A finales de marzo, la Agencia de Protección Ambiental (APrA) realizó un relevamiento de los parámetros de contaminación atmosférica en la Ciudad de Buenos Aires durante los primeros días del inicio de la cuarentena hasta finales de mes. En ese tiempo, los gases contaminantes se redujeron a la mitad debido, sobre todo, a la menor circulación vehicular

Eduardo Macchiavelli, secretario de Ambiente de la Ciudad, destacó la importancia de "disminuir el uso de medios de transporte es la salida para mejorar la calidad de aire de las grandes ciudades. El reemplazo de este tipo de vehículos deberá ser una de las grandes acciones que habrá que mantener una vez que hayamos podido superar la pandemia", sostuvo en comunicación con El Auditor.info.

En relación al mismo período de 2019, los valores de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno totales, dióxido de nitrógeno y material particulado menor a 10 micrones bajaron en un 50% aproximadamente. El promedio se dio en todas las mediciones realizadas en las distintas estaciones de control atmosférico ubicadas en el barrio de La Boca; la intersección entre Rodríguez Peña y Avenida Córdoba y Parque Centenario.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la contaminación del aire representa un importante riesgo ambiental para la salud. Si se disminuye puede ayudar a reducir la tasa de muertes vinculadas a accidentes cerebrovasculares, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, como el asma, entre otras enfermedades. Se calcula que la polución del aire provoca 8,8 millones de fallecimientos cada año.

Los valores recolectados por la Agencia fueron inferiores que los establecidos por la OMS. Por ejemplo, de material particulado menor a 10 micrones fue durante todo el tiempo analizado inferior a 26 ug/m3, mientras que el nivel guía es de 50 ug/m3. También el monóxido de carbono fue menor a 1,4 PPM y el sugerido por Organización es de 26 PPM.

Del mismo modo, el valor promedio horario para el dióxido de nitrógeno estuvo debajo de 29 PPB y, lo dispuesto por el ente de Naciones Unidas, es de 106 PPB.

La directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente señaló que la mejora "es solo temporal"

Por su parte, el óxido de nitrógeno es el que "mayor impacto tiene sobre la salud y el ecosistema", remarcaron desde APrA. Este contaminante gaseoso es generado por la quema de combustibles fósiles a altas temperatura y permanece en la atmósfera menos de un día antes de depositarse sobre el suelo o reaccionar con otros gases. Su medición en estos días fue de 20 PPB, inferior a los valores promedio de la Ciudad.

La Agencia informó que la calidad del aire en CABA está mejorando no solo por el aislamiento obligatorio sino también "a partir de las acciones que se desarrollaron en los últimos años" entre las que se encuentran "la creación de áreas ambientales (Microcentro, Retiro, Tribunales y Corrientes Peatonal), el desarrollo del programa EcoBici, las redes de Metrobús y el Paseo del Bajo".

Sin embargo, en las horas previas al anuncio del Gobierno nacional sobre la cuarentena obligatoria "se registró un marcado aumento de todas las emisiones debido a que los vecinos salieron a hacer compras y ultimar detalles antes de las 12 de la noche", subrayaron y destacaron la posibilidad de repetir pronto las mediciones. Esta tendencia volverá a verse al levantarse el aislamiento y retomar la vida normal.

Otras ciudades de la Argentina y países de mundo con confinamiento también registraron una mejora en la calidad del aire. Tales son los casos de Italia, España, Francia y China, donde las emisiones se redujeron un 25%.

Esta optimización no significa un avance en la lucha contra el cambio climático. Cuando la cuarentena termine, los gobiernos reactivarán sus economías, y con ello volverán los índices normales de contaminación atmosférica. Tanto es así que Inger Andersen, la directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente, coincidió con que esta situación "es solo temporal" y remarcó la necesidad de construir economías sostenibles.

"Cualquier impacto ambiental positivo después de esta aborrecible pandemia debe comenzar por el cambio de nuestros hábitos de producción y consumo hacia modelos más limpios y sostenibles. Solo las transformaciones sistémicas a largo plazo cambiarán la trayectoria de los niveles de CO2 en la atmósfera", expresó Andersen y agregó: "En el período postcrisis, cuando se diseñen paquetes estímulo económico que incluyan infraestructuras, existirá una oportunidad real de satisfacer esa demanda con planes sustentables de inversiones en energía renovable, edificios inteligentes, transporte público limpio, entre otros".