor.
Más adelante llegó la Ley del Deporte o Ley De la Rúa, que poco se aplica, y el programa Tribuna Segura, pero son más recientes en el tiempo.
- ¿Ocurrieron otras tragedias parecidas después de Puerta 12?
Hace poco hubo una puerta que cedió en la popular de Newell 's All Boys. El público quería pasar a la platea, empezaron a pisotearse unos con otros, por la presión de los de atrás y no murió nadie de milagro. Lo más evidente fue hace dos años en La Plata, cuando jugó Gimnasia y Boca, y hubo una represión policial gigantesca afuera, en el bosque, donde murió una persona. Tiraron gases que entraron al estadio, la gente se empezó a desesperar y la dirigencia de Gimnasia abrió las puertas de las tribunas al campo de juego. Eso fue como Puerta 12, pero sin techo al aire libre. Porque en la desesperación la gente no sabía si era más seguro dentro de la cancha con los gases, o afuera con las balas de goma. La lucidez dirigencial y la serenidad de los hinchas evitó una tragedia grande.